La Gran Barrera de Coral australiana es el mayor ecosistema de este tipo en el mundo. Su importancia no solo se debe a que se extiende a lo largo de 345.000 kilómetros cuadrados sobre las costas de ese país, sino que contiene más de 3.000 tipos de arrecifes y centenares de islas tropicales.Este enorme tesoro natural está amenazado por el blanqueo de los corales, un fenómeno causado principalmente por el cambio climático, por las actividades industriales o agrícolas, y también por una nociva e invasiva estrella de mar: la "corona de espinas" o acantáster púrpura.Esta estrella, que se alimenta casi exclusivamente de corales, puede llegar a tener un metro de diámetro y está dotada de un veneno tóxico para el hombre. Todavia no existe consenso científico sobre las razones que expliquen las invasiones de las “coronas de espinas”. Lo que sí se sabe es que su impacto en la Gran Barrera es importante. Según un estudio de 2012, un 42 por ciento del daño que han sufrido los corales en los últimos 27 años se debe a esta plaga.Pero una investigación del Instituto Australiano de Ciencias Marinas (AIMS) mostró que estas estrellas de mar evitan las áreas del Pacífico donde vive el “charonia tritonis”, un caracol conocido también como “tritón gigante”. Esta especie marina, que posee un espectacular caparazón que puede medir hasta 50 centímetros de largo, tiene un olfato muy desarrollado que le sirve para cazar.Caracoles para salvar los coralesLas investigaciones han demostrado que estos caracoles son muy aficionados a alimentarse de las estrellas de mar "coronas de espina". Pero el número de estos animales marinos ha declinado con fuerza, ya que son muy preciados por sus caparazones. Sin embargo, el gobierno australiano anunció que va a otorgar fondos para financiar la investigación sobre la cría de estas especies.“Si la investigación se revela exitosa, los científicos estudiarán el impacto de los caracoles gigantes en las estrellas de mar ‘corona de espina‘ y evaluarán su potencial como herramienta para reducir la desaparición de los corales”, declaró el parlamentario Warren Entsch.Las caracolas marinas que están en los laboratorios del AIMS han puesto varios huevos que han permitido en el último mes el nacimiento de más de 100.000 larvas. Pero los conocimientos sobre su ciclo de vida son por ahora muy limitados: el AIMS ha necesitado dos años para poder capturar a ocho tritones gigantes.“Todavía no sabemos mucho sobre ellos, lo que comen, si son nocturnos o no, y es la primera vez que intentamos hacer una labor de cría en acuicultura”, declara la ecóloga Cherie Motti, responsable de las investigaciones.Por ahora el trabajo se concentrará en el desarrollo de larvas y el objetivo final es poder soltar especímenes de tritones gigantes durante los períodos en que las estrellas de mar invaden los arrecifes de corales. “Si podemos tener un depredador natural capaz de hacer nuestro trabajo, ya sería un muy buen resultado”, asegura Motti.