El nacimiento de varias crías de animales se convirtió, para directivas y cuidadores del Bioparque Ukumarí, en un bálsamo ante la crisis que ha provocado el cierre desde hace cinco meses. La planta administrativa de humanos también vive en este parque temático ubicado a 16 kilómetros de Pereira. Dos suricatas, dos avestruces, dos búfalos y un venado cola blanca han nacido desde el pasado 6 de marzo.  Le sugerimos: Animales del Bioparque Ukumarí recibieron un salvavidas "En medio de la soledad que implica que no hayan visitantes (…) los incrementos en la reproducción significan para nosotros una gran alegría", indicó Néstor Varela, director científico del Bioparque Ukumarí. 

Dos búfalos han nacido en los últimos cinco meses en el parque. Foto: ALEXIS MÚNERA / AFP Aunque el baby boom no pareciera estar directamente relacionado con la falta de visitantes, "sí hubo más montas que en años anteriores", de acuerdo con el experto. En uno de los países más biodiversos del mundo, Ukumarí es el refugio de cientos de animales que viven en entornos adaptados a su hábitat natural en unas 44 hectáreas de bosque seco tropical, que representan a su vez el sustento de 90 trabajadores.  Pero los senderos desolados piden auxilio. "Es muy duro, (la pandemia) nos ha afectado sobre todo económicamente porque vivimos de las entradas de los visitantes", lamenta Sandra Correa, gerente del centro de conservación. Paradoja Un par de suricatas diminutas juguetean junto a su madre. Es la primera vez que esta especie se reproduce en el zoológico. La directora atribuye el logro al "trabajo de observación" del equipo científico, que determinó que "una de las hembras (...) dominante no dejaba juntar las otras parejas".  Entonces los cuidadores separaron a los 17 animales -cuatro hembras, 13 machos- en dos grupos y se conjugó el milagro.  Famosas desde que el personaje Timón encarnó a esta especie en la célebre película El rey león, los suricatas son mamíferos africanos de unos 35 centímetros, muy sociales y que se alimentan principalmente de insectos.  Le recomendamos: Proponen crear santuarios y acabar con los zoológicos en Colombia "Las tienen como chismosas porque ellas tienen el vicio de pararse y la líder está pendiente siempre si avista algún peligro", explica Correa.  Traídas del zoológico de Praga en 2013, estas suricatas viven en Colombia en un espacio réplica de la sabana africana, con temperaturas de 28 grados en promedio y un entorno llevado a la aridez de forma artificial.

Un par de suricatas diminutas juguetean junto a su madre desde hace varios días en el bioparque. Foto: ALEXIS MÚNERA / AFP Durante la cuarentena, el científico Varela ha notado a los animales más tranquilos. "Al estar cerrado el parque, los animales no tienen ninguna interacción con el visitante entonces digamos que no están bajo ningún estrés o condición que los altere", señala. Pero la ausencia de turistas, como consecuencia del confinamiento ordenado el 25 de marzo por el gobierno, revela una paradoja. Por un lado, el parque ecológico sufre los embates financieros, aunque también, la "actividad reproductiva se puede ver incrementada por esa reducción de contacto con visitantes", matiza.  Nuevos métodos  Las avestruces empollan rara vez sus huevos en un zoológico. Son las incubadoras las que se encargan de mantenerlos a una temperatura de calor constante hasta el desarrollo del embrión.  Le puede interesar: Cuidadores de zoológico de Cafam Melgar pasan la cuarentena con 400 animales Ukumarí consiguió lo impensable durante la pandemia. Los animales ovaron en un área usualmente frecuentada. Ante la ausencia de visitantes, "decidieron empollar los huevos allí, nosotros se los dejamos y afortunadamente estas aves, al estar más tranquilas, lograron llevar a finalización esa incubación de manera natural", explica Varela. 

Rara vez las avestruces empollan sus huevos en un zoológico, pero este importante suceso se registró en Ukumarí. Foto: ALEXIS MÚNERA / AFP.   De cuello largo y plumaje oscuro, el avestruz es el ave más alta y pesada del planeta. Vive principalmente en África y, aunque no vuela, sus casi dos metros de altura le permiten correr a unos 70 kilómetros por hora. Varela no esconde las dificultades de reproducir "animales silvestres y exóticos" que requieren "alimentos y cuidados que implican dedicación y un esfuerzo adicional". Por eso celebra el baby boom como un paso adelante en su objetivo de "mantener a largo plazo la población y la riqueza genética del mundo".

Los empleados trabajan arduamente para tener bien mantenido el bioparque y sus animales. Foto: ALEXIS MÚNERA / AFP