Para un país, depender únicamente de fuentes de energía renovables hace menos de una década parecía una utopía, pero gracias al continuo avance tecnológico y a la incansable investigación varios ejemplos demuestran que es posible (Vea: Cinco países prueban que el mundo no necesita combustibles fósiles). Sin embargo, para Suecia esto no parece ser suficiente y quiere ir más allá al convertirse en la primera economía libre de petróleo, carbón y gas natural; una meta que el país europeo se traza de aquí al 2050.En el 2005, el país escandinavo se había propuesto dejar los combustibles fósiles para el 2020, pero viendo que los plazos eran difíciles de cumplir decidió poner una fecha más realista. Muchos dirán que esta meta ya la alcanzó Costa Rica que obtiene toda su energía de hidroeléctricas y plantas geotérmicas. Sin embargo, Suecia quiere que toda su infraestructura, incluso los vehículos, dependa de energía 100% verde. “Si no hacemos nada, o si esperamos demasiado tiempo, la transición podría resultar brutal y costosa”, aseguró Mona Sahlin, ministra para el Desarrollo Sostenible de Suecia. “Anticiparse al problema podría ser menos complicado, sin afectar los progresos logrados en los ámbitos económico y social”, añadió. (Vea: La contaminación ambiental actual no tiene precedentes según la ONU)En 2005 Sahlin expuso públicamente los principales rasgos del programa nacional contra la dependencia del petróleo que se cimentó en la concesión de beneficios fiscales para la conversión del petróleo, mayor inversión en energías renovables, incremento de los combustibles verdes, y la investigación para aumentar los conocimientos sobre el concepto de sociedad renovable. Al día de hoy el gobierno sigue manteniendo estos preceptos a la vez que ya destinó para 2016 una inversión cercana a los 500 millones de dólares para potenciar las energías renovables y la lucha contra el cambio climático.El ambicioso proyecto inicialmente contemplaba la no utilización de energía nuclear, sin embargo, en el 2010 el país nórdico retiró la moratoria nuclear establecida a través de un referéndum en 1980. Esto generó un amplio debate entre ecologistas y el gobierno sobre cuál debe ser el tipo de energía que lidere el paso hacia las energías limpias. Jesper Liveröd, responsable de energía de Greenpeace asegura que dejar la puerta abierta a la energía nuclear es una mala decisión, “el Gobierno apuesta por una alternativa errónea”. (Vea: ¿Por qué Calgary es la ciudad más limpia del mundo?)A pesar de estos sobresaltos, el plan será uno de los proyectos bandera de Suecia de cara a la próxima COP 21 de París. En un intento de demostrar que en materia climática es posible ir más allá de reducir el porcentaje de emisiones contaminantes. El tiempo dirá si el proyecto sueco logrará su cometido, pero de momento el plan es respaldado por décadas de ambiciosas políticas ambientales consistentes en penalizar con impuestos a las empresas más contaminantes y conceder subvenciones a las que apuestan por las energías limpias. Algo que ha permitido que en el 2010 el país produjese más energía con biomasa que con combustibles fósiles. Asimismo, estas políticas premian a los ciudadanos que optan por un vehículo verde con disminución en la tributación. (Vea: La contaminación ambiental actual no tiene precedentes según la ONU)Según Stefan Löfven, primer ministro sueco, “todo este esfuerzo es por las generaciones futuras”. Además de que a futuro Suecia tendrá una gran ventaja frente a los elevados precios del petróleo. Mientras Estados Unidos, China y otras potencias saldrán a buscar quien les ayude con la transición a energías alternativas, Suecia contará con el conocimiento y con el mercado de producción de celdas solares, del que es líder en la actualidad. Una particular paradoja ya que mientras la mayoría de países perderá con la caída de los combustibles fósiles Suecia ganará en materia económica y en bienestar para toda su población.