La muerte de abejas es un tema que en los últimos años ha dado mucho de qué hablar, no solo en Colombia sino en el mundo. Específicamente en el país se estima que el año pasado murieron más de 16.000 colmenas y, según análisis de la Universidad Nacional y de los propios apicultores, esta situación obedece a los insecticidas que las alcanzan cuando se aplican en los cultivos cercanos. Ante esta realidad, a mediados de diciembre de 2019, el Tribunal Administrativo de Cundinamarca emitió un fallo mediante el cual se busca proteger a polinizadores como las abejas, animales que se encargan de mantener el equilibrio de la naturaleza y que son clave para la seguridad alimentaria. En su decisión, la Alta Corporación ordenó la creación de una mesa de trabajo con el fin de ahondar en la investigación científica y en la valoración sobre el impacto real de los insecticidas sobre estas especies. El Tribunal le ordenó al Ministerio de Agricultura, al Instituto Colombiano Agropecuario (ICA), la Agencia Nacional de Licencias Ambientales (Anla) y al Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible, evaluar si los polinizadores están siendo afectados por cuatro insecticidas que son utilizados para el desarrollo de actividades agrícolas (Clothianidin, Thiamethoxan, Imidacloprid y Fipronil). Al resolver una demanda presentada por el abogado Luis Domingo Gómez, en la que solicitó el amparo de los derechos e intereses colectivos representados en el goce de un ambiente sano, la existencia del equilibrio económico, y el manejo y el aprovechamiento racional de los recursos naturales para garantizar su desarrollo sostenible, entre otros, el ente judicial le ordenó a estas entidades conformar la mesa con el fin de que allí se analice la utilización de los neonicotinoides en Colombia.
Las mariposas son importantes polinizadores y también se afectan con los insecticidas. Foto: Pixabay Ante la decisión, el Ministerio de Agricultura está trabajando en la convocatoria para crear este grupo de trabajo con el fin de llevar a cabo las discusiones necesarias que permitan determinar el verdadero impacto de estos productos en los polinizadores. Se estima que en Colombia hay más de 1.000 especies de abejas, dice el apicultor y profesor de la Universidad Nacional, Jorge Euclides Tello. Le recomendamos: ¿Cómo el polen se convirtió en una herramienta para resolver crímenes? Manifesta que en un país como Colombia, cerca del 90% de las frutas se producen gracias a que hay polinización cruzada (transporte de polen de una planta a otra), no solo de abejas, sino de avispas, murciélagos, colibrís y mariposas, entre otros. Según Tello, quien ha adelantado investigaciones en torno al tema de los insecticidas, la abeja es un bioindicador, porque debido a que están encerradas se les puede hacer seguimiento, lo que no sucede con las demás especies. "Los estudios realizados permitieron determinar que el año pasado murieron más de 16.000 colmenas por el efecto de los agrotóxicos. Se trata de productos que hacen que estos animales comiencen a mostrar un comportamiento particular: abandonan la cría y la colmena, hasta que finalmente mueren. Insectidas como el fipronil ponen en grave riesgo a estas especies, debido a que tienen altísimos niveles de toxicidad y no hay ningún tipo de control, ni siquiera con una fórmula de un agrónomo", asegura. Los apicultores indican que el ICA sigue otorgando las licencias, porque la Anla emite los conceptos favorables sobre el uso de estos productos. "El problema no es solo que las abejas se están muriendo, sino las implicaciones que el mal uso de este tipo de insecticidas está causando no solo a la naturaleza, sino a la salud humana", dice. De ahí la importancia del fallo del Tribunal de Cundinamarca, pues con la orden de crear una mesa de trabajo se está brindando la posibilidad de realizar análisis científicos con el fin de tener claridad sobre cuál es la mejor forma de utilizar estos productos. "La creación de la mesa es un triunfo porque lo que se quiere no es satanizar esos productos, sino que se les de un buen manejo. El Ministerio de Agricultura ya está haciendo la citación, lo que pone en evidencia que hay voluntad de buscarle solución a esta problemática, que si bien se presenta a nivel nacional, es más fuerte en donde existen cultivos cerca", indica el profesor de la Nacional. Se estima que en el país existen entre 150.000 y 180.000 colmenas, pues no hay una cifra exacta debido a que se trata de una actividad con un alto grado de informalidad. Para el jurista, Luis Domingo Gómez, la decisión del Tribunal es importante en la medida en que permiter tener acercamientos y encontrar salidas para la protección de estas especies. Cuenta, que mientras el Ministerio de Agricultura ha comenzado a hacer la convocatoria para la conformación de la mesa de trabajo, la Anla presentó unos escritos de aclaración, que deberán ser contestados por el Tribunal y una vez este trámite se surta, se determinará si el fallo queda en firme. En su concepto, es determinante avanzar en este proceso, pues está científicamente probado que los insecticidas de la familia de los neonicotinoides, elaborados con el fin de actuar en el sistema nervioso central de los insectos, causan graves daños a las abejas y a los polinizadores, por lo que en los países europeos se ha prohibido el uso de este tipo de productos. Un tema de interés global Gómez dice que a pesar de que este es un tema de relevancia a nivel global, en Colombia las autoridades competentes no han tomado las medidas necesarias para revocar las licencias ambientales, como tampco los registros otorgados por el ICA, a pesar de las constantes quejas de los apicultores de diferentes regiones del país.
Los colibrí juegan un papel clave en el transporte de polen de las plantas. Foto: Pixabay Frente al fallo del Tribunal, la Corporación Autónoma Regional de Cundinamarca (CAR), dice que es una decisión que marca un precedente efectivo para reconocer el papel fundamental de estas especies en la producción de alimentos, la economía mundial y la conservación de la diversidad biológica. Le sugerimos: ¿Llegó el apocalipsis de los insectos? La CAR reconoce que es un paso importante para la implementación de la primera Iniciativa Colombiana de Polinizadores, desarrollada de manera conjunta entre la CAR, el Ministerio de Ambiente y el Instituto Von Humboldt, como instrumento de información que permitirá definir acciones de conservación y uso sostenible, tanto en ecosistemas naturales, como en paisajes transformados. Según Carlos Arturo Álvarez, director operativo del área de Evaluación, Seguimiento y Control Ambiental de la CAR, las cuatro sustancias mencionadas presentan evidencias científicas en otras latitudes, que demuestran los efectos nocivos y las afectaciones al sistema nervioso de los polinizadores, especialmente a insectos como las abejas, incidiendo negativamente en las repoblación de estas especies y en el desarrollo de sus procesos biológicos. "Por ello la CAR, como autoridad responsable de la protección de los recursos naturales, contribuirá a la provisión de toda aquella información, que desde su competencia, pueda servir como insumo en el desarrollo de las tareas propias de la mesa interinstitucional, ordenada por el fallo del Tribunal Administrativo de Cundinamarca", asevera.