Mateo y Matías fue el nombre que Marisol Cendales, una humilde campesina, escogió para bautizar a las dos zarigüeyas bebé que encontró en un potrero cerca a su casa, ubicada en zona rural del municipio de Jenesano (Boyacá).  La escalofriante escena en la que halló a estas dos crías, sin duda la marcaron. Tendida sobre el pasto yacía la madre muerta con el vientre abierto. En la bolsa marsupial se movían los bebés. Su instinto maternal salió a flote. "A mí me dio mucha tristeza dejarlos botados y me los llevé a mi casa", mencionó.  Le sugerimos: Buscan a responsables de torturar a zarigüeya en el Pacífico Durante tres días, Marisol y su familia les brindaron cuidado a estos dos pequeños marsupiales hasta que finalmente pudieron ponerse en contacto con la autoridad ambiental que hace presencia en esa región: la Corporación Autónoma Regional de Chivor (Corpochivor).

La zarigüeya recién nacida fue entregada a los funcionarios de Corpochivor para su cuidado. Foto: Corpochivor.   Sin embargo, pese al esmero de los integrantes de ese hogar boyacense por mantener en buen estado a los bebés, Matías no resistió y murió, mientras que Mateo fue trasladado por los funcionarios de la corporación al Centro de Atención, Valoración y Rehabilitación de Fauna Silvestre (CAVR) en Garagoa.  Le recomendamos: Tras una compleja cirugía, una zarigüeya vio una nueva luz de esperanza "Al inicio se le garantizó la temperatura adecuada por medio de bolsas calientes y la alimentación mediante amamantamiento artificial por medio de una jeringa en la que se le suministraba leche deslactosada cada dos horas. Este proceso se mantuvo por un el lapso de mes. Posteriormente, se empezó con la adaptación a una nueva dieta que incluía frutas", comentó Juan Guillermo Morales, funcionario de Coporchivor. 

Durante el primer mes el pequeño marsupial fue amamantado artificialmente con leche deslactosada. Foto: Corpochivor.  A medida que se evidenciaba el crecimiento del pelo en el animal, se dejó de suministrar calor. Adicionalmente fue construida una infraestructura similar a su hábitat natural, enriquecida con ramas que le permitieran trepar y un refugio para anidar. "Se le suministraron presas vivas como saltamontes y ratones, y se realizó la disposición de alimento en diferentes puntos del encierro para estimular el forrajeo", afirmó Morales.   Tras cinco meses de rehabilitación, el equipo profesional del CAVR, dio el visto bueno para que Matías pudiera retornar a la libertad. Fue así como en un área boscosa de Jenesano, este marsupial, que milagrosamente sobrevivió al ataque de los perros que acabaron con la vida de su madre, retornó a su entorno natural y se constituye en una esperanza de vida para esta especie. 

En una zona boscosa del municipio de Jenesano fue liberado Mateo. Foto: Corpochivor.  De acuerdo con la Red Colombiana de Seguimiento de la Fauna Atropellada (Recosfa), una iniciativa ciudadana que desde el 2014, identifica y realiza el inventario de los puntos donde más se registra este fenómeno en el país, las zarigüeyas son la especie con mayor registro de atropellamiento en Colombia, con un 63,1 por ciento, seguido por la ardilla de cola con 6,9 por ciento y el oso melero con 3,2 por ciento. Le puede interesar: Animales atropellados: un reto para la expansión de carreteras en Colombia Esta situación, junto a la caza indiscriminada y la desaparición de su hábitat por cuenta de fenómenos como la deforestación, la expansión de la frontera agrícola y la fragmentación de los ecosistemas, la ubican en la categoría de peligro de extinción, razón por la cual es indispensable salvaguardarlas.  "Estoy muy feliz de volverlo a ver, porque el día que lo entregué, a mí me dio mucha nostalgia", manifestó Cendales, quien instó a las personas a no maltratar a las zarigüeyas.

Tras cinco meses de adaptación, Mateo pudo volver a la libertad. Foto: Corpochivor.   Petición a la que se unieron desde Corpochivor, en donde resaltaron el alto valor ecológico que tiene esta especie como dispersor de semillas y controlador de plagas como insectos y pequeños vertebrados. Además, son importantes en la cadena alimenticia por ser fuente de alimento para águilas y grandes carnívoros como felinos y zorros. "En Corpochivor nos sentimos orgullosos de contar con aliados como doña Marisol Cendales, quien rescató a esta zarigüeya, le brindó los primeros cuidados y nos la entregó para iniciar su proceso de rehabilitación. Gracias a personas como ella, seguiremos posicionando al suroriente de Boyacá como un territorio agroambiental sostenible, líder en el cuidado de nuestra fauna silvestre”, afirmó Plinio Rolando Forero Dueñas, director de Coporchivor. Desde la corporación informaron que las personas que deseen hacer entrega o reportar la tenencia ilegal de alguna especie de fauna silvestre, puede comunicarse a las líneas 7502189, 7500661 o 3208351889.