Ayer se realizó en Ibagué el segundo campamento por la verdad. Estudiantes, docentes, orientadores y otros miembros de la comunidad educativa de Tolima, Huila, Cundinamarca y Boyacá participaron de un encuentro abierto y lúdico destinado a la resolución de conflictos y la construcción de paz desde las escuelas y colegios.
Los campamentos hacen parte de la estrategia de investigación participativa Escuelas de la Palabra, del Programa Nacional de Educación para la Paz (Educapaz), una alianza entre siete organizaciones que nació luego de la firma del acuerdo de La Habana, que busca que los centros educativos experimenten a pequeña escala un poco de la labor que realiza la Comisión para el Esclarecimiento de la Verdad a nivel nacional.
Esta es la segunda edición del campamento en la región Centro Andina. La primera se llevó a cabo hace unos meses en Paipa, Boyacá, y se convirtió en una experiencia novedosa para los asistentes. Luisa Fernanda Galindo, profesora de filosofía del colegio Gimnasio Santander en Tunja, asegura que ver en la práctica lo que había aprendido en la teoría fue sorprendente.
“Aprendí la importancia de compartir lo que siento cuando hay cambios drásticos como los que trajo la pandemia. Yo me sentí muy liberada cuando expresé lo que sentía y escuchar a los líderes sociales o las víctimas del conflicto armado me fortaleció en mi empatía y en mis habilidades”.
Educapaz trabaja en cada colegio participante realizando talleres sobre la temática que la institución desee esclarecer, como, por ejemplo, episodios relacionados con violencia, una problemática del territorio o de convivencia. Juana Yunis, coordinadora de incidencia de Educapaz, explica que estas actividades permiten la construcción de una cultura de la verdad que sea sanadora.
“El propósito es que las comunidades escolares entiendan que la verdad es un derecho y que la escuela es un actor fundamental en la construcción de paz, porque la sociedad tiene que poner de su parte para que los conflictos pequeños y grandes puedan resolverse sin violencia y reconozcan que todos podemos aportar en el asunto cultural de la verdad”, puntualiza Yunis.
Asimismo, Wilmer Torres Acosta, estudiante de la sabatina en la Escuela Campesina de Santa Teresa en Medina, Cundinamarca, recuerda que en el campamento al que asistió en Paipa llevaron a cabo actividades lúdicas que les dieron la posibilidad de reflexionar acerca del perdón.
“Aprendí que debo reconciliarme conmigo mismo. Descubrí mentes maravillosas, no pensé que los niños tuvieran ideas tan brillantes. Aprendí que nos toca unirnos a todos para construir algo nuevo y quiero enseñarle a la gente que sí podemos reconciliarnos y no repetir los errores”.
En esta oportunidad en Ibagué participaron 438 representantes de la comunidad educativa de 30 escuelas de cuatro departamentos. Janeth Cortés, coordinadora regional de la Fundación para la Reconciliación, entidad adscrita a las Escuelas de la Palabra, detalla que la intención del proyecto es que la gente comprenda por qué es importante conocer la verdad y buscar estrategias para reparar el tejido social.
“Entre más personas conozcan esta propuesta habrá un mayor impacto en disminuir la violencia en el país, empoderamos los liderazgos y a su vez los jóvenes pueden replicar lo aprendido en sus instituciones educativas. Debe haber un interés por posicionar la verdad como un bien público”, concluye Cortés.
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