Es un baluarte de la diversidad nacional. El el Jardín Botánico de Bogotá- José Celestino Mutis, es una joya de la biodiversidad enclavada en la mita de la enorme capital. En ese lugar, fundado en 1955 por el sacerdote Enrique Pérez Arbeláez en la localidad de Engativá, es posible encontrar cerca de 55.000 individuos de plantas de 304 familias y 469 géneros. De las más de 900 especies que se encuentran registradas, cerca del 78 por ciento son nativas y 14 por ciento son endémicas. Los ecosistemas representados allí corresponden principalmente a bosque altoandino y páramo.  Le sugerimos: La arborización urbana, una prioridad para el Jardín Botánico de Bogotá Este miércoles se conmemoran 65 años de fundación y para celebrarlo se realizarán recorridos virtuales en vista de que aún el lugar no ha podido abrir sus puertas al público por cuenta de las restricciones para evitar el contagio del coronavirus. También se tiene programada la realización de diferentes estrategias culturales a través de las redes sociales. La agenda se externderá hasta el 15 de agosto.  Semana Sotenible habló con su directora Martha Liliana Perdomo Ramírez sobre la evolución de este proyecto, los obstáculos que han tenido, los sitios emblemáticos de la ciudad y el papel que el JBB cumple en ellos,  así como de los proyectos alternos que se manejan desde esa entidad, como la arborización de la ciudad. 

Martha Liliana Perdomo Ramírez, directora del Jardín Botánico de Bogotá, aseguró que cada vez la ciudadanía está más involucrada con el tema ambiental. Foto: JBB.  - Semana Sostenible (SS): En 65 años que cumple, ¿cuál cree que es el mayor o el más importante hito del Jardín Botánico y por qué? Martha Liliana Perdomo (MLP): Asumir el manejo del arbolado urbano y rural de la capital desde hace más de dos décadas ha permitido ganar experticia técnica, operativa y científica, contribuyendo a que el crecimiento urbanístico de Bogotá no se haga de espaldas al mejoramiento de sus coberturas verdes, indispensables para el equilibrio ambiental de la ciudad y sus habitantes. - SS: No es fácil conciliar una ciudad con un crecimiento tan complejo como Bogotá, con las necesidades de arborización. ¿Cómo prepara esta administración la ciudad que todos los bogotanos esperamos tener en materia de árboles para la década 20-30? MLP: El principal objetivo de nuestra intervención es contribuir a mejorar la calidad ambiental de la ciudad a través la conectividad biológica, la biodiversidad, las funciones y servicios ambientales y sociales de las coberturas vegetales del Distrito Capital y la ciudad región. Nos apoyamos en el uso de tecnología a través del Sistema para la Gestión del Arbolado Urbano (SIGAU), para innovar, generar conocimiento e incrementar la calidad de las coberturas vegetales capitalinas. - SS: ¿Cuáles son las especies insignia de Bogotá, esas que todo bogotano debe tener presentes para sembrar en su antejardín? MLP: En primer lugar, nuestro nogal, reconocido como árbol insignia de Bogotá desde el año 2003. Otras especies valiosas son la palma de cera, los robles y pinos colombianos, sietecueros, arrayanes, alcaparros y un sinnúmero de árboles y arbustos de gran valor ambiental para Bogotá, que pueden ser reconocidos en parques y avenidas de la ciudad, como también en el Jardín Botánico de Bogotá para disfrute y deleite de los capitalinos. Sin embargo, si pensamos en los espacios reducidos como antejardines, no debemos dejar pasar por alto especies como tuno, gurrubo, chiripique, mortiño, sietecueros, flor de mayo, bomarea, curubas entre otros. Y por supuesto a nivel de orquídeas y bromelias el espectro puede ser muy amplio, del cual debemos destacar la orquídea Oncidium luteopurpureum anteriormente Odontoglossum, reconocida como la flor de Bogotá.

El jardín alberga más de 900 especies de plantas. Foto: JBB - SS: ¿Cómo ve la relación de los capitalinos con su entorno verde? ¿Qué le falta y qué es lo más destacable? MLP: Estar por segunda vez al frente del JBB me permite asegurar que la ciudadanía de hace dos décadas no se involucraba en la gestión ambiental de la forma en que lo hacen actualmente. La de hoy es una participación incidente, activa, abierta y decidida. El rol del ciudadano actual con los temas que afectan su entorno y su calidad de vida es un ejemplo para muchas ciudades del país y del mundo. Nuestra ciudadanía cuida y vigila con celo que quienes tenemos el deber de proteger y conservar los recursos florísticos de la ciudad lo hagamos con transparencia y en forma asertiva y oportuna. El terreno está abonado para seguir trabajando en materia de educación y promoción de la cultura ambiental, desde una apuesta por la formación de ciudadanía ambiental. - SS: ¿Qué es lo mínimo que un bogotano puede hacer por el verde de su ciudad? MLP: Cuidar los árboles que están a su alrededor con acciones simples y cotidianas como el riego, la limpieza de desechos o basura, pero fundamentalmente, sumándose a las redes de cuidadores y cuidadoras del ambiente que en esta administración estamos formando en cada localidad, de la mano con ejercicios como la comunicación social del riesgo, que no solo nos permite intervenir a tiempo en situaciones de riesgo por las condiciones físicas o el deterioro de algunos árboles de la ciudad, sino además por la presencia de otras amenazas como plagas y enfermedades. - SS: Se dice de los ríos y de muchos ecosistemas: los humanos vivimos de espaldas al medio ambiente. Pero fue justo ahora durante la pandemia que nos dimos cuenta de que existen otros seres vivos a nuestro alrededor. ¿Cómo cree que debe empezar esa relación armónica con el entorno una persona cualquiera a la que el confinamiento le permitió sensibilizarse acerca de esas otras formas de vida con las que compartimos la ciudad? MLP: La gran lección de la pandemia será la de haber logrado que las personas entiendan que tenemos un ambiente prestado y compartido con otras especies que no aparecieron por azar, sino que recuperaron espacios y hábitats que les eran propios y que invadimos con nuestra cotidianidad avasalladora e indiferente. Le recomendamos: Más de 1.000 plantas colombianas de diferentes especies estarán en un solo lugar Debemos ser más conscientes del impacto que nuestras actividades cotidianas generan en la naturaleza, como un factor de protección o deterioro de la misma. Por ello, en el JBB estamos empeñados en fortalecer programas enfocados a promover el cambio de hábitos y comportamientos frente al ambiente y sus interacciones en procura de formar una verdadera ciudadanía ambiental. Pautas generales como ahorrar energía y agua; separar los residuos en la fuente; disminuir el consumo innecesario de recursos, principalmente de plásticos y combustibles fósiles; reciclar; cuidar el entorno natural y el espacio público, cobran cada día más vigencia para tener una relación armónica con nuestro entorno.

El jardín tiene una extensión aproximada de 195.000 metros cuadrados. Foto: JBB.  - SS: En materia de investigación, ¿qué es lo más destacable que ha podido adelantar el JBB y cómo se integra esa gestión a la realidad de la ciudad? MLP: La trayectoria investigativa del Jardín Botánico de Bogotá se ha enfocado en conservación in situ y ex situ de la flora del Distrito Capital y la región, desde las perspectivas de caracterización de la biodiversidad y servicios ecosistémicos, coberturas vegetales urbanas y conectividad, restauración ecológica y uso sostenible, lo que ha generado un importante acervo informativo de la flora de Bogotá. Esto en respuesta a las necesidades de Distrito frente a la creciente degradación antrópica de los recursos naturales, con énfasis en el componente vegetal.  - SS: El presidente se comprometió con la siembra de 180 millones de árboles en la pasada cumbre de Davos. ¿Cuál es la cuota de Bogotá, en cuánto tiempo y de qué manera? MLP: La meta distrital en este cuatrienio es de 802.000 árboles y arbustos nuevos en el territorio Distrital. Nuestra meta institucional prevé la plantación de 80.000 nuevos árboles en el espacio público urbano de la ciudad y 225.000 con fines de recuperación ecológica en zona rural, esta última incluye la implementación del Programa de Restauración Ambiental del PMA de la Reserva Thomas Van der Hammen. 

La arborización de Bogotá está a cargo del Jardín, siendo este uno de sus mayores desafíos. Foto: archivo/Semana.  - SS: La arborización de Bogotá y el mantenimiento, en algunas zonas, se convierte en gestiones interminables porque la administración y la gente no logran puntos intermedios o en común y pasan cosas como la tensión tan tremenda que se generó con las talas de la pasada administración: algunas de noche, algunas inconsultas, etc. ¿Cómo recupera esta administración la confianza de la gente? ¿A qué le apunta? MLP: En Bogotá hay por lo menos 64 puntos en los que la comunidad está organizada activamente en oposición al manejo del arbolado urbano. Los puntos están distribuidos en 12 localidades, con el mayor movimiento concentrado en Usaquén, Suba, Fontibón y Kennedy. Desde la Alcaldía de Bogotá, el Jardín Botánico trabaja en tres estrategias para disminuir la conflictividad socioambiental relacionada, y activar procesos de cultura ciudadana en el cuidado y manejo de nuestros árboles. Le apuntamos al trabajo articulado entre ciudadanía y JBB en el marco de lo que hemos denominado “replantando confianza”, un esquema basado en el diálogo y la participación incidente, donde es la comunidad la que decide cómo quiere proteger y mejorar sus parques, zonas verdes y corredores arbóreos de su barrio o localidad, para de esta forma contribuir a reverdecer a Bogotá. Lea también: El déficit de árboles en Bogotá y su posible impacto en la calidad del aire La estrategia está basada en el diálogo con la ciudadanía, donde  informar es el paso principal para que haya un nivel de comprensión que permita abordar los temas. En medio de esta construcción de confianzas tiene lugar la creación de redes de cuidadores  por el entorno ambiental, que, bajo el marco de la corresponsabilidad, no solo están atentos a jornadas de plantación, sino que asumen un papel protagónico en el mantenimiento de los espacios intervenidos. Estas redes se configuran en mesas de trabajo con planes de acción conjuntos, donde tanto las entidades del Distrito que intervienen en un punto determinado, y la comunidad y organizaciones asumen una responsabilidad para que el entorno ambiental sea protegido y conservado.   - SS: Un poco el escepticismo de la gente de Bogotá con algunos gobiernos ha tenido que ver con que la arborización es lo último en lo que se piensa. ¿Cómo cree que debe hacerse, en un mundo ideal, un tema de arborización? MLP: La arborización urbana debe ser entendida como una forma de intervención del espacio público y privado de una ciudad. Las urbes deben combinar distintas formas vegetales que complementen la arborización, como áreas ajardinadas, techos y muros verdes, huertas entre otros. Hoy en día la planificación urbana debe privilegiar el espacio público como escenario de encuentro y convivencia, donde la vegetación cobra un papel relevante a través de los bienes y servicios ambientales que proveen como suministro de oxígeno, captura de carbono, alimento para insectos y aves, regulador climático y generador de bienestar y calidad de vida. - SS: Hablemos de las talas programadas. ¿Cuántas quedan, en dónde, para cuándo y de qué manera se van a hacer? MLP: El nuevo Plan Distrital de Desarrollo Un Nuevo Contrato Social y Ambiental para la Bogotá del siglo XXI ha sido explicito en acabar con la tala indiscriminada de árboles en la ciudad. Nuestro enfoque se orienta a la gestión preventiva del riesgo, donde el arbolado urbano mal emplazado, deteriorado o en inminente amenaza de volcamiento, deberá ser intervenido y sustituido según las condiciones de cada lugar, pero soportado en la comunicación real y oportuna a las comunidades. Dentro de las acciones preventivas previstas por el Jardín Botánico, destacamos el manejo y control de plagas y enfermedades en aproximadamente 100.000 árboles, así como también las podas sanitarias. A la fecha seguimos interviniendo 625 árboles que han sido evaluados y conceptuados por la autoridad ambiental.

La tala de árboles en algunas zonas de Bogotá ha generado conflictos entre las autoridades y la comunidad. Foto: archivo/Semana.   - SS: Hablemos de algunos sitios emblemáticos, su estado y el papel del JBB en ellos: Reserva Thomas van der Hammen, Cerros Orientales, La Conejera  MLP: El Jardín Botánico ha trabajado en procesos de investigación para el restablecimiento del equilibrio ecosistémico de áreas alteradas del Distrito Capital y la región, con énfasis en la implementación de estrategias de restauración, entre otros, en la Reserva Forestal Regional Productora del Norte de Bogotá - Thomas van der Hammen, específicamente en los programas de preservación ambiental y restauración ambiental con fines de conectividad ecológica entre el Santuario de Fauna y Flora Las Mercedes y el Humedal la Conejera, y en la Reserva Forestal Protectora Bosque Oriental de Bogotá, implementando estrategias relacionadas con el control de tensionantes, la plantación de especies nativas, el mantenimiento de las coberturas vegetales, la traslocación de suelo y el uso de tapetes biocolonizadores, entre otras.  

La implementación de estrategias de restauración es uno de los principales papeles que cumple el jardín en lugares como la Reserva Thomas van der Hammen, los Cerros Orientales y los humedales. Foto: JBB.  Para el caso del Bosque de San Carlos, es una plantación forestal antigua y considerada un emblemático pulmón verde del sur de la ciudad. Sin embargo, la madurez de sus eucaliptos y el evidente deterioro de su estructura hace necesario implementar un plan de manejo arbóreo, que mitigue el riesgo de los usuarios y visitantes del parque metropolitano, como también habilite un espacio para enriquecer y diversificar el número de especies que consoliden este lugar de la ciudad como un nodo de biodiversidad y espacio para la contemplación y recreación activa. Le puede interesar: Las orquídeas colombianas están en peligro de extinción El Parque El Virrey se ha convertido en un referente de apropiación comunitaria, donde el Jardín Botánico ha desempeñado un papel importante en el desarrollo de proyectos de plantación con la comunidad, buscando enriquecer la diversidad y composición vegetal del parque, consolidándose como un ejemplo de bosque urbano a replicar en otros puntos de la ciudad. -Ss:  Hace poco se talaron 80.000 árboles en Entrenubes. ¿Cómo se trabaja para recuperar de alguna manera lo que se perdió? MLP: El Parque Distrital de Montaña Entre Nubes es administrado por la Secretaría Distrital de Ambiente, como autoridad ambiental. - SS: También ha habido talas ilegales en algunos humedales. El tema es obvio que va de la mano con la cooperación de la gente, pero ¿cuál puede ser la explicación de eso que pasa allí? MLP: A la fecha no solo en humedales, sino en varios puntos de la ciudad se han presentado talas ilegales, sin embargo, la competencia directa para estos casos está en manos de la Secretaría Distrital de Ambiente a través de la Subdirección de Silvicultura, Flora y Fauna silvestre, los cuales realizan Control y seguimiento de estos casos. - SS: Finalmente, ¿cuál es el ideal de arborización en una ciudad como Bogotá en la que cada quien dice que por cada metro se requieren X árboles y por cada persona X cantidad? ¿Exactamente cuál es la proporción y cómo se trabaja en ello? MLP: Nuestra capital registra cerca de 7,5 millones de habitantes en contraste con 1,3 millones de árboles localizados en el espacio público de la ciudad, es decir, que a nivel general tenemos 5,8 habitantes por cada árbol plantado en la capital. Encontrando situaciones críticas como en la localidad de Bosa, donde la relación es de 20 habitantes por árbol, en contraste con Teusaquillo, una de las localidades más arborizadas que presenta dos habitantes por cada árbol. Pero esta situación no solo depende de la implementación de acciones de plantación de nuevos árboles. El problema realmente radica en la inexistencia de espacios arborizables en localidades densamente pobladas como Bosa, Kennedy, Ciudad Bolívar, Puente Aranda o Fontibón, que requieren de otros instrumentos de ordenamiento que viabilicen la generación de espacio público verde que habilite la posibilidad de fortalecer las coberturas.