El hielo en un glaciar cercano a la cumbre del monte Everest, que tardó milenios en formarse, se está derritiendo aceleradamente en estas tres décadas debido al cambio climático, según un estudio.
El glaciar del Collado Sur ha perdido cerca de 55 metros de espesor en los últimos 25 años, según una investigación llevada a cabo por la Universidad de Maine y publicada esta semana por la revista Nature.
Dataciones por carbono 14 han mostrado que la capa superior del glaciar tiene unos 2.000 años, pero ahora está perdiendo espesor 80 veces más rápido que en el momento en que se formó, según el estudio
A este ritmo el glaciar del Collado Sur “probablemente va a desaparecer en algunas décadas”, dijo el científico Paul Mayewski, que dirigió el estudio, al National Geographic.
Este glaciar está a unos 7.900 metros de altura, más o menos a un kilómetro por debajo del nivel de la cumbre del Everest, la montaña más alta del mundo.
Según otros investigadores, otros glaciares de la cadena del Himalaya están derritiéndose a un ritmo elevado, provocando la creación de centenares de lagos en las laderas de la cordillera, con el consiguiente riesgo de generar inundaciones.
Microplásticos en el Everest
Los microplásticos, contaminantes presentes hasta en el Everest, el Ártico o en medio del océano, son transportados entre continentes por vientos de altitud, según un estudio publicado el martes en la revista Nature Communications.
Estos residuos, de unos milímetros y que provienen por ejemplo de los envoltorios o del lavado de ropa, preocupan cada vez más a los investigadores.
Su presencia se detectó incluso cerca de la cima del Everest, seguramente procedente del material que usan los alpinistas.
Otros estudios revelaron que hay microplásticos hasta en la nieve de los Alpes o del Ártico, así como en ríos y partes más remotas de los océanos.
También se detectan en el aire, muy cerca del suelo.
Pero esta vez, un grupo de investigadores buscó estos residuos en el aire “limpio” de altitud, por encima de las nubes.
Los científicos del Centro Nacional para la Investigación Científica (CNRS) en Francia, de la Universidad Grenoble Alpes 2 y de la Universidad de Strathclyde (Escocia) tomaron muestras en el observatorio del Pic du Midi, a 2.877 metros de altitud, en los Pirineos franceses, entre junio y octubre de 2017, con una bomba que aspiraba 10.000 m³ de aire por semana.
Todas las muestras contenían microplásticos. Aunque las cantidades no representan un riesgo inmediato para la salud, son significativas para una zona que supuestamente está limpia y a la que “no se puede fácilmente atribuir” un origen local de la contaminación, según los investigadores.
Para determinar la procedencia de los contaminantes, calcularon la trayectoria de las distintas masas de aire de las muestras durante los siete días anteriores a su extracción.
Y encontraron que los contaminantes venían del noroeste del continente africano, pasando por el Mediterráneo, América del Norte y el océano Atlántico.
Los datos confirman que los microplásticos se mueven entre continentes porque la troposfera libre, que es la zona atmosférica estudiada, actúa como “vía ultrarrápida” para grandes distancias para las partículas, explica Steve Allen, el principal autor del estudio.
*Con información de la AFP.