El año 2023 fue uno de los mejores para el sector palmicultor colombiano en materia de sostenibilidad ambiental. Así lo confirmó la Federación Nacional de Cultivadores de Palma de Aceite (Fedepalma) en su último informe. Los avances alcanzados en la última vigencia ratifican a Colombia como un país confiable y sostenible en la producción de aceite de palma.

Los resultados, presentados durante el 52 Congreso de Fedepalma, demostraron un progreso notable en la certificación APSColombia (Aceite de Palma Sostenible de Colombia). Según el informe, el año pasado, 185 productores alcanzaron esta certificación, de los cuales el 74 % corresponde a productores de pequeña escala y el 32 % a mujeres.

Esto representa 47 mil hectáreas de palma de aceite y aproximadamente el 10 % de la producción nacional certificada en APSColombia en poco más de un año de implementación de la iniciativa.

Asimismo, la organización gremial destacó que más del 60 % de los productores colombianos de palma de aceite ahora cuenta con la medición del Índice de Sostenibilidad (IDS). De estos, el 68 % son productores de pequeña escala, y el nivel de adopción de prácticas sostenibles (económicas, ambientales y sociales) superó el 50 %.

El 99 % de los cultivos de palma de aceite están libres de deforestación. | Foto: Cortesía Fedepalma

Según Nicolás Pérez Marulanda, presidente de Fedepalma, estos resultados responden al compromiso del sector con la producción de aceite de palma sostenible.

“En 2023, el 30 % de la producción y el área nacional fueron certificadas bajo estándares de sostenibilidad como el Certified Sustainable Palm Oil (RSPO), el International Sustainability and Carbon Certification (ISCC) y la certificación sectorial APSColombia. Este logro corresponde a 214 productores a nivel nacional con estas certificaciones”, aseguró.

Pérez también resaltó que se está integrando a todos los productores del sector, incluyendo a los palmicultores de pequeña escala, a través de la iniciativa APSColombia, brindándoles acompañamiento técnico y apoyo económico para garantizar su acceso a mercados y fortalecer la imagen sostenible del sector a largo plazo.

¿Y la deforestación?

Una de las grandes preocupaciones sobre el impacto ambiental del cultivo de palma de aceite es la deforestación. El año pasado, el Parlamento de la Unión Europea aprobó una ley que busca frenar este fenómeno, prohibiendo las importaciones de aceite de palma y una serie de derivados que estén relacionados o hayan sido obtenidos de bosques deforestados.

Considerando que Colombia es el cuarto productor de palma en el mundo después de Indonesia, Malasia y Tailandia, la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) de Holanda y la organización Aid Environment realizaron una investigación sobre la cadena de producción del aceite de palma en Colombia y analizaron algunos casos de empresas productoras y comercializadoras de palma aceitera.

De acuerdo con el estudio, entre los años 2021 y 2022, 23.311 hectáreas resultaron quemadas en zonas cercanas a seis empresas productoras que hicieron parte de la investigación.

Además, la deforestación en los territorios que rodean las instalaciones de estas compañías alcanzó las 3.807 hectáreas entre 2011 y 2022.

“El aceite de palma es uno de los cultivos relacionados con ciertos cambios de uso de suelo, así como con algunas irregularidades e ilegalidades, pero no teníamos la imagen completa, por eso queríamos investigar cuál es el nivel de deforestación que se puede encontrar en la cadena de suministro del aceite de palma. Un dato importante es que la deforestación y las quemas no han cesado desde el 2020, aunque la pérdida de bosque desde esa fecha no se ha dado a gran escala”, explicó Sanders van Andel, experto en Conservación de la Naturaleza para la UICN y coautor del estudio.

Sin embargo, en el último año, Colombia reportó avances en la estrategia nacional de cero deforestación. Según Fedepalma, el sector palmero colombiano es el primero del sector agro en el país en implementar un sistema de monitoreo satelital de deforestación en tiempo real, en alianza con Satelligence.

Este monitoreo abarca más de 18,5 millones de hectáreas y la línea base de deforestación para el periodo 2011-2023 mostró que el 99 % del área cultivada con palma de aceite en Colombia está libre de deforestación.

Cultivo de aceite de Palma en Norte de Santander. | Foto: JuanPablo - stock.adobe.com

Carbono neutralidad

El informe de sostenibilidad del sector palmero en 2023 también destacó los avances hacia la carbono neutralidad mediante la adopción de las mejores prácticas sostenibles bajas en carbono (MPBC).

Estas prácticas han logrado reducir la huella de carbono en un 27 %, gracias a acciones como el uso de coberturas leguminosas, vegetación acompañante en el cultivo, disposición de la biomasa y fertilizantes de liberación prolongada.

Estos resultados se alcanzaron en el marco del proyecto Biocarbono Orinoquia, una iniciativa del Fondo de Paisajes Forestales Sostenibles financiada por el Banco Mundial, orientada a mejorar la planificación y producción agropecuaria sostenible y reducir las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI).

Estos esfuerzos por incluir prácticas cada vez más sostenibles alrededor del cultivo de palma han ayudado a reducir el estigma en términos de impacto ambiental con respecto a esta actividad productiva.

De acuerdo con Manuel Alejandro Mayorga, doctor en Ingeniería Química de la Universidad Nacional e investigador en la obtención de biodiésel menos contaminante, el cultivo de palma de aceite puede tener una favorabilidad ambiental en comparación con productos sustitutos.

“Por un lado, es el de mayor producción de aceite vegetal por hectárea, lo cual reduce la demanda de tierra para la producción de aceites comestibles o biocombustibles. Además es uno de los cultivos de oleaginosas con características más favorables a la biodiversidad. Y desde una óptica socioeconómica, ha demostrado ser una alternativa importante de ingresos”, advirtió.

Aporte social

En el ámbito social, el sector palmicultor colombiano ha generado 197.000 empleos, de los cuales más del 82 % son formales. El 63 % de los trabajadores tiene contratos a un año, con un salario promedio de 1.5 salarios mínimos legales vigentes.

Asimismo, el sector ha promovido la formalización laboral y la promoción de entornos seguros a través del programa Plan Padrino, el cual acompaña a los palmicultores en la formalización laboral de sus trabajadores y en la implementación de sistemas de gestión de seguridad y salud en el trabajo.

En 2023, se formalizaron 547 trabajadores, de los cuales el 37 % son mujeres cabeza de familia. Además, se vincularon 76 unidades productivas (80 % de pequeña escala) y 18 núcleos/asociaciones palmeras a nivel nacional.

Por último, el presidente de Fedepalma destacó que, gracias a estos avances, se logró una palmicultura más eficiente y sostenible, que no solo generó rentabilidad para los productores, sino que mejoró la calidad de vida de las comunidades palmeras.