La laguna de Sonso presenta un alto grado de contaminación, producto de las actividades humanas, lo que ha llevado a que esta zona no sea apta para contacto primario como natación, ni tampoco secundario como es el caso de las actividades náuticas, afectando el normal desarrollo de unas 1.500 familias que habitan en zonas aledañas al lugar, pues también para muchas de ellas, en este ecosistema encuentran su sustento alimenticio y económico.  Así se deprende de un trabajo de investigación realizado por María Cristina Papamija, doctora en Ciencias Agrarias de la Universidad Nacional, en la sede de Palmira, quien evaluó las variables físicas y químicas del agua de este ecosistema, con el propósito de conocer su estado trófico o nivel de eutrofización, es decir, la contaminación que se presenta en su interior.  De acuerdo con el análisis, en el fondo de la laguna hay una importante cantidad de material orgánico que requiere un gasto de oxígeno significativo, lo que termina por deteriorar la calidad del agua. Le recomendamos: Peces de la Reserva Natural de Yotoco, en riesgo de extinción Las afectaciones ambientales de esta reserva natural, ubicada en jurisdicción del municipio de Buga, en el departamento del Valle, se generan especialmente por la intervención de actividades humanas que estarían aportando altas cargas de materia orgánica como desechos domésticos e industriales.  El hallazgo de contaminación en la reserva natural Laguna de Sonso es preocupante, más cuando los reportes de la Asociación de usuarios para la protección y el mejoramiento de las cuencas hidrográficas de los ríos Yotoco y Mediacanoa (AsoYotoco), indican que esta zona es una fuente importante de alimento para habitantes que tienen en este ecosistema su única fuente de ingresos.  Corredor biológico La importancia ecológica de este cuerpo de agua, que permanece en un mismo lugar sin fluir, no solo se restringe a las condiciones que representa para la vida acuática, sino también por ser un corredor biológico que favorece la migración de especies entre las cordilleras Central y Occidental. La contaminación de este tipo de ecosistemas es ocasionado generalmente por actividades como la agricultura, ganadería, residuos urbanos, actividades industriales y forestales, y contaminación atmosférica. El exceso de nutrientes hace que las plantas y los organismos crezcan en abundancia, consumiendo gran cantidad del oxígeno disuelto y aportando materia orgánica al ecosistema. Una forma de cuantificar esta contaminación es mediante las variables en agua evaluadas por la investigadora Papamija como dióxido de carbono, oxígeno disuelto, temperatura, pH, durezas totales, cloruros y alcalinidad. Por ejemplo, con respecto a la alcalinidad, definida como una medida de la capacidad del agua para neutralizar los ácidos, mediante el análisis se logró determinan que tiene valores de hasta 398 miligramos por litro de agua, lo que evidencia grandes concentraciones de contaminación considerando que los valores de referencia deberían ser de apenas 50 mg/L. Le sugerimos: Corredores biológicos para atenuar los impactos de la deforestación “Estas alteraciones han generado el deterioro progresivo del ecosistema, que se identifica por cambios de pH (grado de acidez) y bajas concentraciones de oxígeno que afectan de manera directa el desarrollo y la supervivencia de los organismos biológicos que habitan la laguna”, comentó la doctora. La baja concentración de oxígeno disuelto en el agua responde también a la profundidad de la laguna (entre 40 y 70 cm), especialmente en época de sequía, que no permite la estratificación de la temperatura en el cuerpo de agua, con lo cual gases como el oxígeno no se pueden disolver y terminan evaporándose, poniendo en riesgo la supervivencia de especies clave no solo para el ecosistema, sino para el sustento de quienes habitan en el área cercana.