Jorge Acevedo Peñaloza transitó un largo camino para llegar a la Alcaldía de Cúcuta, una meta que conquistó en las elecciones regionales de 2023, luego de tres intentos fallidos. Llegó a la administración, entendiendo que para la población de la capital de Norte de Santander es fundamental que priorice la malla vial y la seguridad.
En esto ha concentrado una buena parte del inicio de su gestión. “También para que el que quiera venir a invertir se encuentre con una ciudad segura”, señaló.
La estrategia incluye el turismo, otro de los sectores en los que concentrará su gestión, “entendiendo que la dinámica con Venezuela volvió a moverse y que se retomó el comercio y las intenciones de hacer negocios binacionales. Eso hace a la ciudad más atractiva, llegará cada vez más gente y necesitamos ponerla bonita”, aseguró.
¿Cómo recibió la ciudad?
Jorge Acevedo Peñaloza (J. A.): Mi labor como concejal me permitió llegar a la Alcaldía con mucha claridad sobre las falencias del municipio, como la falta de ejecución de obras, el abandono de la malla vial y el incremento de habitantes de calle. Sin embargo, la avanzada de la inseguridad es uno de los temas que más preocupa. De hecho, en torno a estas problemáticas, junto a la necesidad de generación de empleo, se delinearon los compromisos asumidos en campaña.
¿Qué obras espera ejecutar en este primer año?
J. A.: Recuperar 100 kilómetros de malla vial que se encuentran en mal estado, ubicar al menos 500 habitantes de calle en centros de rehabilitación y devolverles la tranquilidad a los cucuteños. Son los delincuentes quienes deben sentirse inseguros y, para lograrlo, aspiramos a una inversión histórica en seguridad. La apuesta es aumentar el número de cámaras y hacer mucha inteligencia y trabajo en terreno para atacar los focos de venta y comercialización de sustancias psicoactivas. Es fundamental trabajar de la mano con la Fuerza Pública. Hay que mejorar las capacidades de la Fiscalía, la Policía y el Ejército.
La extorsión es uno de los delitos que más ha crecido en la ciudad…
J. A.: Cúcuta es uno de los lugares más afectados por este flagelo. Hoy solo tenemos 37 hombres en el Grupo de Acción Unificada por la Libertad Personal (Gaula) de la Policía Nacional para todo el departamento. Urge incrementar esa cifra y crear el Gaula para la ciudad de Cúcuta y su área metropolitana. Vamos a pasar de 37 a 67 hombres, de los cuales 30 van a quedar en la ciudad. A eso le estamos apostando, a fortalecer el Gaula para combatir la extorsión y el secuestro. Como parte de esta estrategia, consideramos clave lograr el traslado de los jefes de las bandas que dinamizan este delito, quienes desde las cárceles manejan la operación delincuencial.
Otro objetivo de su gobierno es atender a los habitantes de calle…
J. A.: El 28 % de los habitantes de calle de Cúcuta, que son alrededor de 3.000, no están en esta situación por ser consumidores de droga, sino por pobreza extrema. Entonces, vamos a hacer el Centro Noche para que puedan acceder a un plato de comida y dormir en una cama limpia. Dentro de mis políticas de generación de empleo está buscarles oportunidades de empleo en un trabajo articulado con empresarios locales.
¿Cómo están las relaciones con el Gobierno nacional y departamental?
J. A.: Con el gobernador esperamos hacer unos parques en conjunto, escenarios deportivos, un puente y un intercambiador vial, que también contará con inversiones del municipio de Los Patios. Con el Gobierno nacional hemos procurado tener las mejores relaciones, actuar como facilitadores y lograr gestionar la mayor cantidad de recursos para el municipio. También entendemos que debemos trabajar de la mano de los empresarios de Cúcuta, porque es fundamental unir fuerzas para sacar la ciudad adelante.
La economía de la ciudad ha sido históricamente informal. ¿A cuánto asciende la cifra hoy?
J. A.: Más del 60 % de la economía de Cúcuta es informal. Los cucuteños, por legado y tradición, somos informales. Para que pueda tener una mejor idea, el 97 % de las fábricas de calzado de Cúcuta son famiempresas y pequeñas empresas. Cada vez que la Dian da un golpe certero en una fábrica de calzado de una marca, deja sin trabajo a unas 150 personas en una comuna. Esto impacta en el corto plazo los índices de seguridad.
¿Cómo bajar esta estadística?
J. A.: La mano de obra de nuestras fábricas tiene una calidad alta, lo llevan en los genes, en la sangre. Por eso son tan demandados en otras ciudades. Sin embargo, hay que apoyar al sector con capacitación. La idea es hacer una apuesta importante en escuelas, para fortalecer la industria con talleres de confección y de calzado, con tecnología de punta aplicable a las diferentes líneas de calzado. Cúcuta en otros tiempos calzaba a Colombia y a eso queremos volver a apostarle.
Queremos impulsar la creación de una megafábrica. Actualmente, la capacidad de producción de las empresas es limitada. Por ejemplo, cuando llegan a una rueda de negocios, no pueden atender un pedido de 40 mil pares de zapatos. La fábrica les facilitará hacer su propia marca, y no de las marcas ya registradas, y producir entre 5.000 y 7.000 pares de zapatos diarios. También proyectamos apoyar al emprendimiento, en general.
A mayor informalidad, menor inclusión financiera…
J. A.: Aquí hace fiesta el agiotista. Por eso, la estrategia incluye proteger al pequeño empresario del pagadiario, a través de unas plataformas que permitan proporcionar recursos a intereses bancarios; nanocréditos de 50 mil pesos, 100 mil pesos, 200 mil pesos. Adicionalmente, tenemos que planear incentivos tributarios que estimulen la llegada e instalación de nuevas empresas en Cúcuta y que blinden a su vez las existentes.
La pobreza oculta es otra de las problemáticas que urge atender…
J. A.: Tenemos una pobreza oculta muy grande en los estratos 4 y 5. Hay gente que fue rica en algún momento, que hoy literalmente aguanta hambre; personas que no tienen cómo pagar el impuesto predial y están corriendo el peligro de perder sus casas. La pandemia sacó a flote esta problemática, porque al estar encerrados ya no tenían cómo salir a rebuscarse.
La economía de la ciudad se sobrepuso al cierre de la frontera, ¿qué expectativas hay ahora que se restablecieron las relaciones entre ambos países?
J. A.: El socio natural de Colombia es Venezuela, pero de Cúcuta es vital. La vida de las famiempresas y microempresas giraba en torno a lo que le vendían al vecino; por eso, los últimos años han sido muy difíciles debido al cierre de la frontera. Sin embargo, lo más importante que le ocurrió a la ciudad fue reconocerse en su capacidad de resiliencia, de reinvención, de supervivencia. Una vez tomada la medida del cierre, trabajaron por normalizar, formalizar y dinamizar negocios y empresas, en el orden nacional e internacional, ahora sin Venezuela. La resiliencia, definitivamente, es hoy el principal activo de los cucuteños. Hoy con la frontera abierta hay una expectativa mejor.
La apertura de la frontera representa una oportunidad enorme para el turismo. ¿Cuál es el plan para atraer visitantes hacia el sur del departamento?
J. A.: Vamos a hacer una marca regional y a través de Cúcuta Ciudad Destino nos hemos propuesto lograr que cada vez más colombianos y venezolanos quieran venir a Cúcuta por cualquier motivo: una actividad deportiva, artística, cultural, conciertos o negocios. Es hora de promocionar la ciudad de una forma responsable y en lo posible binacional. Tenemos que apostarle al desarrollo de la región. Hay mucha gente que quisiera venir a San Cristóbal y de paso visitar Cúcuta, o viceversa.
¿Y como parte de esta apuesta, hay algún atractivo turístico en el que estén enfocados en este inicio de gestión?
J. A.: Hay un equipo de asesores trabajando exclusivamente en el desarrollo del Cerro Tasajero como atractivo turístico, que es una apuesta que incluimos dentro del plan de desarrollo. Esta montaña natural, al norte de la ciudad, tiene unas características especiales de clima y de panorámica, para impulsar actividades como el senderismo, los deportes extremos y la gastronomía.