El mundo atraviesa una difícil situación climatológica ante los cambios que se han podido apreciar en diferentes partes, ya sea por el fuerte calor o el invierno, en épocas que no corresponden al ciclo normal de las estaciones.
Eso no solo preocupa por el impacto en el medioambiente, sino por los efectos en la economía mundial que podrían ser más catastróficos en relación con las previsiones inicialmente proyectadas.
Un estudio publicado en Environmental Research Letters advierte que los modelos económicos del cambio climático pueden haber subestimado sustancialmente los costos del calentamiento global.
Este tipo de proyecciones podría ayudar a los gobiernos a calcular los costos y beneficios relacionados con las políticas que se adelanten frente a las emisiones de gases de efecto invernadero.
El estudio que fue realizado por un equipo internacional de científicos encontró que el daño económico podría ser seis veces mayor para finales de este siglo frente a lo que se había estimado anteriormente.
De acuerdo con un comunicado del UCL (University College London), que participó en el estudio, los modelos utilizados anteriormente pudieron haber ignorado riesgos importantes y, por lo tanto, subestimar los costos.
El nuevo análisis señaló que la mayoría de los modelos usados se enfocó en daños a corto plazo, por lo que se concluyó que el cambio climático no tiene un efecto duradero sobre el crecimiento económico, a pesar de la creciente evidencia de lo contrario.
Sin embargo, los autores del estudio señalaron que es probable que los eventos extremos como sequías, incendios, olas de calor y tormentas causen daños económicos a largo plazo debido a su impacto en la salud, los ahorros y la productividad laboral.
Para llevar a cabo este análisis, los expertos actualizaron uno de los tres modelos de economía climática utilizados para establecer el precio del carbono para las decisiones de política nacional, luego lo usaron para explorar el impacto de las variaciones climáticas de un año a otro y las tasas de recuperación económica después de los eventos climáticos.
De acuerdo con las conclusiones del estudio, para 2100, el Producto Interno Bruto (PIB) mundial podría ser un 37 % más bajo de lo que sería sin los impactos del calentamiento.
“Sin tener en cuenta los daños duraderos, excluidos de la mayoría de las estimaciones, el PIB sería alrededor de un 6 % más bajo, lo que significa que los impactos sobre el crecimiento pueden aumentar los costos económicos del cambio climático en un factor de seis”, advierte el documento.
Y a pesar de ese difícil panorama, se concluyó que todavía existe una incertidumbre considerable sobre cuánto siguen afectando los daños climáticos el crecimiento a largo plazo y hasta qué punto las sociedades pueden adaptarse para reducir estos daños.
Según estimaron los autores del estudio, dependiendo de cuánto se vea afectado el crecimiento, los costos económicos del calentamiento de este siglo podrían llegar hasta el 51 % del PIB mundial.
El coautor del análisis, Chris Brierley (UCL Geography) señaló que “todavía no sabemos exactamente cuánto efecto tendrá el cambio climático en el crecimiento económico a largo plazo, pero es poco probable que sea cero, como ha supuesto la mayoría de los modelos económicos”.
“El cambio climático hace que los eventos perjudiciales, como la reciente ola de calor en América del Norte y las inundaciones en Europa, sean mucho más probables”, señaló.
Agregó que “si dejamos de asumir que las economías se recuperan de tales eventos en meses, los costos del calentamiento parecen mucho más altos de lo que se suele afirmar. Comprender mejor cómo el clima altera el crecimiento económico e incluso en presencia de pequeños efectos a largo plazo, reducir las emisiones se vuelve mucho más urgente”.
Adicionalmente, los investigadores actualizaron el modelo para tener en cuenta los avances en la ciencia del clima durante la última década, así como el efecto del cambio climático en la variabilidad de las temperaturas medias anuales, lo que aumentó el costo proyectado del cambio climático.
En ese sentido, calcularon el efecto de estos cambios en el ‘costo social del carbono’ (SCCO2), un indicador crucial del nivel de urgencia para tomar medidas climáticas que calcula el costo económico de las emisiones de gases de efecto invernadero para la sociedad.
Estimadas en dólares, el valor de la tonelada de dióxido de carbono varía entre 10 y 1.000 dólares. Sin embargo, al tener en cuenta la ciencia climática más robusta y los modelos actualizados, este nuevo estudio sugiere que el daño económico podría de hecho superar los 3.000 dólares por tonelada de Carbono.
“La quema de CO2 tiene un costo para la sociedad, incluso si no es directamente para nuestras billeteras. Las emisiones de cada persona podrían muy bien resultar en un costo para la humanidad de más de 1.300 dólares por año, aumentando a más de 15.000 una vez los impactos del cambio climático en el crecimiento económico están incluidos”, explicó.
El estudio concluyó que los valores centrales eran mucho más altos de lo que los legisladores de los Estados Unidos previeron. El gobierno, por ejemplo, utiliza actualmente un costo social del carbono de alrededor de 51 dólares por tonelada para juzgar los costos y beneficios de los proyectos relacionados con las emisiones de gases de efecto invernadero, mientras que el Esquema de Comercio de Emisiones de la UE —que cubre la energía, la fabricación y la aviación— superó recientemente los 61 euros por primera vez.
Por su parte, el coautor del estudio Paul Waidelich (ETH Zürich) señaló que “los hallazgos confirman que es más barato reducir las emisiones de gases de efecto invernadero que lidiar con los impactos del cambio climático, y los daños económicos del calentamiento continuo superarían con creces la mayoría de los costos que podrían estar involucrados en la prevención de emisiones ahora”.
“El riesgo de que los costos sean incluso más altos de lo que se suponía anteriormente reafirma la urgencia de una mitigación rápida y fuerte. Demuestra que optar por no reducir las emisiones de gases de efecto invernadero es una estrategia económica extremadamente arriesgada”, puntualizó.