Luis Alberto Restrepo Valencia es un hombre rico y feliz. Vive en medio de la naturaleza, entre el aire fresco y limpio de la montaña. En el bosque junto a su casa crecen los árboles que sembró para celebrar el nacimiento de cada uno de sus hijos. Esa es la riqueza que comparte con su familia, orgullosa de cómo su trabajo contribuye al cuidado del planeta.
Don Luis y su familia hacen parte del programa de compensación por servicios ambientales que Tosh implementó para cumplir la meta de ser carbono neutro, y gracias al cual hoy existe el Bosque Tosh. Sus árboles ya han capturado cerca de 128.490 toneladas de carbono. Pero, además, el bosque permite que 100 familias reciban un sustento mensual por cuidar y proteger este territorio de 10.776 hectáreas, ubicado en el municipio de San Francisco, en el oriente antioqueño.
Valentina Echeverri Cadavid, vocera de Tosh, precisó que cada familia se encarga del cuidado de un área determinada. “Antes vivían de la tala de bosques, ahora les ofrecemos que cuiden el bosque y les retribuimos para que puedan derivar un sustento. Con esto se conecta el trabajo por la conservación con el impacto social que tiene el programa. El objetivo es que esa compensación económica se dé en familias de base campesina, que reciben entre 250 mil y 600 mil pesos mensuales por ese cuidado”.
Este programa de conservación se realiza en alianza con la Corporación Masbosques, una organización sin ánimo de lucro que promueve la conservación y el uso sostenible de los recursos naturales. Ellos trabajan directamente con las comunidades a través de convenios con otras organizaciones. El Bosque Tosh hace parte del mecanismo creado por Naciones Unidas y denominado REDD+ (Reducing emissions from deforestation and forest degradation, por su sigla en inglés), específicamente orientado a programas de reforestación y reducción de emisiones de CO2.
Gracias a la compensación que reciben estas familias, se ha logrado un cambio muy positivo en las comunidades. “Se fomenta el desarrollo económico, social y ambiental de modo que la coexistencia no dependa únicamente de la explotación de los recursos naturales”, explicó Echeverri Cadavid.
Y así lo ha percibido Luis Alberto. “Soñamos con tener cosas que valgan la pena, para nosotros eso significa querer lo que uno hace y querer la naturaleza y la tierra. Si no tenemos agua no tenemos nada, sin bosques no hay oxígeno. Un día entendimos que no se puede cortar madera, porque con eso se genera comida para cuatro personas, pero la cantidad de destrozos en la naturaleza es muy grande, no vale la pena. El mensaje que le mandamos a la gente es que no piensen en ellos, sino en los que vienen detrás. La verdadera riqueza es tener tranquilidad y paz de saber que hice algo para servirle a los demás”, concluyó.
*Contenido elaborado con el apoyo de Tosh.