Una llanta o una bandeja de icopor pueden tardar hasta mil años en degradarse por completo. Buscando una solución que evite este tipo de contaminación, un grupo de investigadores del Centro Nacional de Asistencia a la Industria, ASTIN-Cali desarrolló una máquina capaz de “devorar llantas” y otros desechos, y transformarlos en materias primas.
El trabajo, que arrancó hace cuatro años de la mano de Sennova y contó con la participación de instructores y aprendices del Sena, dio como resultado la Planta de Pirólisis, que este año recibió su patente por parte de la Superintendencia de Industria y Comercio (SIC) y fue catalogada por la entidad como “muy útil y novedosa”.
Llantas, icopor, tapabocas y empaques de cables eléctricos son algunos de los elementos que, una vez terminan su ciclo de vida, pueden ser procesados por la Planta.
“Reciclar estos artefactos y otros similares es un imperativo de nuestra sociedad para ayudar al medio ambiente. Nuestro aporte desde el ASTIN es esta Planta, que permite descomponer material polimérico (plásticos sintéticos derivados del petróleo) difícil de reciclar”, explicó el instructor Bairo Vera.
Más allá del mérito que significa obtener una patente, con este invento se abre la puerta a la posibilidad de potenciar el reciclaje de llantas e icopor para pulverizarlos y llevarlos a la ‘garganta’ de la Planta, que los procesa con medios tecnológicos refinados hasta convertirlos en líquidos, gases o ceras de uso industrial.
De acuerdo con el director de la Regional SENA del Valle, Fernando José Muriel Andrade, “la Planta ofrece una solución integral tanto en lo ambiental como en lo económico y social, porque este reciclaje abre un circuito de economía circular para mantener ciertos plásticos y polímeros en la esfera productiva, incentivando adicionalmente la recolección de algunos materiales”.
Talento innovador
El proyecto también involucró al Centro de Electricidad y Automatización Industrial (CEAI) y al Tecnoparque, que fueron fundamentales para la automatización de la Planta.
Para Nazly Johanna Corral Lujan, aprendiz e integrante del semillero de investigación de Reciclaje Químico del ASTIN, “es emocionante alcanzar finalmente esta patente y sentirse parte de un proceso que nos prepara para trabajar en la industria”. Esta opinión la comparte Nicolás de Jesús Quintero, egresado del ASTIN y quien está vinculado a la iniciativa: “Fue un reto diseñar y ejecutar este proyecto con diferentes variables y con tantos aportes para el mundo. Aquí crecí mucho y fortalecí mi capacidad para formular proyectos como este y ejecutarlos”.
El director de la Regional SENA del Valle concluyó que, “gracias a nuestro talento humano contribuimos a la mitigación del impacto ambiental, apoyamos el desarrollo industrial, hacemos posible disminuir los costos por disposición final de ciertos desechos y brindamos nuevas oportunidades a los recicladores de oficio”.