Proteger las muestras de toda la biodiversidad existente en el planeta, mantener los servicios de la naturaleza (como la provisión de agua y la captura de carbono), incrementar la resiliencia frente al cambio climático, y mejorar la salud y calidad de vida de las personas, son solo algunas de las razones por las que existen las áreas protegidas, esos santuarios naturales que hoy ocupan el 15 por ciento de la superficie terrestre del planeta y cerca de un 8 por ciento de la cobertura de la superficie marina y conjugan una gran cantidad de elementos culturales y sociales. Le sugerimos: ¿Cómo enfrenta Colombia el reto de preservar más de 1.100 áreas protegidas? “En el caso particular de los latinoamericanos hay una conexión directa entre las áreas protegidas, el desarrollo y el buen vivir. Nuestras comunidades y culturas tienen una relación estrecha con la producción agrícola, el aprovechamiento de los recursos naturales, las manifestaciones del agua en la naturaleza…”, explica Carlos Mauricio Herrera, especialista de Áreas Protegidas y Estrategias de Conservación en WWF Colombia.
Identifique las autoridades ambientales y denuncie actividades como el tráfico de especies, la extracción de madera ilegal, la deforestación, la minería y el turismo no regulado. Foto: Rodrigo Durán. Por eso, hoy, Día de las Áreas Protegidas en Latinoamérica y el Caribe, no solo es una fecha para celebrar la relación de los habitantes de la región con elementos como la tierra, el agua y el aire, sino un recordatorio para seguir mejorando la gestión de estos sitios que protegen tradiciones ancestrales, benefician las economías locales y conmemoran el patrimonio natural del mundo. Le recomendamos: Cinco áreas protegidas de Colombia que pueden salvar de la extinción a muchos anfibios Con esto está de acuerdo Claudio Maretti, promotor de esta celebración que fue concebida en el tercer Congreso de Áreas Protegidas de Latinoamérica y el Caribe (2019), quien asegura que las áreas protegidas son la mejor herramienta que tiene la humanidad para conservar sus valores culturales, además de la naturaleza y sus beneficios.
Cualquier persona con interés en la conservación puede inscribir un predio propio ante Parques Nacionales Naturales de Colombia como una Reserva Natural de la Sociedad Civil. Foto: Rodrigo Durán. “Declararlas, implementarlas y gestionarlas con con calidad y eficacia exige un esfuerzo muy grande. Por eso, celebrarlas es reconocer su importancia, pero también la necesidad de seguirlas mejorando junto con gobiernos, sociedad civil, comunidades indígenas, academia, entre otros actores”, sostuvo. Estas son siete acciones para retribuirles a las áreas protegidas los beneficios que proporcionan: Infórmese: identifique las áreas protegidas más cercanas al lugar que habita, conozca cuáles son los beneficios que le proporcionan y entienda de qué manera puede relacionarse con ellas (visitante, voluntario, veedor, investigador, participante en espacios de educación ambiental, etc.). Visítelas: una gran cantidad de estos sitios tienen vocación ecoturística, es decir, ofrecen actividades abiertas al público como el senderismo, el avistamiento de especies, el buceo, el kayak y las caminatas en alta montaña. Para esto, compruebe que haya operadores turísticos autorizados y, una vez haga la visita, cumpla con las normas de seguridad y comportamiento que indique la administración del área. Consuma sus productos: muchas de las áreas protegidas son de uso múltiple, lo que quiere decir que además de contribuir a la protección de los recursos naturales y los sistemas ecológicos, aportan de forma significativa a las economías locales al promover sistemas productivos sostenibles. El café, la miel, el pescado y los productos agrícolas son algunos alimentos que pueden tener origen en estos lugares, además de elementos como artesanías. Por eso, luego de informarse sobre qué áreas protegidas tiene cerca, identifique qué iniciativas surgen en ellas y apóyelas. Defiéndalas: hay distintas autoridades y entidades que se encargan de la administración, conservación y control en las áreas protegidas, entre ellas, Parques Nacionales Naturales de Colombia, las Corporaciones Autónomas Regionales y la Policía Ambiental. Al identificarlas, puede involucrarse en los programas y proyectos que tienen disponibles para la sociedad civil, y sobre todo, denunciar ante ellas actividades como el tráfico de especies, la extracción de madera ilegal, la deforestación, la minería y el turismo no regulado. Sea su embajador: no se defiende lo que no se conoce, por eso, aproveche sus redes sociales (virtuales y presenciales) para difundir mensajes sobre la importancia de conservar estos lugares que resguardan la magnífica biodiversidad del país. Sus acciones pueden hacer que otros se enteren de dónde están ubicadas las áreas protegidas, qué comunidades dependen de ellas, qué productos sostenibles se originan allí, qué amenazas enfrentan y qué especies animales y vegetales las integran. Investíguelas: si hace parte de un grupo de investigación universitario, un colectivo ambiental o un proyecto de conservación local, tenga en cuenta que las áreas protegidas son un laboratorio vivo para conocer la diversidad y los servicios ecosistémicos que brindan. En 2018, hubo solo 85 investigaciones realizadas en los Parques Nacionales Naturales de Colombia, una cifra muy baja si se tienen en cuenta la cantidad de universidades, centros de investigación y grupos académicos que podrían estar produciendo conocimiento basado en la riqueza natural del país. Cree su propia área protegida de carácter privado: cualquier persona natural o jurídica con interés en la conservación, puede inscribir un predio propio ante Parques Nacionales Naturales de Colombia como una Reserva Natural de la Sociedad Civil. Esta figura privada del Sistema Nacional de Áreas Protegidas permite que se mantengan muestras de ecosistemas naturales y, al mismo tiempo, que allí se desarrollen actividades de producción sostenible.