La aviación es el segundo medio de transporte que más contamina en el mundo, pues es el responsable del 12 por ciento de las emisiones totales del sector. En 2019, los vuelos produjeron 914 millones de toneladas de CO2, según Air Transport Action Group, una coalición independiente de organizaciones de la industria del transporte aéreo.

Estas cifras evidencian la necesidad de acelerar la implementación de soluciones para disminuir la huella de carbono que produce la industria aérea; y a esto responden algunas medidas que vienen ejecutando las aerolíneas para reducirla, que van desde la implementación de sistemas de rodaje más eficientes hasta avanzados programas de navegación para evitar las turbulencias, entre otras.

En este contexto, el biocombustible representa una de las grandes apuestas de la industria en su tránsito hacia una operación sostenible, con miras a reducir las emisiones de carbono. “Se puede hacer con la misma estructura de mezcla y distribución de los combustibles actuales e, incluso, se puede combinar con el jet tradicional. Esto facilita la descarbonización del país”, agregó Carolina Betancourt, gerente de nuevos negocios en BioD, quien también resaltó que solo un galón de SAF reduce las emisiones de carbono hasta en un 90 por ciento con respecto al combustible fósil.

Su impacto ambiental es menor porque se producen a partir de fuentes renovables y no de derivados del petróleo. Algunas de las materias primas que se usan son aceites vegetales, grasas animales, desechos orgánicos y biomasa. Su producción y comercialización también están sujetas a una serie de criterios para garantizar su sostenibilidad, como la no deforestación de los bosques primarios, el buen manejo de los residuos y el cuidado del agua.

De acuerdo con la organización ambiental Clean Air Task Force, descarbonizar a la aviación supone grandes desafíos por la inversión significativa que requieres apoyar la creación de todo tipo de energías limpias. Sin embargo, a la par abre oportunidades para crear operaciones logísticas que contribuyan a la movilidad y a un crecimiento del turismo sostenible.

La oportunidad de Colombia

Para Mariana Arteaga, líder del equipo de SAF Aerocivil, “la implementación en Colombia del Combustibles Sostenibles de Aviación (SAF, por sus siglas en inglés), es una oportunidad que se debe consolidar aprovechando la posición geoestratégica del país y su amplia diversidad de materias primas, que permite la producción de este tipo de combustión”.

De acuerdo con Arteaga, la apertura a este mercado para el país traería beneficios como el desarrollo de nuevas oportunidades de negocio para los productores, proveedores y usuarios que hagan parte de la industria de la aviación y la creación de operaciones logísticas que coadyuven a la movilidad y a un incremento del turismo sostenible en el país.

Para avanzar, se debe hacer frente a los desafíos que supone la producción de biocombustible en el país, para sacarle el máximo provecho a las iniciativas que se están consolidando. El presidente de Fedepalma, Nicolás Pérez Marulanda, anunció que el país está cerca de empezar a producir y exportar un tipo de combustión creado a partir del aceite de palma. De hecho, un estudio del Banco Mundial, resaltó las buenas prácticas en el cultivo y la extracción de la materia prima, lo que respalda la producción sostenible del combustible.

Según explicó la líder del equipo de SAF Aerocivil, la clave está en afrontar dos retos. El primero, tiene que ver con unificar y concretar los compromisos y las voluntades, en acciones e iniciativas concretas que permitan avanzar hacia un objetivo común. “Se tiene que apostar porque en Colombia sea una realidad no sólo el SAF como producto, sino como una industria integral, como un hub local, regional y global, que genere en todos los eslabones de la cadena de producción valor agregado”, agregó Arteaga.

El otro desafío implicaría que la inversión que se requiere para hacer una aviación sostenible, no se traduzca en una carga para los pasajeros. “Tan sencillo como que mi mamá no deje de viajar a Cali a visitar a la familia porque el precio del SAF hace más costoso viajar por transporte aéreo. Del mismo modo hay otros desafíos de orden productivo, logísticos, tecnológicos, normativos que serán parte de este camino que empezamos a construir.”, precisó la representante de Aerocivil.

La Aeronáutica Civil está generando sinergias institucionales y globales con entidades estatales, el sector privado, asociaciones internacionales y organismos multilaterales. Recientemente, Colombia inició junto al BID la construcción de la Hoja de Ruta del SAF en el país.

Al respecto, desde Latam señalaron que la descarbonización del sector y su transición energética requiere una estrategia integral de reducción de emisiones, incorporación de SAF y del mercado de carbono de manera complementaria “y el país tiene un potencial importante para lograr ser un actor relevante en esta materia en la región”, apuntaron desde la compañía.

“La implementación del SAF en Colombia podría representar un primer paso para poder avanzar hacia energías más limpias como el hidrógeno, que requieren una canasta variada de diferentes componentes, y que incluye un esfuerzo de innovación social y ambiental”, concluyó Arteaga.

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