Utilizar un ascensor, prender la luz, andar en carro, encender la estufa o mandar un correo electrónico son actividades rutinarias que emiten, en menor o mayor cantidad, gases de efecto invernadero responsables del calentamiento global. Con el fin de calcular, reducir y compensar la huella de carbono que generan estas acciones cotidianas, Boris Mulett, Leonar Narváez, Carlos Caballer, Tomás Ordoñez y Astrid Rodríguez desarrollaron Biita, una aplicación que busca generar conocimiento y conciencia ambiental.

La idea surgió en enero del 2020 cuando los cinco emprendedores empezaron a pensar de qué manera o con qué proyectos se podía ayudar a personas y empresas a generar una huella de carbono cero. “En las respuestas y estudios nos encontramos que existen muchas inquietudes sobre este tema, algunos porque quieren ayudar, pero no tienen idea de cómo, otros porque no tienen conocimiento”, comenta Astrid Rodríguez, CEO de C-Neutral.

De inmediato identificaron la educación como un pilar central. “Entre más personas conozcan la forma en que las acciones cotidianas afectan los recursos naturales, se van a generar relaciones más amigables con los entornos”, explica Rodríguez y añade que también notaron la necesidad de visibilizar proyectos sostenibles. “Hemos encontrado muchos emprendimientos verdes, al igual que investigadores que le apuntan a la ciencia de la innovación”, añade.

En medio de discusiones internas y comentarios de expertos, identificaron que por medio de una aplicación podrían generar conocimiento ambiental. “La tecnología es un vehículo perfecto, teniendo en cuenta que en los últimos años los colombianos han accedido a más dispositivos portátiles”, señala Rodríguez.

Así nació Biita, una aplicación que permite calcular la huella de carbono que produce una persona a partir de cuatro parámetros: movilidad, dieta, consumos de hogar basados en gas y energía eléctrica, y los hábitos de consumo asociados a libros, muebles, accesorios o vestuario.

Este cálculo se realiza en base a los factores de referencia que están validados a través del Greenhouse Gas Protocol, los cuales permiten saber cuánto representan en emisiones una actividad. En tan solo once preguntas la persona conoce el número estimado de su huella de carbono mensual. Además, la aplicación le permite entender qué significa ese valor y cómo se puede equilibrar.

Para Ángela Plata, directora de la Maestría en Mitigación y Adaptación al Cambio Climático de la Universidad Sergio Arboleda, al ser la educación y la sensibilización las grandes falencias que tiene Colombia en relación al cambio climático, una aplicación como esta toma mucho más valor. “Más allá de proporcionar un dato, te ayuda a concientizarte para reflexionar”, comenta.

Plata también destaca que este desarrollo está enfocado en Colombia, una característica no menor. “No es lo mismo medir la huella de carbono en un país que utiliza energía termoeléctrica a hacerlo aquí, en donde utilizamos principalmente energía generada por hidroeléctricas”, añade.

Acciones para compensar

La aplicación incluye dos secciones importantes para mejorar la relación con el medioambiente. La primera se llama ‘reduce’ y brinda una serie de tips y cápsulas ambientales que enseñan cómo la huella puede ser más pequeña, por ejemplo, compartiendo el vehículo o subiendo las escaleras en vez de usar el ascensor.

La segunda, ‘compensar’, permite a las personas reconocer la responsabilidad que tienen sus acciones y hacer un aporte a través de proyectos que capturan carbono, como la siembra de árboles o la donación de estufas ecológicas a familias en el Vichada. “En el futuro cercano se van a poder encontrar más proyectos que permitan formas diversas de ayudar en diferentes zonas del país”, comenta Rodríguez.

Tras 50 días de su lanzamiento, la aplicación ha sido descargada más de 350 veces, además, personas y empresas los han buscado como aliados en la gestión ambiental, por eso están desarrollando la segunda versión llamada Biita for Teams, que está pensada como una solución corporativa para equipos de trabajo. “Todo esto nos llena de felicidad porque la gente está entendiendo el mensaje y sí quieren aprender y hacer algo que ayude al medioambiente”, concluye Rodríguez.

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