Cuando José Félix Patiño celebró su primera comunión, el doctor Rafael Martínez Briceño, un médico obseso con la literatura y dueño de una de las bibliotecas más bellas de Colombia, le regaló su primer texto serio: El libro de las tierras vírgenes de Rudyard Kipling. Varios años después, cuando el doctor Martínez estaba al final de su vida, comenzó a vender su biblioteca. En ese entonces, José Patiño era rector de la Universidad Nacional y, preocupado por el destino de la colección, propuso a Martínez comprársela para así preservarla. Lamentablemente, el viejo doctor no estaba bien de la cabeza: la propuesta no se concretó y un sobrino suyo terminó dilapidando la colección. Antes de eso, sin embargo,  Patiño alcanzó a comprarle la primera edición en español de La Historia natural de Cayo Plinio Segundo, impresa en 1629, una de las joyas que recientemente donó a la Biblioteca Central de la Universidad Nacional. Patiño, médico cirujano de 88 años, es uno de los rectores de la universidad más recordados por un cambio estructural conocido como “la reforma Patiño”, que realizó hace cincuenta años y que cambió por completo la universidad. Entre 1964  y 1966, decidió transformar la institución de un lugar donde solo se iba a recibir clases a un espacio en el que hubiera una vida universitaria, que permitiera a sus estudiantes tener acceso a la cultura y a espacios de formación y discusión más allá de las aulas. “Cuando llegué a la rectoría encontré que había 27 facultades que no se entendían las unas con las otras. Eran como reinos independientes, tenían fosos con tiburones para que nadie fuera a acercarse. Además, no había vida universitaria, la gente solo iba a clases y ya”, cuenta Patiño. Entre los cambios que implementó estuvieron trasladar el Conservatorio Nacional y la Escuela de Artes del barrio Santa Clara a la Ciudad Universitaria, subirles el salario a los profesores, promocionar eventos culturales como conciertos, obras de teatro y carnavales y construir varios edificios como la Biblioteca Central, donde se guardará en el cuarto piso su colección. Los primeros libros que formaron su biblioteca fueron los tomos ilustrados de medicina para niños de la colección Araluce y la enciclopedia infantil El tesoro de la juventud. De a poco fue agregando ejemplares, sobre todo de medicina, filosofía, biología y estudios del cosmos. Pero su pasión por la literatura lo motivó a conseguir libros raros y únicos. Entre ellos tiene la obra completa de Fray Bartolomé de las Casas firmada por Santander, varios volúmenes pertenecientes al expresidente José Hilario López, todos los tomos de la expedición botánica de Colombia y los otros países de la región y la primera edición de las obras completas de Shakespeare, de Cambridge, cuya tapa es de madera. Además, tiene la colección completa de la revista La nueva frontera y el semanario Política y algo más, creados por el expresidente Carlos Lleras Restrepo.

  Primera edición de las obras completas de Shakespeare. Patiño, al igual que su padre, estudió medicina. Alcanzó a cursar cuatro semestres en la Nacional, pero debido a los acontecimientos del 9 de abril de 1948  se trasladó a Yale, adonde estuvo diez años y se graduó con tesis laureada. Allí se impresionó con la oferta cultural y la vida universitaria que había en el campus. Precisamente eso fue lo que buscó implementar en la Nacional cuando fue nombrado rector en el gobierno del conservador Guillermo León Valencia. Al principio tuvo mucha resistencia por parte de los estudiantes y los profesores. Patiño cuenta que cuando llegó “venía graduado de Yale, nadie me conocía porque me la pasaba en la facultad de medicina en el sur y les propuse: vamos a hacer aquí una gran universidad, con plata del gobierno de los Estados Unidos, de las fundaciones estadounidense y del Banco Interamericano de Desarrollo. Pues dijeron: este debe ser un tipo de la CIA que vienen a entregarle la universidad al imperialismo”. Pero Patiño cuenta que implementó la política del dialogo y de a poco, junto con los líderes estudiantiles y los profesores, fue ejecutando la reforma. Además recibió el apoyo de personas como el ingeniero, político y humanista Enrique Vargas Ramírez, el médico Rafael Casas Morales, la crítica de arte y escritora Marta Traba  y el cura Camilo Torres Restrepo, quienes le ayudaron a darle forma a su plan de hacer que la universidad será una vivencia cultural enmarcada en un espacio de discusión y formación. Aparte de médico, pensador y literato, José Félix Patiño es melómano. Desde muy pequeño ha sentido gusto por la música clásica, sobre todo por la ópera. Su donación de dos mil discos incluye las más de 200 grabaciones de María Callas. Él afirma ser un gran fanático de esta mujer considerada como la mejor soprano de la historia y la persona que le dio dramatismo a la interpretación de la ópera. Patiño cuenta que mientras estaba en Yale, un sábado por la mañana hizo una larga fila en el almacén del campus para comprar un disco de Callas. Cuando fue a su cuarto y lo escuchó, se dijo para sí mismo: “esta voz en tan patológicamente bella que nunca podrá ser igualada”. Patiño pudo ver la primera presentación que la soprano hizo en el Metropolitan de Nueva York y cuenta que compró entradas para toda la temporada, “pero claro, desde el gallinero y viendo con binoculares”. Su pasión por esta cantante es tan grande que hace unos años escribió María Callas, la divina, prima donna assoluta, la voz de oro del siglo, un libro que repasa la carrera de la soprano desde el conservatorio de Grecia hasta su última presentación en Japón.

 Óleo colgado en la Academia Nacional de Medicina. Esta entrega está catalogada como la donación particular más importante en la historia de la universidad. Para conmemorar la vida y carrera de José Félix Patiño, se dará un concierto el viernes 29 de mayo a las tres de la tarde en el Teatro León de Grieff, donde participarán Valeriano Lachas junto con la Orquesta del Conservatorio de Música dirigida por Alejandro Roca. Con esto, Patiño dice que se puede morir tranquilo sabiendo que su colección quedará intacta en la universidad que ayudo a construir. Vea También Los libros de... Piedad Bonnett Los libros de... Florence Thomas