SEMANA: ¿Cómo entender la Cuarta Revolución Industrial en el escenario colombiano?

IVÁN CASTAÑO PÉREZ: La Cuarta Revolución Industrial es un nombre que le dimos a una época, a un momento de transformación social y económica. El punto es decidir si, en medio de este cambio, queremos ser sujetos pasivos o activos. Si tenemos un celular en la mano en este momento, usamos algún buscador web o le preguntamos algo a un asistente virtual, ya estamos siendo impactados por tecnologías que llamamos de la Cuarta Revolución Industrial.

SEMANA: ¿Cuál es el aporte de Ruta N a este contexto que estamos viviendo?

I.C.P.: Contamos con un componente que hemos llamado Cultura 4.0. Allí trabajamos en la sensibilización y educación de la ciudadanía y el sector empresarial. Pero tal vez el mayor impulso es el Centro Afiliado al Foro Económico Mundial para la Cuarta Revolución Industrial, operado por Ruta N. Este Centro ha permitido articular esfuerzos en el aprovechamiento de tecnologías como el internet de las cosas, la inteligencia artificial, la analítica de datos o el blockchain. Son 18 proyectos que han impactado el posicionamiento del país como nodo de buenas prácticas en este tipo de tecnologías. SEMANA: ¿Qué tanto ha avanzado Colombia en innovación, ciencia y tecnología en los últimos años? I.C.P.: El panorama es muy retador. Según el Observatorio Colombiano de Ciencia y Tecnología, Colombia invierte el 0,7 por ciento de su PIB en actividades de Ciencia, Tecnología e Innovación y el 0,3 en Investigación y Desarrollo. Para que tengamos un comparativo, el promedio de la Ocde en este último indicador es de 2,47 por ciento del PIB. Debemos hacer un esfuerzo mayor para poder acercarnos a los promedios mundiales. El camino es largo, pero es evidente que hay con qué trabajar, potencial, interés y condiciones para acelerar el crecimiento en ciencia, tecnología e innovación.

SEMANA: ¿Cuáles son los retos inmediatos que han identificado tiene Colombia para acelerar ese crecimiento?

I.C.P.: El primero es entender, estudiar y terminar de comprender qué implica la Cuarta Revolución como cambio social y económico. Ese primer paso, que ya lo estamos dando, nos da insumos para aterrizar dichos retos a nuestro contexto nacional, para dejar de ver esta realidad como algo ajeno que solo sucede en Estados Unidos, China o Europa, y visualizar, por ejemplo, cómo la agricultura, la manufactura o el sector creativo colombiano se benefician y dan pasos certeros para ser más activos y menos reactivos en medio de esta transformación.

SEMANA: ¿Qué tanto interés hay en los jóvenes colombianos por participar de este cambio?

I.C.P.: Son nativos digitales: nacieron conectados al mundo. El tema es lograr impulsar su curiosidad, pasión y voluntad, para que entiendan que la ciencia, la tecnología y la innovación son solo herramientas que están a su servicio para desarrollarse y lograr sus metas personales y profesionales.

SEMANA: Grandes compañías internacionales están mirando a Colombia para sus proyectos de tecnología e innovación...

I.C.P.: En el ejercicio por crear oferta y demanda de talento en Medellín, entre enero y agosto de 2021 hemos logrado que se asienten 24 empresas internacionales que han generado 2.648 empleos. La alianza más destacable que hoy tiene la ciudad es la movilización que hemos logrado con el tejido empresarial internacional que le cree a nuestra ciudad, su talento y la capacidad que entrega para el crecimiento de sus negocios. Por ejemplo, el hecho de que Mercado Libre haya elegido a Medellín como sede del segundo Centro de Tecnología, Innovación y Producto de Colombia es porque ha visto el desempeño del ecosistema de ciencia, tecnología e innovación. Es el mismo caso del Centro de Excelencia Smart 4.0 de Indra, orientado a resolver desafíos enmarcados en los Objetivos de Desarrollo Sostenible.

SEMANA.: ¿Qué pasará en diez años?

I.C.P.: Una de las características de estas nuevas revoluciones industriales es que cada vez duran menos. Ya estamos comenzando a escuchar de la Quinta Revolución Industrial, donde la máquina y el humano se vuelven una unidad indisoluble. Entonces el panorama en diez años puede ser profundamente disruptivo y obliga a que actuemos ya, que entendamos hoy que estamos en medio de un cambio. Que, a pesar de las grandes inequidades, todos estamos siendo retados por nuestra relación con la tecnología. Y ante la velocidad no podemos parar, sino avanzar con determinación.

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