Suave neblina sobre la colinaSuave neblina sobre la colina;no habrá mañana tormenta.No; el día se ha cansado de llorar,ya agotó su reserva de callada tristeza.Oh, he vuelto a los días de mi infancia,de nuevo soy una niña;y bajo el techo paterno que me abriga,junto a la vieja puerta de la entrada,miro caer esta tarde nubosa,tras un día de lluvia.Neblinas azules, dulces neblinas de veranoempañan las montañas a lo lejos.La humedad impregna la alta hierba verde,espesa como lágrimas en la mañana;y pasan como en sueños vaharadas de fraganciasque recuerdan otros tiempos.Vendré cuando estés tristeVendré cuando estés triste,sola en la oscura habitación;cuando el loco júbilo del día se desvanezca,y se disipe la sonriente alegríade las frías tinieblas de la noche.Vendré cuando en tu corazónreine la emoción más pura,y mi influjo, deslizándose en ti,haciendo más honda la pena, helando la alegría,arrase tu alma.Oye, esta es la hora,tu terrible momento.¿No sientes sobre tu almarodar un flujo de raras sensaciones,anuncio de un poder más fuerte,heraldos míos?EstrofasAun censurada, siempre regresoa los viejos sentimientos que nacieron conmigo.Abandono la búsqueda agitada de riquezas,los vanos sueños que nunca ocurrirán.Ya no busco más la región de las sombras.Monótona se expande su estéril vastedad,y legión tras legión se alzan mis visionesy me acercan, qué extraño, el mundo irreal.Caminaré, mas no sobre viejas huellas heroicas,no por los senderos de la alta moralidady no entre rostros inciertos,nebulosas formas del rancio pasado.Caminaré adonde mi naturaleza me lleve,pues me humillaría elegir otro guía.Allí donde pastan entre helechos los grises rebaños,allí, a la montaña, donde brama el viento salvaje.¿Qué importantes secretos revelan los montes solitarios?Gloria y aflicción inenarrables.La Tierra, al despertar el corazón humano,une ambos mundos, el Cielo y el Infierno.Le puede interesar: ‘En tierra, el pájaro olvida cantar‘: tres poemas de Luisa Fernanda Trujillo