El año pasado se talaron en Colombia cerca de 180.000 hectáreas de bosque virgen. Esta cifra, cuya dimensión es comparable a la superficie del departamento del Huila, es el resultado de un complejo proceso que mezcla el accionar de estructuras criminales con una arraigada cultura campesina que no encuentra en el aprovechamiento forestal una alternativa económica rentable.Esa puede ser la conclusión del segundo capítulo de Semana Sostenible en vivo, que en esta ocasión se dedicó a analizar y debatir uno de los principales problemas ambientales del país en la actualidad. Entre los panelistas estuvieron los responsables de liderar desde sus carteras la acción del gobierno frente a la deforestación: Aníbal Fernández de Soto, viceministro de Defensa, César Rey, director de Bosques del Ministerio de Ambiente y José Yunis, director del programa Visión Amazonía.Según Fernández, el final del conflicto armado con las Farc ha permitido reenfocar el rol de la Fuerza Pública en los territorios. En ese proceso, los temas ambientales han adquirido una relevancia creciente en las prioridades de los uniformados. "En nuestra política de seguridad para el posconflicto hemos incluido un componente de trabajo contra el cambio climático y una directriz para proteger y en muchos causos colaborar con la restauración de los ecosistemas del país que fueron afectados por la violencia", afirmó.Le recomendamos: Talas indiscriminadas en las selvas de Caquetá para favorecer la ganaderíaRey, por su parte, comenzó su intervención resaltando la disminución progresiva en las cifras de deforestación en el país. Mientras que antes del 2.000 se derribaban 300.000 hectáreas en promedio cada año, desde 2010 empezó a estar cerca de los 150.000. "Esto no es algo para celebrar, pero muestra una tendencia de reducción en este tema que es importante tener en cuenta en la discusión", dijo el director de Bosques del Ministerio.Para Rey, sin embargo, el otro factor fundamental para controlar la deforestación, más allá del uso de la fuerza, es entender que en Colombia existe una cultura que no lo otorga valor a los bosques en pie. "Desde los planes de desarrollo se ignora su importancia porque se tiene la idea de que no se puede hacer nada rentable. Pero manejar el bosque para hacerlo productivo es realmente otra estrategia de conservacion".Por esa razón, para José Yunis hay que dividir la acción contra la deforestación en dos grandes temas: las políticas de largo plazo y las acciones inmediatas. En el primer caso, hay que diseñar políticas públicas que involucren el bosque en los planes de ordenamiento territorial y en las estrategias productivas de las localidades. En el segundo, se tiene que asegurar el control de las zonas abandonadas históricamente por el Estado, pero también ofrecer alternativas a las familias para que dejen de talar sus selvas.Le puede interesar: Los "guerreros" contra la deforestación en el CaquetáCon todo, para el experto ambiental Rodrigo Botero, los discursos estatales chocan con la realidad que se vive en los territorios. "Si bien hay un ejercicio de control territorial que no va a la velocidad que uno quisiera, el gran problema es que los gobiernos locales muchas veces no son conscientes de su papel en la degradación ambiental", afirmóAdemás, según Botero en la mayoría de las zonas más deforestadas hay un proceso de apropiación territorial por grupos ilegales que no solo se puede controlar por la fuerza. "Tiene que haber una institucionalidad ambiental fuerte, pero realmente sus capacidades técnicas, operativas y financieras son irrisorias frente a la magnitud del problema que deben enfrentar".En ese sentido, todos los panelistas coincidieron en que hace falta un fortalecimiento institucional que requiere no solo más recursos, sino que estos sean invertidos en planes de largo plazo que trasciendan la vigencia de los gobiernos. Algo que se ve muy complicado cuando el país ya está inmerso en un nuevo periodo electoral.En suma, los funcionarios del gobierno mostraron en Semana Sostenible en vivo que existe una comprensión de la complejidad del problema de la deforestación. Y aunque mostraron algunos avances en términos de alistamiento institucional y presencia en los territorios más afectados por el fenómeno, lo cierto es que los retos más grandes están a la espera de ser enfrentados con mayor voluntad y decisión.