Nuevamente el oso Chucho es noticia. Hoy la Corte Constitucional debe decidir sobre su futuro: hace tres años el abogado Luis Domingo Gómez interpuso un recurso de habeas corpus con el fin de que este ejemplar, de 25 años, quedara en libertad.  En su momento, la Sala Civil de la Corte Suprema falló a favor; sin embargo, la Alcaldía de Barranquilla interpuso una acción de tutela para amparar los derechos del Zoológico de Barranquilla, lugar en donde actualmente habita. Este recurso fue fallado a favor de la entidad, dejando sin efectos la decisión anterior. Ahora es la Corte Constitucional la que debe decidir en torno a cual será la suerte de este oso de anteojos, un fallo que además establecería que los animales son sujeto de derechos y no solo seres sintientes, como hasta ahora se establece el la legislación colombiana. La magistrada Diana Fajardo, es la ponente y lo que se espera es que luego de la votación se ratifique el habeas corpus para Chucho. Si el fallo se presenta en favor de la libertad del animal, se tendría que ubicar un lugar que cumpla con los requisitos para que éste cuente no solo con las condiciones indicadas para su supervivencia, sino que además cuente con cuidados humanos. Son diversos los pasos que ha debido dar la Corte en procura de analizar los pro y los contra de reconocer el habeas corpus para dejar a Chucho en libertad. Por ejemplo, en agosto del año pasado la entidad judicial realizó una audiencia pública para conocer los diferentes puntos de vista que existen frente a este caso que, a la vez, abrió el debate sobre si los animales deben ser o no sujetos de derechos constitucionales.  Le recomendamos: Sandra, la orangutana a la que le hicieron valer sus derechos En la audiencia intervinieron 15 personas de manera presencial y otras cinco en video. Los expertos dividieron opiniones, no solo frente a la posibilidad de trasladar a Chucho a un lugar similar a su hábitat natural, es decir, bosques húmedos andinos situados entre los 800 y 3.800 metros sobre el nivel del mar, cuyas temperaturas oscilan entre los 6 y 24 grados centígrados, sino frente al tema de otorgarle personalidad jurídica y ciertos derechos fundamentales, exclusivos hasta ahora de los humanos. Hay quienes consideran que lo mejor es que Chucho se quede en el Zoológico de Barranquilla, pues temen que por su avanzada edad (entre 65 y 70 años humanos) y el hecho de nunca haber vivido libre, pues nació en semicautiverio a mediados de los noventa en la reserva natural La Planada, en Ricaurte, Nariño, no logre adaptarse y muera rápidamente. Además, cuando el mamífero apenas tenía cuatro años, en 1998, fue donado, junto con su hermana Clarita, a la Reserva Ecológica Río Blanco, en Manizales, para iniciar un programa de repoblamiento del oso andino. Las opiniones son diversas, pero solo la Corte es la que tiene la última palabra en este sonado caso en el que se pretende que este oso de anteojos quede en libertad. Es de recordar, que se trata una especie que se encuentra en peligro de extinción debido a problemáticas como la tala de árboles en los bosques nublados, su hábitat natural, y a que muchos habitantes del campo los ven como una amenaza, por lo que en algunos casos son cazados. El caso de Chucho no es el único. Ha habido pleitos legales en países como Brasil y Argentina para darle a los animales derechos que antes estaban reservados para los humanos. Esas experiencias llevaron a Luis Domingo Gómez a acudir al mecanismo de habeas corpus para lograr la libertad del oso Chucho, referido al derecho de estar en su hábitat natural. Le sugerimos: ¿Recursos jurídicos de los humanos también para los animales? Sandra, una orangutana de 33 años, fue el primer animal en ser declarado sujeto de derechos en el mundo. Luego de vivir durante 24 años en cautiverio en un zoológico de Buenos Aires, Argentina, la justicia de ese país la declaró "persona no humana", otorgándole derechos fundamentales como el de la vida y la libertad, así como el compromiso de no afectarla física o psicológicamente. En un fallo sin precedentes, una juez declaró al animal como un ser “sintiente” y con derechos. Desde ese momento la vida de Sandra cambió para siempre, pues en el fallo se determinó que se le debía buscar un lugar en el que se garantizara su bienestar. Una decisión similar se espera para el oso Chucho.