Con mucha pena y poca gloria pasaron los festejos oficiales de los ciento cincuenta años de la impresión en los talleres de los hermanos Gaitán de María, el primer hito internacional de la novelística colombiana. En líneas gruesas, los artículos de prensa y los ensayos académicos publicados en el marco de la efeméride refrendaron la lectura tradicional que de la obra de Jorge Isaacs se ha hecho: detener la mirada casi exclusivamente en la nostalgia del relato del infeliz idilio de los dos adolescentes y señalar su parentesco retórico con las ficciones del romanticismo francés.Si bien dicho acercamiento subraya algunas facetas del libro, a fuerza de repetirse una y otra vez soslaya aristas y vetas quizá más sugestivas e interesantes. El papel de la crítica es el de interrogar con renovada curiosidad las cimas del canon literario y no el de custodiar fósiles solo atractivos para los roedores de biblioteca. En Jorge Isaacs y María ante el proceso de secularización en Colombia (Universidad Nacional, 2016), el docente Iván Padilla Chasing reconstruye en las 250 páginas del volumen las disputas partidistas y las reyertas culturales vividas por la Nueva Granada en el momento de la redacción de la novela. Ajeno a los estudios temáticos, el ensayo procura resaltar el sistema axiológico y discursivo del que se valió el vallecaucano para dar cuenta de la crisis de la conciencia nacional desatada por las reformas liberales puestas en marcha en el gobierno de José Hilario López y profundizadas a todo vapor en la asamblea constitucional de Rionegro.

Muy pronto María cosechó los elogios de la élite letrada santafereña agrupada en El Mosaico. En la lista de sus primeros comentadores aparecen José María Vergara y Vergara y Miguel Antonio Caro, mariscales del pensamiento tradicionista colombiano. En poco tiempo el libro superó los lindes nacionales y con varios tirajes se transformó en un fenómeno cultural al grado de recibir en México el rótulo de “María, novela americana”. ¿Qué rasgos del alma latinoamericana incluye el autor en la obra para que se produzca semejante fervor?Padilla Chasing vuelve esta pregunta la brújula del trabajo investigativo y después de una juiciosa labor de archivo propone una tesis divorciada del punto de vista estetizante y ahistórico. Leer María a la luz de los dilemas sociales de su época le abre el camino al ensayista para atisbar su complejidad estructural e ideológica e identificar el epicentro del universo ficcional de Isaacs: las creencias y los modos de vida del catolicismo hispánico. En efecto, si en detalle se revisa la literatura del periodo se nota de inmediato el grande malestar ocasionado por las medidas secularizantes de los gobiernos de los Estados Unidos de Colombia (1863-1886): la educación laica y las leyes de tuición. En dos años (1866-1867) llegan a las manos de los lectores tres textos que a pesar de sus diferencias de estilo apuntalan la urgencia de corregir el rumbo y crear una república cristiana, idea bebida por los letrados locales en las cuartillas de El genio del cristianismo, de Chateaubriand: Martín Flores, de José María Samper; Historia de la literatura de la Nueva Granada, de José María Vergara; y María, desde luego.Ejercicios críticos del talante de Jorge Isaacs y María ante el proceso de secularización en Colombia le insuflan aliento a los libros canónicos al asumirlos en su naturaleza de piezas vivas de la cultura y no momificarlos con la jerga latosa de la academia.