El auge de la novela gráfica ha ido haciendo sombra a un tipo de narración que hace parte de su origen, de su sintaxis mínima y de su historia: la tira cómica. En su afán por ser reconocidos como una forma de arte, los cómics y las historietas han terminado revestidos con el traje de la novela gráfica y, apoyándose en frases publicitarias, repiten, sacando pecho, que pueden contar cualquier tipo de historias y agregan, a cada tanto, que también están dirigidos a un público adulto (como si quisieran zafarse del espíritu infantil y divertido, dejar de una vez por todas la última fila de la prensa escrita). La tiras cómicas son esas secuencias de viñetas que aparecen, cada vez menos, en la última fila de los medios impresos. Nacieron como una forma de dar respiro a la información que se presentaba en los periódicos. La tira cómica, como se sabe, es un tipo de historieta que apunta a divertir al lector, que se puede emparentar con el microrrelato o el cuento corto de la literatura. Los diarios, las revistas y, recientemente, diversas páginas de internet son el lugar de estas dosis de humor en medio de viñetas. Tom Gauld (Aberdeenshire, Escocia, 1976) es uno de los dibujantes que mantiene a flote esa tradición de las tiras cómicas. Popularizadas durante el siglo XX —con autores como Quino y su Mafalda, Charles M. Schulz con su encantadora tira Peanuts, así como Bill Watterson y su enérgica e imaginativa Calvin y Hobbes—, las tiras cómicas ahora han encontrado un asidero renovador en Gauld y artistas como Liniers y sus Macanudos, los trampantojos literarios de Max (Francesc Capdevila) y los cómics sobre libros de Grand Snider.
Tira cómica de Gould incluida en la antología En la cocina con Kafka. Ed. Salamandra.El dibujante británico, influenciado en parte por la sensacional serie The Far Side de Gary Larson, ha ido gestando una carrera que se mueve entre varios lugares: las tiras que saca periódicamente para medios como The Guardian, New Scientist y The New York Times, la ilustración, la edición de minicómics y un par de novelas gráficas que hablan, sobre todo, de la soledad y la incomunicación a través de viajes imposibles a planetas donde abunda el silencio. Una de ellas, Un policía en la Luna, narra la historia del último de los habitantes de una fallida colonia lunar. Otra, su imperdible reinterpretación de Goliat, le siembra una paradoja al relato bíblico y muestra, a través de viñetas, un pliegue adicional de esa historia. Tom Gauld creció en la década de los ochenta. En esa etapa se desarrolló su afición por la ciencia ficción y la literatura (intereses que fue fragmentando en sus viñetas a través de homenajes y reescrituras). Desde allí construyó historias donde habitan robots y monstruos gigantes que tienen nostalgia, en muchos casos, por un futuro que no ha sido. Todo porque ese futuro que se imaginaba en sus años de formación, con autos voladores y viajes espaciales, había sido cancelado.
Tira cómica de Gould incluida en la antología En la cocina con Kafka. Ed. Salamandra.En el libro En la cocina con Kafka, editado al español por Salamandra Graphic, aparecen agrupadas algunas de sus tiras cómicas, donde Gauld cruza diálogos e intercambios entre la cultura pop, la literatura, la ciencia, los escritores y las bibliotecas, con un desfile de pequeñas dosis de humor e ironía. En estas páginas, además, están vertidos posibles finales y adaptaciones literarias, un fallido laboratorio de cómic, las dificultades de una escuela de escritura creativa, supuestas innovaciones prácticas para escritores modernos, métodos, manuales e ideas para la creación de novelas y libros de poesía, variaciones de héroes, posibles tramas y heroínas para libros nunca escritos. Esta recopilación se suma a Todo el mundo tiene envidia de mi mochila voladora, donde Gauld hace una sutil parodia al corsé del mundo literario, emparentándolo con las modas y los vicios de los lectores actuales, desdibujando la supuesta complejidad de la alta cultura e impregnándola del lenguaje de la cultura popular.Tom Gauld ha ido creando un estilo reconocible no solo para sus tiras sino para su trabajo en general. El juego con los colores, los detalles minimalistas, el manejo magistral de los silencios y su ritmo pausado —producto de su efectivo trazo sin estridencias gráficas— han hecho que las tiras cómicas no solo salgan de la última fila, sino que sean el futuro que el autor alguna vez soñó.
En la cocina con KafkaTom GauldSalamandra Graphic160 páginas