Por la carretera que conecta a Bogotá con Girardot han transitado al menos 42 mil migrantes, entre 2019 y abril de 2024, según cifras de Vía Sumapaz, la empresa concesionaria responsable de operar esta vía. La estadística hace parte de su iniciativa de responsabilidad social, conocida como Vía Esperanza, que brinda asistencia a los caminantes venezolanos en su trayecto hacia un nuevo comienzo en Colombia, Ecuador, Perú o Chile.
“De las 42 mil personas que han sido asistidas por el programa, con el apoyo de aliados, 20.093 han sido hombres y 12.485 mujeres. De este último grupo, 786 mujeres llegan en estado de gestación, 1.373 menores sin acompañante y 320 personas con alguna discapacidad o con heridas de consideración”, precisó Alexandra Álvarez, directora social de la Concesión Vía Sumapaz, quien agregó que del total de caminantes registrados por la concesión, 1.085 cruzaron con planes de llegar a Ecuador, 1.033 a Perú y 365 a Chile.
De acuerdo con los registros del programa, algunos planean llegar a Manizales o a Pasto. “Esto se debe a los cultivos y a la probabilidades de conseguir un empleo en esas ciudades”, señaló Álvarez.
No solo transitan vehículos y personas
Aunque en sus inicios Vía Esperanza se enfocó en ofrecer asistencia integral a los migrantes, en alianza con organizaciones como la Cruz Roja Colombiana, la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), World Visión y el Servicio Jesuita a Refugiados, el alcance del programa se amplió en la medida en que los venezolanos en tránsito comenzaron a llegar acompañados de sus mascotas, en su mayoría perros. “No creo que hayamos registrado más de 10 gatos”, precisó la directora social de la concesión.
El enfoque humanitario de Vía Esperanza se extiende más allá de las personas al considerar el bienestar de todos los seres vivos que transitan por la vía. “Los migrantes no viajan solos; sus mascotas son parte fundamental de sus vidas y, en muchos casos, su única compañía”, precisó la representante de la concesión.
“Les preguntábamos, ¿y esta mascota? y nos respondían cosas como: ‘la traje desde Venezuela, porque la tengo desde chiquitica , cómo se te ocurre que yo la iba a dejar allá’. También se presentan casos de perritos adoptados en el camino, que los migrantes encuentran abandonados o estos siguen y se convierten en su compañía”, relató Álvarez sobre la historias que les han contado en Vía Esperanza.
Álvarez explicó que el cuidado y la protección de las mascotas que acompañan a estas personas durante su viaje se convirtió en un asunto del que había que ocuparse. Así nació el programa ‘Caninantes’, un proyecto dedicado exclusivamente a los fieles compañeros de cuatro patas de estas familias. Entre 2021 y 2023, más de 900 perros han recibido cuidados esenciales como hidratación y comida.
Al llegar, los perros tienen un espacio donde resguardarse y otro destinado para su hidratación. “Se les entrega un collar reflectivo que garantiza su visibilidad en la vía, facilitando una movilización segura y digna por el corredor vial. Además, reciben un kit de comida y un plegable informativo con recomendaciones y los contactos de fundaciones dedicadas a la protección animal”, precisó Álvarez.
Otras iniciativas
El objetivo inicialmente era brindar apoyo básico a los caminantes con hidratación, reflectivos, bebidas calientes y kits humanitarios. Con los años, y ante la magnitud del fenómeno de la migración, los aliados se fueron sumando a las operación del punto de atención ubicada en el peaje de Chusacá, en la autopista Sur con Soacha, que es operado por la concesión. Con el tiempo. este se convirtió en un espacio para realizar acciones como el registro de migrantes y atención médica básica.
Álvarez explicó que Soacha es un municipio donde, por tradición e historia llegan personas con distintos tipos de vulnerabilidad, sobre todo porque es mucho más económico vivir en Soacha que en Bogotá, sin estar muy lejos de la ciudad capital y sus oportunidades. “Así que es natural el paso de migrantes venezolanos por esta vía”.
Hoy la Cruz Roja, con su unidad móvil, ofrece asistencia médica, psicológica, jurídica y obsequia un kit con abrigo, productos de aseo y energéticos. Así mismo, la OIM presta atención en primeros auxilios y orientación jurídica; mientras que World Vision y el Servicio Jesuita protegen a la niñez y brindan servicios de enfermería, respectivamente.
Recopilan sus datos y les entregan un cuadernillo de más de 10 páginas, que incluye un mapa de Colombia, información sobre los cambios climáticos, y recomendaciones de seguridad, incluidas aquellas relacionadas con el riesgo de usar camisetas que puedan asociarlos con alguna de las hinchadas de fútbol. Además, el documento proporciona los contactos de organizaciones internacionales dedicadas a la protección de migrantes.
“Inicialmente esperábamos en una carpa y recibíamos entre 100 y 200 personas diarias. Hoy la dinámica ha cambiado y también la reglamentación, entonces el flujo es mucho menor. En un día pasan cinco personas o puede ser que no pase ninguna”, señaló Álvarez sobre los inicios del programa en 2019, cuando se registró un pico de éxodo migratorio venezolano.
El programa Vía Esperanza incluye iniciativas como el Proyecto María, que proporciona manillas de identificación a niños menores de 10 años para asegurar su seguridad en caso de perderse, y el Rincón de Lectura V.I.A.L., un espacio donde se promueve la alfabetización y la integración familiar. Por otro lado, el proyecto Gotas de Esperanza ha introducido sistemas innovadores para la captación y potabilización del agua, beneficiando a las poblaciones más vulnerables.