El coronavirus es una de las peores tragedias que ha debido enfrentar Italia, país severamente afectado por la pandemia. Y mientras el panorama luce oscuro y doloroso para los humanos, en el reino animal se empiezan a despejar espacios que se creían perdidos.
El agua de los canales y la laguna de Venecia, por ejemplo, luce limpia gracias a una menor contaminación, producto de la cuarentena decretada para reducir la expansión del coronavirus. Como no hay tráfico de botes, el agua es más clara y abundan los peces. Entre tanto, a 900 kilómetros de la emblemática ciudad de las góndolas, en Cagliari, los delfines también aprovechan la tranquilidad por la ausencia de lanchas y han vuelto a frecuentar las aguas que antes eran de uso exclusivo de los turistas. Una pareja de delfines fue avistada en este puerto, uno de los más importantes de este país y de la cuenca del mar mediterráneo que ostenta una capacidad de tráfico anual de alrededor de 50 millones de toneladas de carga y un millón de contenedores.
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Desde la alcaldía de Venecia se aprestaron a señalar que la contaminación del agua no disminuyó, pero explicaron que su color cambió debido a que hay menos tráfico en los canales, situación que ha permitido que el sedimento permanezca en el fondo.
A través de redes sociales también han sido publicadas imágenes y videos de patos silvestres nadando apaciblemente en las fuentes de agua de Roma, así como pequeñas familias de jabalíes pasendo libremente por las calles.
La vida silvestre toma un respiro sin la presencia de humanos. El ruido de los carros y trenes ha mermado, dándole paso al canto de las aves. La contaminación es difícil que se reduzca, pero lo cierto es que la parálisis de las urbes por el covid-19 está permitiendo la descongestión de varios ecosistemas y hábitats.