En un departamento bañado por dos océanos (Atlántico y Pacífico), e importantes ríos de agua dulce como el Atrato, San Juan y Baudó, la actividad pesquera representa una de las principales fuentes de ingresos para sus habitantes. Solo en Bahía Solano, municipio ubicado al noroccidente del Chocó, alrededor de 500 personas se dedican a esta labor. Todos los días, a las cinco de la mañana, alistan la embarcación, redes, anzuelo y una sonrisa para iniciar la jornada, de la que depende el sustento de sus familias.
Lo hacen con la alegría de saber que a través de su actividad no perjudican el medioambiente. Desde hace muchos años la pesca artesanal en el Chocó ha tomado fuerza, convirtiéndose en la opción más viable y común entre los pescadores. En palabras de Diego Vidal, miembro de la Red de Frío de Bahía Solano, “la pesca artesanal consiste en que el producto que extraemos del mar es con línea de mano y un proceso selectivo, donde solo se saca un pescado y no todo lo que caiga en la red, como lo hace la pesca industrial”.
El río Atrato se convierte en dinamizador de la economía local y regional, principalmente en Quibdó, en épocas de subienda de bocachico, cuando los pescadores generan ingresos para satisfacer necesidades básicas de sus familiares y contribuir al mejoramiento de su calidad de vida.
Esta práctica sostenible se ha ido fortaleciendo gracias al respaldo político e institucional a través del cual se ha dotado a los pescadores con embarcaciones, motores, equipos de pesca y de tecnología, como GPS. “En el marco del Sistema General de Regalías, se aprobaron dos proyectos, uno de investigación que ya se está ejecutando, y otro por 27.000 millones de pesos, para los municipios de Juradó, Bahía Solano, Nuquí, bajo Baudó, Litoral del San Juan, cuyo desarrollo está pendiente. Valoramos la voluntad política de apoyar siempre al sector pesquero”, destaca Willinton Vidal, secretario de Hacienda del departamento.
El respaldo del sector público no se limita a los equipos. Alianzas entre entidades municipales, el Sena y la Universidad Tecnológica del Chocó, han permitido el desarrollo de procesos de formación en pesca amigable con el medioambiente y más sostenible para los pescadores de la región.
Gracias a estas iniciativas para fortalecer la pesca artesanal, nació la Red de Frío en 2006, una organización integrada por cuatro asociaciones que se unieron para brindar el servicio de refrigeración a la comunidad y que, hasta ese entonces, solo lo ofrecían las pesqueras privadas. Ya son 48 miembros y 94 pescadores los que se benefician de esta red.
Para Andrés Mauricio Palacios Rivas, secretario de Desarrollo Económico y Recursos Naturales, la cadena de la pesca cumple un papel muy importante para la económica regional, que ha reportado avances en su organización y fomento y en la revisión de proyectos e ideas para la estructuración, “aplaudimos los logros que han permitido el robustecimiento de la pesca artesanal”, señala.
Sin embargo, advierte Palacios, la dispersión geográfica sigue siendo un punto muy importante para trabajar a futuro, porque los pescadores están desarrollando muy bien la actividad, pero aún les es difícil llegar a los centros urbanos, donde pueden comercializar sus productos. “Estamos trabajando con la Mesa de Ciencia, Tecnología e Innovación Agropecuaria y con la Mesa de Pesca para poder contar con una ruta de fortalecimiento, así como desarrollar el plan de ordenamientos pesquero departamental, que nos permitan soluciona esta problemática”, concluye.
*Este contenido es producto de un trabajo en colaboración entre Semana y la Gobernación del Chocó, en su versión digital e impresa.
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