Una huelga nacional, decretada por las tres grandes centrales sindicales italianas contra los industriales privados logró el 18 de enero un éxito total, con imponentes manifestaciones de más de 7 millones de trabajadores en las principales ciudades del país. Al frente de las manifestaciones desfilaron: Luciano Lama, secretario de la CGIL (mayoría comunista), Pierre Carniti, secretario de la CSIL (mayoria democristiana) y Giorgio Benvenuto (UIL, mayoría socialista).