El Paraíso es un barrio de la localidad de Ciudad Bolívar, ubicado entre Usme y el municipio de Soacha, al sur de Bogotá, en el que viven cerca de 30.000 personas. Como muchos barrios de la capital del país, nació de varias oleadas de invasiones y sin planificación. Solo tiene una vía de entrada y de salida, la calle 70 sur, así que movilizarse para ir a otro lugar puede convertirse en un verdadero viacrucis.

Para aliviar esta situación que a diario padecían los habitantes de El Paraíso y de barrios vecinos como Manitas, Nueva Colombia, Villas del Diamante, Nutibara, Juan Pablo II y Compartir, entre otros, el 29 de diciembre de 2018 la Alcaldía de Bogotá inauguró el TransMiClable, el primer teleférico de la ciudad, construido por la empresa Doppelmayr. La obra, que cuenta con cuatro estaciones y cubre una distancia de 3,3 kilómetros entre el Portal del Tunal y El Mirador, les permite llegar al Portal del Tunal en solo 13 minutos. Un trayecto que antes les tomaba más de una hora.

“La reducción en el tiempo de movilidad es el beneficio más notable de este teleférico, pero hay otros más. Se mejora la sensación de seguridad en dos sentidos. Primero, estos sistemas de transporte son más seguros que los aviones y, segundo, no hay posibilidad de que suceda algún robo dentro de las cabinas por cuenta de la delincuencia común. Además, el viaje es placentero, el pasajero va sentado. En realidad, este sistema cambia radicalmente la experiencia de transportarse en un sistema público masivo”, explica Alejandro Zambrano Perilla, CEO y gerente general de Doppelmayr Colombia.

Según el informe del Banco Mundial, Teleféricos Urbanos como Sistemas de Transporte Público, TransMiClable hace parte de una revolución en la movilidad urbana que viene operando desde hace un par décadas en las ciudades latinoamericanas para dar “solución a los problemas de accesibilidad y conectividad de los asentamientos en laderas, en su mayoría informales y con escasez de servicios”.

Si bien el transporte por cable aéreo se conoce desde mediados del siglo XIX, tenía fines distintos al transporte urbano. En un principio los europeos lo utilizaron para movilizar mercancías. Luego, en el siglo XX, con la popularización del esquí en las montañas del antiguo continente y de Estados Unidos, los teleféricos fueron usados para el turismo, y uno que otro se construyó para conectar sitios aislados a las ciudades, como el Roosevelt Island Tramway en Nueva York, que entró en funcionamiento en 1976 para conectar la isla Roosevelt, que se encuentra en medio del río Este.

Cables aéreos, la revolución de la movilidad urbana a la que hoy le apuestan las grandes ciudades en América Latina | Foto: Getty Images

Ciudad pionera

Medellín fue la primera ciudad del mundo en donde se le cambió el sentido a los teleféricos para usarlos como medio de transporte masivo urbano. El 7 de agosto 2004, en medio de una romería que entre aplausos y gritos buscaba subirse a las cabinas impulsadas por cable, se inauguró la primera línea del Metrocable, que se extendió por las comunas 1 y 2, una zona densamente poblada en las laderas orientales de la ciudad, cuyas calles angostas, empinadas y con curvas cerradas hacían imposible implementar un sistema masivo que los conectara con el Metro. El ingenio paisa salió a relucir y los gobernantes de la época decidieron adoptar un sistema principalmente turístico y volverlo una solución de movilidad.

La apuesta fue un éxito. Según el informe del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), ¿Los teleféricos como alternativa de transporte urbano”, en tan solo 10 años las líneas del Metrocable en Medellín “condujeron a mejoras en integración urbana y modernización de vecindarios, accesibilidad y seguridad, calidad de vida, oportunidades de empleo y contaminación percibida”. Rápidamente el modelo fue adoptado en varias ciudades latinoamericanas para conectar los barrios periféricos en laderas, que por lo general son los más pobres.

Mi Teleférico

Ciudad de México, Santiago de Chile, Guayaquil, Caracas, Santo Domingo, Río de Janeiro, Calí, Manizales y Bogotá cuentan por lo menos con una línea de transporte por cable aéreo. Sin embargo, la mención especial la tienen La Paz y el Alto en Bolivia, en donde desde 2014 comenzaron a inaugurarse líneas hasta completar en menos de diez años el sistema de teleféricos más grande del mundo. Con diez líneas que unen a El Alto con La Paz y conectan distintos puntos en el interior de ambas ciudades, Mi Teleférico es el principal sistema de transporte masivo que beneficia a las personas con menos ingresos. Ahora, tan solo una hora y diez minutos se demora el recorrido entre Río Seco, en el extremo noroccidental de El Alto, e Irpavi, en el extremo suroriental de La Paz.

De acuerdo con Zambrano Perilla, el éxito de esta modalidad se debe a que soluciona de manera eficaz el problema de movilidad en las zonas periféricas de las grandes urbes latinoamericanas en las que construir otro tipo de sistema masivo es complicado. Además, contribuye a la inclusión social y al mejoramiento de la calidad del aire: “TransMiCable transporta 3.600 personas hora/sentido, eso sería alrededor de 100 buses diésel. ¿Cuánto nos estamos ahorrando en emisión de gases y material particulado?”. A una conclusión similar a esta reflexión de Zambrano Perilla llegan los estudios del Banco Mundial y el BID.

De esta manera, los teleféricos se convierten en una solución complementaria a los sistemas masivos de transporte que, además de mejorar la movilidad, generan profundas transformaciones sociales y ambientales.

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