El Caquetá, ubicado en el sur de Colombia, es un pilar fundamental en la producción ganadera del país. Con más de 2.500.000 de cabezas de ganado y una producción diaria de aproximadamente de 1.800.000 litros de leche, esta región ocupa el cuarto lugar en la despensa ganadera nacional.

San Vicente del Caguán, uno de sus municipios más emblemáticos, lidera esta actividad, abasteciendo de carne y productos lácteos a gran parte del país, incluyendo el 85 por ciento de la carne que se consume en el Valle del Cauca. Este panorama subraya la relevancia económica de la ganadería en el Caquetá, que no solo genera miles de empleos directos, sino que también impulsa la economía local y regional.

Sin embargo, detrás de estos impresionantes números se ocultan desafíos cruciales que deben ser enfrentados para asegurar la sostenibilidad, tanto económica como ambiental. A pesar de su gran relevancia, la actividad ganadera en el Caquetá enfrenta una dura realidad: es una de las principales causas de la deforestación en la región. La expansión histórica de la frontera ganadera ha contribuido al agotamiento de los recursos naturales, afectando la calidad del agua y alterando gravemente nuestros ecosistemas.

Este panorama exige un enfoque integral que logre equilibrar la productividad ganadera con la conservación del medio ambiente, para garantizar un futuro próspero y sostenible para el Caquetá y sus habitantes.

La ganadería en el Caquetá ha sido tradicionalmente de carácter extensivo, con una densidad promedio de apenas 0.8 cabezas por hectárea, lo que ha sido un factor determinante en la crisis ambiental que enfrentamos. No obstante, los tiempos están cambiando. Cada vez más, los productores, especialmente los medianos y pequeños, están adoptando prácticas más sostenibles. La transición hacia una ganadería intensiva, que no solo optimiza el uso del suelo, sino que también promueve la conservación de los recursos hídricos, es una necesidad urgente. Innovaciones en genética, la mejora de las praderas, la rotación de cultivos y el fomento de sistemas silvopastoriles son elementos clave en este proceso de transformación. Estas prácticas no solo favorecen la sostenibilidad ambiental, sino que también incrementan la productividad, generando un círculo virtuoso de beneficios económicos.

Sin embargo, esta transición no es sencilla. Existen barreras estructurales y políticas que dificultan el cambio. El Gobierno nacional, a través del Ministerio de Ambiente, ha adoptado una postura confrontativa hacia la ganadería, sin comprender completamente la realidad económica y social del sector. No se puede esperar que los más de 28.000 predios ganaderos del Caquetá cambien radicalmente sin un acompañamiento adecuado ni políticas públicas claras que fomenten la sostenibilidad sin castigar a los productores. Es fundamental que el gobierno reconozca que la ganadería no es solo un desafío ambiental, sino también una fuente crucial de ingresos y empleo para miles de familias en nuestra región.

Es igualmente esencial que el Ministerio de Agricultura asuma un papel más activo en este proceso. A pesar de los esfuerzos de los pequeños y medianos productores, muchos enfrentan grandes dificultades para acceder a los recursos que necesitan para mejorar sus prácticas. El crédito agrícola sigue siendo una herramienta clave, pero la falta de propiedad de la tierra o la limitada capacidad de pago de muchos productores impide su acceso.

Es urgente implementar políticas que respalden a los pequeños ganaderos, brindándoles la oportunidad de acceder a tecnologías innovadoras, como la mejora genética, sin incurrir en deudas insostenibles.

Para avanzar hacia una ganadería sostenible en el Caquetá, el gobierno, tanto a nivel nacional como regional, debe adoptar una estrategia que reconozca la realidad económica del departamento. Esto implica abandonar la demonización del sector ganadero y, en su lugar, promover modelos productivos sostenibles que permitan mejorar la productividad sin continuar con la degradación ambiental. La genética, el mejoramiento de las praderas y la intensificación de la ganadería deben impulsarse de manera que respeten las particularidades de nuestra región, favorezcan la equidad y garanticen una transición justa para los productores.

El Caquetá tiene el potencial de convertirse en un modelo de ganadería sostenible, pero para lograrlo es necesario el compromiso de todos los actores involucrados, desde los productores hasta las autoridades gubernamentales. Solo así podremos asegurar un futuro próspero y sostenible para la ganadería en nuestra región y, por ende, para Colombia.

*Gobernador de Caquetá.