Cuando uno piensa en Boyacá, probablemente, lo primero que viene a la cabeza es: “en una vereda de Velandia del Municipio de Saboyá, una cucharita e hueso me regalaron por amistad”. Luego de eso, una imagen de Nairo sobre su bicicleta y, de pronto, una que otra arepita boyacense. Y no está mal. De hecho, todos estos son elementos esenciales en el acervo patrimonial del departamento, sin embargo, no son los únicos. Esta región –que genera el seis por ciento del PIB agropecuario Nacional y el 14 por ciento del PIB departamental- es considerada una de los más agrícolas del país, fue clave en el desarrollo de Colombia y actualmente es una de sus principales exponentes culturales.Boyacá tiene 123 municipios, entre los cuales, se destacan sus tres grandes ciudades Tunja, Duitama y Sogamoso. El departamento está organizado en trece provincias y dos distritos especiales que van desde el extremo occidente, donde se producen las mejores esmeraldas del mundo, hasta el oriente, en frontera con Venezuela. Sus tierras fueron habitadas por muiscas, pero luego de la llegada de los españoles, en 1537, quedaron reducidas a otro de los anexos de La Nueva Granada.Casi tres siglos después, Simón Bolívar la convirtió en la tierra de la libertad y fue escenario de las decisivas batallas del Pantano de Vargas y de la del Puente de Boyacá.La región, con el paso de los años, se convirtió en la gran despensa del país y forjó elementos tan propios como las canastas de mimbre y las ruanas.Hoy, el departamento sobresale por el empuje de su gente. De acuerdo al Plan de Desarrollo de Boyacá, su Producto Interno Bruto (PIB) es de 756.152 mil millones, que corresponde a un 2,8 por ciento del nacional. Y uno de sus bastiones es el turismo.SEMANA hizo una selección de paisajes, gastronomía y artesanías que alguien no debería dejar de ver si visita al departamento. No es sencillo hacer una selección. Con ver las colinas entapetadas de plantaciones, los balconcitos colgando de las casas coloniales, las lagunas que alguna vez pertenecieron a los muiscas o las noches estrelladas, es claro que existe un universo de lugares por explorar en Boyacá. Sin embargo, hay algunos que definitivamente son imperdibles.Valle de Tenza:Es una de las regiones limítrofes con Cundinamarca. Históricamente se conoce porque en su territorio se encuentra la Represa de Chivor, una de las más importantes del país. Entre los lugares más bellos del Valle están Tenza, Sutatenza y Macanal.De acuerdo a Eivar Algarra, operador turístico de la región, uno de los encantos de la zona es que es punto de llegada de alrededor de 350 especies de aves. Y afirma: “La diversidad es enorme. Muchas especies de aves vienen aquí desde el Amazonas. Además, tenemos casi 128 especies de orquídeas distintas”.Uno de los datos curiosos es que el Valle está junto a uno de los embalses que mayor energía provee al país, por lo tanto, sus vías están construidas con un sistema de túneles que atraviesan las montañas y las quebradas que yacen sobre ellas.Su clima, predominantemente templado, permite la producción de café. Una de las organizaciones que lidera es la Asociación de Productos de Café, conformada por caficultores asociados en miras de producir y posicionar el producto del Valle del Tenza. Jose Vargas, representante legal de la Asociación, dice que “solo tenemos una cosecha al año y esta cosecha empieza a recolectar entre noviembre y diciembre. Para este año vamos con la tercera producción, es decir, 50 cargas de café (o sea 6.000 kilos)”.Firavitoba: Está ubicado en la Provincia de Sugamuxi y es una de las joyas arquitectónicas de Boyacá, pues tiene el tercer templo más grande de Colombia: el templo de Nuestra Señora de las Nieves.Germán Montoya Rodríguez, secretario de Cultura de Firavitoba, asegura que la construcción de la iglesia tardó 86 años y que los planos los trajeron de Italia. Tiempo después, Firavitoba, que significa “tierra de nubes”, también se destacaría por ser uno de los mayores productores de leche, tener los mejores amasijos del país y ser famosa por “la ruta de la carne”: una vía con más de 40 asaderos entre este municipio y Sogamoso.Uno de los ejes económicos de la región también es la producción de ruanas. Alicia Camargo, una campesina que desde hace 60 años hila lana, asegura que por cada huso hay dos libras y media de lana, es decir, casi 12.000 pesos. Sumado a ello, la elaboración de bufandas y sacos, hacen del municipio un lugar para visitar. Iza:También es uno de los 13 municipios en la Provincia de Sugamauxi. Al igual que Firavitoba, se considera patrimonio arquitectónico por sus casas coloniales. Iza, que significa “noche”, era originalmente un asentamiento indígena que tras la conquista desapareció. Ahora, sobresale por ser un lugar de paso para tomarse un descanso y perderse entre la historia. Tibasosa:En el centro oriente de Boyacá, se ubica este municipio productor de feijoas. Desde dulces hasta postres, este lugar ofrece una extensa gastronomía basada en esta fruta. Sin embargo, también sobresale por ser una especie un matriarcado, pues allí murió María Raquel Puentes, la primera alcaldesa de Colombia. Y muchos de sus cargos importantes los han desempeñado mujeres. Tibasosa está a 54 kilómetros de Tunja y se considera como uno de los pueblos más visitados de Boyacá. Paipa

Es uno de los municipios más turísticos gracias a su oferta hotelera e histórica. Por un lado, hay un complejo de hoteles y termales que funcionan como áreas de descanso y que se ubican cerca al Lago Sochagota. Por otro lado, está el Monumento al Pantano de Vargas, de Rodrigo Arenas Betancur, que tiene un peso de 2.000 toneladas y que es el más grande de Colombia. También está la Hacienda Museo Del Salitre, que a la vez es hotel, declarada monumento nacional en 1974.Sin embargo, lo más importante si alguien pasa por este municipio es que no puede dejar de probar el queso paipa. Con un tiempo de maduración entre 20 y 25 días, es el único queso de origen colombiano y representa ingresos importantes para todo el país. Este departamento, incrustado entre montañas, es más que carranga y pola. Tiene costumbres que se extienden a su comida, arquitectura, artesanía y, especialmente, un valor histórico invaluable. La tierrita de la papa también es espacio de cultura y de aprendizaje.