Con 136 años de historia, la fórmula del Aguardiente Amarillo sigue preservándose celosamente para que todos los colombianos puedan disfrutarla. Con destilación a partir de caña, sin azúcar y con una carga histórica sorprendente, este aguardiente se consolida como uno de los preferidos por su exquisito sabor proveniente de los secretos de las montañas de tierras cafeteras.
Carmenza Posada, jefe de la oficina de Investigación, Desarrollo e Innovación de la Industria Licorera de Caldas, señala que “la fuente de inspiración es la historia. Nos fuimos hasta Manzanares, un pueblo chiquitico, pero muy cargado de historia. Hablamos con un par de historiadores del mismo pueblo que se han dedicado a reconstruir la historia del pueblo y dentro de toda esa historia aparece todo el aguardiente. Es uno de sus baluarte, es de sus elementos icónicos. Nosotros tratamos de entender qué significaba para los manzanareños esa historia y rescatar y tratar de hacer un tributo.”
Posada asegura también que “no es una historia que hay que inventarse, aquí no hay un cuento para inventarse, aquí el cuento es real, es recuperarlo, es reconstruirlo y es tratar de transmitir toda esa historia y toda esa carga histórica que tiene el producto”.
La botella de Aguardiente Amarillo es “una botella luxury, es una botella sofisticada, no es genérica, tiene una base gruesa, es vidrio de alta calidad. La botella no tiene una etiqueta, sino que es estampada en el vidrio directamente. A nivel conceptual es una reminiscencia del pueblo de Manzanares, es un grabado del pueblo original”.
*Contenido elaborado con apoyo de la Industria Licorera de Caldas.