Un golpe de tambores quiebra de pronto el ajetreo cotidiano de la carrera séptima, una de las principales vías de Soacha. Detrás del sonido aparece un desfile de jóvenes vestidos con extrañas prendas, armados de sombrillas y enormes títeres en forma de ranas, capitanes y diablos. Después de gritar “¡Netamente soachunos!” se toman el parque principal del municipio y empiezan a moverse al ritmo de una batucada, hechizando a todos los transeúntes.

Se trata de los artistas del Taller Teatro Grupo Experimental, uno de los grupos de artes escénicas con más trayectoria en la ciudad. Empezó hace casi 30 años gracias a varios exalumnos del Colegio Bolívar que se reunían los fines de semana para expresarse por medio del arte. Fredy Benavides, hoy director de la fundación, tenía apenas 22 años en ese entonces y trabajaba como panadero. Pero la fiebre del teatro lo llevaba siempre a experimentar para encontrar formas de sorprender e involucrar a los soachunos, a tal punto que decidió crear una escuela de formación para adolescentes en el año 2000.

Desde entonces han producido obras que hablan sobre el lado desconocido del municipio y buscan fomentar el sentido de pertenencia, como ‘Soacha, una historia por contar’ y ‘El capitán Urdaneta y el Diablo’. Han sido invitados a festivales en Nariño y Santander, además de ganar numerosos premios locales y departamentales. “Pero lo que más nos gusta es presentar nuestro trabajo en los barrios y en las veredas, porque somos una expresión de teatro comunitario”, señaló Benavides.

Han producido obras que hablan sobre el lado desconocido del municipio y buscan fomentar el sentido de pertenencia, como ‘Soacha, una historia por contar’ y ‘El capitán Urdaneta y el Diablo’. | Foto: Jorge Serrato

Además del grupo de teatro, la fundación creada por Benavides incluye un programa de batucadas, otro de artes circenses, y un centro cultural abierto a la comunidad que opera en su misma casa. En total participan alrededor de 50 jóvenes entre los 13 y 28 años. “Los chicos, a través del teatro, hacen un viaje dentro de sí mismos que les permite ser libres y ser mejores personas. Y los espectadores que solo buscan entretenimiento en realidad también están recibiendo mensajes a través de nuestras obras”, explicó.

Parte de esa misión se logra sorprendiendo siempre con nuevas producciones que rompen con la realidad cotidiana. Por ejemplo, instalando casas del terror en centros comerciales en la Noche de Brujas, haciendo comparsas sobre los mitos y leyendas de Colombia en las calles principales, o simplemente saliendo a tocar los tambores en la plaza en una tarde cualquiera. “Así mostramos que Soacha no es solo el lugar donde atracan, sino que tiene un montón de personas y cosas bonitas. Ese pequeño contacto ya es magia”, afirmó.

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