Su desaparición es inminente. Ya poco o nada se puede hacer. Del volcán nevado de Santa Isabel solo quedará el recuerdo. En menos de 10 años este ecosistema, que marca la frontera entre los departamentos de Risaralda, Tolima y Caldas dejará de existir. Los pronósticos del Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales, Ideam, así lo revelan. De la masa glaciar que lo conformaba, ahora solo restan ocho pequeños pedazos de hielo y nieve que poco a poco se derriten. Su altura, 4.965 metros sobre el nivel del mar, así como el calentamiento global y la reducción de las precipitaciones de nieve, son algunos de los factores que lo están "condenando a morir". "Los glaciares entre más altos son menos vulnerables, es decir, resisten más al cambio climático. Aquellos cuyas cumbres están a más de 5.000 metros, como El Cocuy, la Sierra Nevada de Santa Marta y el Nevado del Ruiz, pueden llegar a durar unas décadas más que otros que están por debajo de esa cota, sin embargo, podemos decir que para la segunda mitad de este siglo la gran mayoría podrían estar extintos", afirmó Jorge Luis Ceballos, subdirector de ecosistemas del Ideam. Le puede interesar:
El fatal vaticinio de este glaciólogo concuerda con lo que viene ocurriendo desde hace 200 años. A mediados del siglo XIX comenzó un nuevo ciclo solar caracterizado por la generación de una mayor radición y el aumento de las temperaturas. Esa era puso fin a la denominada Pequeña Edad de Hielo (PEH), un período frío que se registró desde comienzos del siglo XIV y hasta mediados del XIX, y durante el cual los glaciares aumentaron. "Entre los años 1600 y 1850 se registró un periodo frío muy intenso, quizás el último cambio climático natural del que el hombre fue testigo. Para esa época ya existían historiadores, naturalistas, pintores y acuarelistas de la Comisión Corográfica, quienes dejaron registros de la gran extensión de nevados que existían en el país", dijo Ceballos. El experto señaló que hace dos siglos se podía llegar a la nieve al subir entre 4.000 y 4.200 metros sobre el nivel del mar, en lo que hoy es conocido como superpáramo. Ahora, el límite del hielo está a 4.800 metros de altura, en promedio. Sin embargo, el también ingeniero geógrafo recordó que el geólogo holandés Thomas van der Hammen había indicado que hacía más o menos 30 mil años en Colombia había glaciares que se extendían por las tres cordilleras y comenzaban a los 3.000 metros. "En Monserrate y Usme ya había nieve, eso era una sierra nevada tremenda. En Sumapaz también. Todo eso eran glaciares y donde hoy queda la Sabana de Bogotá se encontraban lagos y humedales en grandes extensiones", apuntó.
Fue a finales del siglo XIX cuando comenzó el deshielo de los glaciares, época que coincidió con el inicio de la era industrial, el uso de combustibles fósiles y el extractivismo económico. “La atmósfera no estaba adaptada a la emisión de grandes cantidades de CO2, por lo que esos gases se fueron acumulando hasta producir el fenómeno llamado efecto invernadero, razón por la cual la tropósfera comenzó a calentarse y los glaciares a sentir la reaccionaron", recalcó. Pero el derretimiento se aceleró en la década de 1970 por cuestiones climatológicas producidas en los océanos, evidenciando que algo estaba mal. "Los glaciares siempre han sido fieles indicadores de las alteraciones climáticas del mundo", recalcó Ceballos. En Colombia la preocupación y el estudio de estos ecosistemas empezó a generarse desde 1980 cuando un grupo de profesionales del Instituto Agustín Codazzi decidió realizar las primeras mediciones, debido a que desde Europa los instaron a analizarlos por cuenta de lo que estaba sucediendo en ese continente. "Tomaban fotos y hacían informes, pero eso se quedaba en un nivel científico y no se divulgaba, pues la gente en esa época no le paraba bolas al cambio climático", manifestó. Le sugerimos: Lugares patrimonio del mundo perderían sus glaciares Ceballos ingresó en 1994 al Ideam y fue designado para seguir analizando el comportamiento de los glaciares, actividad que ha hecho ininterrumpidamente desde entonces, por lo que hoy tiene la autoridad para decir que cada uno de los seis nevados que todavía existen en el país "tienen su propia personalidad", pues -según él- dependen de variables como el clima regional y local, así como de características físicas propias como la altitud, topografía y tamaño. "Documentos históricos dan cuenta que en el siglo XIX en Colombia existían 19 nevados, de esos ocho se extinguieron en el siglo pasado (entre 1901 y 2000). Se trata de Galeras, Quindío, El Cisne, Puracé, Galeras, Sotará, Cumbal y Chiles", afirmó. En 1850 el área glaciar de Colombia era de 349 kilómetros cuadrados, mientras que en 2018 la cifra llegó a 36,6 kilómetros cuadrados. El nevado mejor conservado, según Ceballos, es el Parque Nacional Natural El Cocuy. "Desde el 2017 hemos venido observado unas nevadas impresionantes en ese lugar, con promedios de hasta casi dos metros, situación que refleja su buena condición, mientras que en los otros solo nieva de vez en cuando en temporada de lluvias y con un espesor mínimo (5 centímetros), que a los tres días desaparece", expresó. Le recomendamos: Nevado de El Cocuy continúa en franca recuperación El glaciólogo finalmente dijo que después del Santa Isabel, el próximo nevado que podría estar en riesgo de desaparecer es el del Tolima. "La desaparición de nuestros glaciares generará no solo un impacto paisajístico, también sociocultural. Ya no vamos a volver a ver montañas blancas. Nosotros vamos a ser, quizás, la última generación que conoceremos unos glaciares bonitos en Colombia", comentó. Ecosistémicamente, cuando el hielo desaparezca, le dará paso al páramo, dando fin a otra era de transformaciones.