Durante la última semana de septiembre, los equipos de emergencia se enfrentaron a una escena desgarradora al hallar un total de 153 delfines sin vida en el Lago Tefé, una tragedia que conmocionó a la comunidad y que arrojó luz sobre la devastadora situación.

El aumento anormal de la temperatura del agua, que llegó a alcanzar los 39.1 grados Celsius, representó un incremento alarmante de más de 7 grados Celsius por encima del límite habitual. Estos hallazgos estremecedores fueron documentados por el Instituto para el Desarrollo Sostenible Mamirauá (IDSM, por sus siglas en inglés) y el grupo ambientalista WWF-Brasil.

El Lago Tefé se encuentra en el estado de Amazonas, un área en el noroeste de Brasil que ha sido duramente golpeada por una sequía implacable. Este lago se ubica en un punto crucial, donde el río Tefé se fusiona con el majestuoso río Amazonas, en el corazón mismo de la selva tropical más grande del mundo. La magnitud de esta tragedia no solo resalta la vulnerabilidad de los ecosistemas acuáticos en esta región, sino también el impacto desolador del cambio climático y la sequía en curso.

Delfín rosado, uno de los animales dispuestos para la observación en el turismo de naturaleza de la amazonía. | Foto: Fundación Omacha

Los investigadores han informado que entre los delfines muertos, 130 pertenecían a la especie de delfín rosado, mientras que 23 eran delfines grises, conocidos como tucuxi. Ambas especies se caracterizan por tener poblaciones en declive, una situación que ha suscitado una seria preocupación a nivel global y que ha sido señalada por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN).

La pérdida de estos delfines no solo es una tragedia en sí misma, sino que también tiene implicaciones profundas para la biodiversidad y el equilibrio ecológico de la región.

Además de la devastadora pérdida de delfines, también se ha documentado un número alarmante de peces fallecidos en el lago, lo que subraya aún más la magnitud de la crisis ambiental en esta área. Esta situación exige una respuesta inmediata y sostenida para abordar los desafíos ambientales y climáticos que enfrenta la Amazonía brasileña y proteger su rica biodiversidad, que es esencial para la salud del planeta en su conjunto.

“Lo que está sucediendo en el lago Tefé es asombroso. El impacto de la pérdida de estos animales es enorme y afecta a todo el ecosistema local”, dijo Mariana Paschoalini Frias, especialista en conservación de WWF-Brasil, citada en un comunicado.

Delfín rosado | Foto: Getty Images/iStockphoto

“Los delfines son considerados ‘centinelas’. Son indicadores de la salud de su entorno. Lo que les sucede se refleja también en otras especies, incluidos los humanos”, añadió.

La sequía ha reducido drásticamente los niveles de los ríos, afectando a una región que depende de un laberinto de vías fluviales para el transporte y abastecimiento.

El gobierno federal ha enviado ayuda de emergencia a la zona, donde las orillas de los ríos, normalmente bulliciosas, se han convertido en tierras quebradas, salpicadas de barcos varados. Según los expertos, la estación seca en la Amazonía ha empeorado este año por el fenómeno El Niño.

Marina Silva, ex ministra, ex senadora y ecologista brasileña, afirma que es posible detener la deforestación. | Foto: León Darío Peláez

La ministra de Medio Ambiente, Marina Silva, también lo atribuyó al “cambio climático descontrolado”. Funcionarios del puerto de Manaos, la mayor urbe amazónica ubicada en la confluencia de los ríos Amazonas y Negro, registraron este martes el nivel de agua más bajo en 121 años.

El río Negro llegaba apenas a 13,49 metros, nivel más bajo desde que comenzaron los registros en 1902. El denso humo provocado por incendios forestales también ha envuelto a Manaos en una nube tóxica los últimos días, obligando a cancelar el maratón de la ciudad el pasado domingo, entre otros eventos.

*Con información de AFP.