El chuzón es lo primero que se siente cuando se empieza a coser, dice Virgelina Chará de la Unión de Costureros, uno de cuatro colectivos que desde el 2019 trabaja en conjunto con la Comisión de la Verdad en la iniciativa Tejiendo la Verdad.

Tejer se ha convertido en un un nuevo lenguaje de denuncia. “La gente empieza a identificarse y sentir sus dolores”, afirma Chará, quien junto a las integrantes de su colectivo está a cargo de los telares que se conocen como togas de la memoria; la forma que encontraron estas mujeres de relatar los procesos de resistencia  de la comunidad negra.

A la tarea de tejer se fueron sumando personas e instituciones. “Han cosido universidades, colegios, excombatientes, militares y familiares de desaparecidos”, cuenta Chará. No hay protocolo para participar, todo el que quiera puede hacerlo. “Solo con coger una aguja y una hebra de hilo ya hace parte del proceso”, advierte.

En total son 540 metros de tejido que los colectivos describen como un abrazo a la fachada del edificio de la Comisión de la Verdad, en el centro de Bogotá. “Lo que se ve hoy es el ejercicio material de los costureros en las localidades, pero detrás hubo un trabajo colectivo mucho más grande”, afirma Claudia Girón del costurero Kilómetros de vida y memoria.

Girón trabaja desde 1994 en narrativas testimoniales a través del arte. La idea del costurero empezó cuando se plantearon entender la normalización de la violencia contra personas o grupos específicos y la omisión de hechos y lugares. “La posibilidad de tejer, no solo con las manos o productos textiles, sino a través de relatos ha contribuido con ese entendimiento y análisis”.

A través del tejido, hombres y mujeres de distintos costureros enfrentan el dolor: “Es como conversar con la tela, la aguja y el hilo; es como si escribiéramos un libro, pero lo hacemos con hilos de colores”, comenta Marina Salazar, de Mujeres haciendo memoria. Martha Rentería, del costurero Retazos de bosa, comparte la idea de que cada detalle resguarda un proceso de sanación de quien lo cosió. Para ella los telares son una forma de expresión similar a los grafitis. “Yo amo el grafiti porque hace que las paredes hablen, como nuestros tejidos que tienen voz y dolor”. Para ambas es posible descubrir verdades a través de cada puntada, “que salga a relucir todo lo que necesitamos saber”, puntualiza Salazar.

Cubrir la Comisión con estos tejidos es un símbolo de solidaridad y apoyo al proceso de esclarecimiento de la verdad, una acción simbólica que se realizó en el marco de la conmemoración del ‘Día Nacional de la Memoria y la Solidaridad con las Víctimas’, que se celebra el 9 de abril.

El presidente de la Comisión de la Verdad, Francisco De Roux, hizo un reconocimiento a las víctimas y sus familiares. “Nadie como ustedes tiene la capacidad de hablar ante Colombia con una extraordinaria fuerza moral y política, desde la realidad de haber perdido a sus seres queridos, desde la destrucción de sus hogares, desde la forma como les arrebataron sus tierras, desde los años pasados en el secuestro”.