Con el objetivo de contribuir al medioambiente y a la preservación de especies amenazadas en la región, Cerrejón inició de forma voluntaria en 2007 un proyecto de conservación de tortugas marinas en la Alta Guajira, que contempla una estrategia de participación comunitaria para el mejoramiento del recurso natural y la calidad de vida de las comunidades locales.Este proyecto, en el que participan la comunidad de Bahía Hondita y Cerrejón, cuenta con la supervisión de la Corporación Autónoma Regional de La Guajira (Corpoguajira), Conservación Internacional y la Armada Nacional. De esta manera, se asegura que las acciones se ajusten a los lineamientos oficiales y que sean las acordes para cumplir con el proceso de conservación de una especie en peligro.Le recomendamos: “Las tortugas son seres mágicos y misteriosos”El trabajo realizado ha resultado en la preservación de 2,3 kilómetros de playas idóneas para la formación de los nidos. Adicionalmente, con la comunidad de Bahía Hondita se ha logrado proteger el proceso de anidación y liberar tortugas jóvenes en el mar. En los últimos tres años se han salvado 42 nidos y 2.725 animales recién nacidos de las especies Caretta caretta y Chelonia mydas. También se rescataron y liberaron de redes de pesca unos 25 animales juveniles de tortuga verde y carey.La comunidad que participa en el proyecto está conformada por 107 familias de la etnia wayúu agrupadas en clanes, que están organizados en torno a autoridades tradicionales por medio de un sistema que respetan todos los habitantes. Ellos han reconocido los beneficios del proyecto, ya que proteger las tortugas ha impulsado el turismo en la zona y el desarrollo de otras actividades productivas que generan empleo y ocupación.Le puede interesar: Huevos impresos en 3D para luchar contra el comercio de tortugasEl trabajo y compromiso de la comunidad, que involucra a patrulleros de playas, mujeres, ancianos y niños, ha permitido asegurar el éxito del programa y su continuidad en el tiempo. Con este proyecto se ha logrado proteger a estas especies de la caza indiscriminada y la sobreexplotación, fenómenos que llegaron a ubicarlas en estado de amenaza en la región. Según reportes, desde los años setenta, cada semana se extraían aproximadamente 50 tortugas marinas de las playas, ocasionando incluso que los niños de la zona no reconocieran a estas especies como parte de la fauna local.La participación del sector privado en este tipo de iniciativas, con la vinculación de diversos aliados, son claves para generar proyectos sostenibles que contribuyen a la protección del medioambiente. Un trabajo conjunto que ha dado grandes frutos, como la liberación de 6.400 tortugas desde el inicio del programa. Además, las comunidades han identificado oportunidades de mejoramiento en su calidad de vida a partir de las acciones de conservación que resaltan el valor ecosistémico de esta especie.