Colombia hace parte de los casi 50 países que han roto sus relaciones con Venezuela y con el régimen de Nicolás Maduro. Sin embargo, estos dos países comparten una frontera y varios elementos en común que afectan las relaciones sociales, políticas y económicas de ambas naciones.  Con este panorama se hace necesario encontrar un canal de comunicación que permita mantener un dialogo constante para tratar temas como la migración o el control de la pandemia. Si bien es poco probable encontrar espacios tradicionales, el Gobierno puede recurrir a elementos creativos para no sacrificar los interés y las vidas en juego de colombianos y venezolanos.  Recientemente se denunció el abandono y algunos actos de vandalismo contra la sede del consulado venezolano en Bogotá, ante estas denuncias la cancillería declaró que Colombia no tiene ningún deber de proteger las instalaciones. Este episodio puede considerarse como un reflejo de las relaciones entre ambos países y como una muestra de la imposibilidad de recurrir a las conversaciones diplomáticas.