El cambio que ha tenido el espacio de la oficina en los últimos meses no tiene precedentes. Pasar del modo vivencial al virtual ha sido duro y aún muchos colaboradores se encuentran en proceso de adaptación y aceptación de esa nueva realidad que impuso la pandemia. Uno de los principales problemas de la virtualidad es la comunicación. Por un lado, la gente ya no está en ese espacio donde antes, por la cercanía, podía escuchar las conversaciones de los demás y enterarse de lo que pasaba en la empresa. Y, por otro, aunque hay herramientas muy sofisticadas para hacer reuniones de trabajo, los psicólogos dicen que parte de la comunicación no verbal se pierde por esta vía.
Hay muchas estregias importantes para caminar en medio de la incertidumbre. Es importante, por ejemplo, que el líder sepa manejar las emociones personales que se exacerban en estos momentos ante el riesgo de perder el trabajo y ante la misma amenaza del virus. También es importante la motivación, pues a pesar de que lo anterior puede calar en el desánimo de la tropa, la situación es más difícil en estos momentos y es cuando una empresa necesita de la mayor colaboración de sus empleados. Pero de todas, en este momento la más importante es la manera como el jefe se comunica con su grupo. Eso de debe a que la distancia real puede afectar dicho proceso. Algunos colaboradores señalan hoy que se sienten desconectados y sin información esencial para cumplir su trabajo. En algunos casos esa falta de interacción adecuada lleva a procesos más largos, a equívocos o, incluso, a omisiones que pueden perjudicar al grupo. Para evitar que esta herramienta, una de las más importantes para sacar a flote los objetivos de los equipos, se afecte, el líder debe actuar y pensar en la mejor manera de llevar el mensaje. Parte de la comunicación está en escuchar. Y el feedback o retroalimentación es ese arte de hablar y escuchar con atención. Es una habilidad que se desarrolla con la experiencia e implica escuchar de manera activa, tomar el tiempo para analizar y posteriormente pensar en la mejor solución posible para mejorar lo que se está discutiendo.
Puede llevar críticas positivas y comentarios que permitan ver lo que cada uno puede cambiar para mejorar sus resultados y su foco. Según Sonia Caldas, del equipo de Open Mind C&D, la retroalimentación es una de las habilidades más importantes que juegan en pro o en contra del ejercicio de liderazgo ahora mismo.
Caldas reporta que tras un sondeo hecho por su firma en los últimos tres meses entre un grupo de líderes en toda Latinoamérica, encontró que aquellos que han logrado sostener conversaciones significativas con su gente, mejoraron su reputación, resultados y la integración del equipo. “Mientras que aquellos que han decidido huir de las conversaciones o actuar con viejos hábitos de liderazgo usados antes de la COVID-19 han reportado problemas que han comenzado a escalar en su organización”, dice. Es tan importante saberla dar como recibirla, pues de eso dependerá construir un ambiente creativo saludable y fomentar en el equipo tres grandes objetivos: la productividad, el compromiso y los buenos resultados. Otra ventaja es que ayuda en el liderazgo porque crea un panorama claro de lo que cada cual necesita y eso aumenta la transparencia al interior de los equipos. Así mismo, ayuda a agilizar los procesos pues si todo el mundo comparte lo que necesita cada cual se optimizará el trabajo y los objetivos se cumplirán en menor tiempo. Otros de los beneficios de tener esta habilidad bien afilada es que el grupo evita errores, se construyen mejores relaciones entre los miembros del equipo y cada cual sale fortalecido en lo personal porque hay más crecimiento profesional. Para hacerlo bien lo principal es evitar que la comunicación suene como un juicio o una sentencia. Es mucho mejor motivar a las personas mostrándoles cómo pueden mejorar que lo contario. También debe ser claro y específico y darle tiempo a la gente para que entiendan y oportunidad de que ellos tambien hablen. Es importante tener otros puntos de vista. Los expertos recomiendan además dejar que el grupo sea parte del proceso de solución del problema y en todo momento el papel del líder debe ser el de hacer preguntas, no solo para asegurarse de que sus colaboradores entendieron el mensaje, sino que están pensando en cómo solucionarlo. ¡Hablemos! Según Sonia Caldas, del equipo Open Mind C&D, estas son algunas pautas que todo líder debe tener en cuenta para procurar hablar claro con su equipo y recibir de ellos retroalimentación.
Crear sesiones de retroalimentación donde las personas se sientan seguras y realmente acompañadas por su líder. Crear un verdadero ambiente de confianza entre el líder y su equipo de trabajo que facilite el logro de los resultados y mejorar su clima laboral. Contar con un sistema que facilite a los colaboradores sostener una conversación donde se sientan cómodos y puedan hallar sus fortalezas y áreas de oportunidad fácilmente. Fomentar la cultura del desempeño en la organización, facilitando espacios para sostener conversaciones de retroalimentación o conversaciones para el desarrollo. Sostener conversaciones 100% online o presenciales que movilicen a las personas a la acción.