Diez países conforman el listado de los sitios más biodiversos del planeta, un ranking conformado por Brasil, Colombia, Indonesia, China, México, Perú, Australia, India, Ecuador y Venezuela y donde el territorio nacional se lleva el virreinato con un total de 58.312 especies de animales y plantas. Según el Instituto Humboldt, el ramillete biodiverso colombiano abarca 27.167 especies de animales vertebrados (1.999 de aves, 4.013 de peces, 849 de anfibios, 743 de reptiles y 520 de mamíferos), 26.232 especies de plantas y 11.764 de insectos. Antioquia, Meta, Valle del Cauca y Magdalena son los departamentos con mayor cantidad de registros de especies. Le puede interesar: Un experto en biodiversidad que nunca pisó un salón de clases “Somos el primer país en aves y orquídeas, el segundo en plantas, anfibios, mariposas y peces de agua dulce, el tercero en palmas y reptiles y el sexto en mamíferos. Sin embargo, 1.302 especies ya cuentan con algún grado de amenaza, 3.524 son objeto de comercio y 596 están catalogadas como introducidas, invasoras o trasplantadas”, afirma el instituto.
En los bosques y selvas habitan dos tercios de los animales y plantas del planeta. Foto: Jhon Barros. Colombia cuenta con 8.803 especies endémicas, es decir que sólo habitan en el territorio nacional. Para el Humboldt, este potencial está ligado a procesos evolutivos y ecológicos como el levantamiento de los Andes, la formación de valles aislados, la alta productividad neta en las selvas y bosques de la Amazonia y el Pacífico, la variedad topográfica y el aislamiento de linajes durante los períodos de variaciones climáticas, como el Pleistoceno o Era del Hielo. El Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF) destaca cinco especies de animales que únicamente viven en las selvas y bosques de Colombia, ecosistemas que limpian buena parte del aire, regulan el clima y proporcionan alimento. “Dos tercios de los animales y plantas que habitan la Tierra viven en los bosques y selvas. Estos ecosistemas ocupan casi 52 por ciento del territorio nacional, área similar al tamaño de la península ibérica”. Tortuga cabeza de trozo (Kinosternon dunni) Más conocida como truenito o tapaculo. Es una tortuga café y con un caparazón de aproximadamente 20 centímetros de largo. Se encuentra generalmente en áreas pantanosas del departamento del Chocó, especialmente en las cuencas de los ríos Baudó y San Juan. Le puede interesar: ESPECIAL: Ojos indígenas velan por la tortuga charapa en la Amazonia “Cuando llueve fuerte y los riachuelos se desbordan, es posible verla caminando cerca a los ríos. Aunque se reproduce durante todo el año, pone pocos huevos, lo que limita su reproducción. Históricamente, algunos pobladores de la cuenca del Baudó y San Juan la han consumido, y en la cuenca del Atrato, donde también habita, algunas personas la tienen como mascota”, dice WWF.
La tortuga cabeza de trozo se ha visto amenazada por la cacería y el tráfico de fauna. Foto: Germán Forero Medina. Para el Fondo Mundial para la Naturaleza, estas prácticas ponen al tapaculo en gran riesgo y amenazan su supervivencia, sin contar con la deforestación, el uso de los ríos y quebradas para sacar madera, así como la intensa actividad minera que hay en la región. Tití cabeciblanco (Saguinus oedipus) Es un primate emblemático de Colombia, más precisamente del Caribe. Fue elegido como la mascota de los Juegos Centroamericanos y del Caribe en 2018 y desde 2007 se escogió el 18 de agosto como su día, un llamado para protegerlo. Le puede interesar: Colombia, segundo en la región y 50 en el mundo en índice ambiental Según la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza, el tití cabeciblanco está en peligro crítico de extinción. El uso de la tierra para agricultura, la ganadería extensiva, la tala y la urbanización, han generado una fuerte caída de su población. Además, por su curioso pelaje y pequeño tamaño (similar al de una ardilla), ha sido víctima del tráfico de especies silvestres.
El tití cabeciblanco es una especie única en Colombia que está en peligro crítico de extinción. Foto: Martin Harvey (WWF). “Del bosque en que habita sólo queda 2 por ciento de lo que había hace aproximadamente medio siglo, por lo cual su población quedó aislada, por pedazos y afectando a su vez el rol que cumplía dentro del ecosistema consumiendo especies y dispersando semillas”, dice WWF. Su población se distribuye en los bosques húmedos tropicales y secos de los departamentos de Atlántico, Bolívar, Sucre y Córdoba, además del Urabá antioqueño. Paujil piquiazul (Crax alberti) Esta única ave galliforme habita desde la Sierra Nevada de Santa Marta hasta la cuenca baja y media del río Magdalena. Es llamada pavón colombiano, opón o pavón piquiazul, mide casi un metro y es casi todo negro, sólo en la punta de su cola y abdomen asoman plumas blancas. El macho, como es común en las aves, es más llamativo y tiene sobre su pico prominencias azules, mientras que en la hembra los visos azules están en la base del pico. Se alimenta de frutas, brotes, invertebrados y, posiblemente, de carroña.
El paujil piquiazul sucumbe por la deforestación. Foto: Rodrigo Gaviria. “La deforestación ha aumentado en su zona de distribución, en parte para poner cultivos de uso ilícito, y eso ha ido acabando con su hábitat. De ahí que esté en riesgo crítico de extinción”, informa WWF. Lagarto azul de Gorgona (Anolis gorgonae) Es un pequeño reptil insectívoro de color azulado que sólo vive en la isla de Gorgona, al norte del Valle del Cauca. Según WWF, todavía no se sabe cuántos ejemplares hay, pues se escabulle fácilmente. Vive arriba de los árboles y sólo las hembras se arriesgan a bajar a la selva para depositar sus huevos. “Aunque son pocos los avistamientos que se han logrado de este lagarto, los expertos que lo han estudiado aseguran que está en riesgo de extinción, principalmente por la deforestación que acaba con su hábitat”, menciona la organización.
El lagarto azul de Gorgona se ha visto afectado por otras especies como el basilisco de cabeza roja. Foto: Francisco Nieto (Instituto Humbolt). Su agonía se remonta a cuando la isla era una prisión y se necesitaba leña para los reclusos. La especie también está afectada por la introducción de especies como el basilisco de cabeza roja, otro lagarto que ahora depreda al evasivo Anolis gorgonae. Tunato de Handley (Marmosops handleyi) Marsupial registrado por primera vez en 1951, en el municipio de Valdivia (Antioquia), año en el que se encontraron dos especímenes. “Pasaron 50 años para volverlo a ver. El hábitat del tunato de Handley o zarigüeya de Handley, como también lo conocen, es muy limitado”, apunta WWF. Además de Valdivia, esta zarigüeya se ha registrado en el norte de la cordillera central colombiana, en el Alto de Ventanas y en Caracolí-Guayabito, ambas zonas rurales de los municipios antioqueños de Yarumal y Amalfi. Le puede interesar: Tras las huellas de la tortuga sabanera del Casanare “Que esté en espacios tan limitados hace que su supervivencia dependa en gran parte de que la cobertura del bosque húmedo del extremo norte de la cordillera se mantenga. Algo difícil de lograr cuando la urbanización y la agricultura están al acecho”, evidenció la organización. Estos marsupiales han sido capturados por expertos para estudiarlos en el suelo, pero tienen características morfológicas que le permiten vivir en los árboles. “El tunato de Handley tiende a estar más en tierra”.