La ciudad materializa nuestra naturaleza como seres sociales. En toda manifestación de urbe, se concreta la calidad de nuestro encuentro como sociedad. La ONU señala que 55 por ciento de la población mundial vive en áreas urbanas, una cifra con tendencia al crecimiento. Las dinámicas de estos centros de desarrollo, su capacidad de intercambio cultural y económico, concentración de población, producción industrial, consumo de energía y recursos naturales, la imparable generación de contaminación y el reto de la equidad ponen a las ciudades y a sus líderes en el centro de interés.

En Colombia, el 80 por ciento de la población habita en las ciudades y este porcentaje llegará a cerca del 90 por ciento en 2050, por eso la importancia de pensar las ciudades del futuro. Desde Findeter, como banca de desarrollo territorial, el compromiso se materializa a través de dos programas: Ciudades sostenibles y competitivas y Ciudades emblemáticas. Desde el año 2013 hemos acompañado a casi 60 entidades territoriales a construir instrumentos de planificación estratégica de largo plazo, que contienen una visión conjunta, y hemos identificado los retos asociados a esa FOTO: GETTY IMAGES construcción colectiva. Estos programas recogen el potencial del sistema urbano colombiano y fueron construidos con el apoyo del BID e incorporan metodologías efectivas probadas en otros lugares del mundo.

Uno de los grandes desafíos es el de mitigar los efectos del cambio climático. | Foto: Cortesía Alcaldía de Medellín

Ciudades sostenibles y competitivas está enfocado en municipios que tengan una población mayor a 200.000 habitantes, un aparato productivo robusto y que requieren generar una agenda para la sostenibilidad, lo cual va asociado a un mapeo de proyectos estratégicos de largo aliento. Por su parte, Ciudades emblemáticas busca generar una herramienta de gestión alternativa para los municipios con una población menor a los 200.000 habitantes, enfocada en el cierre de brechas de desigualdad y alistamiento del territorio hacia un desarrollo sostenible en un horizonte de largo plazo.

Lo más destacado de estos procesos de planificación es que no se trata de un proyecto político, sino de una construcción conjunta que visualiza lo que se espera de las ciudades en donde la gente quiere vivir. Son una herramienta que posibilita la continuidad de las políticas públicas y el enfoque de acuerdo con las potencialidades de los territorios.

Muchos son los retos en la tarea de planificación, pero podríamos destacar los siguientes. El primero, asociado a concertar un crecimiento adecuado de la huella urbana, un acertado uso del suelo y una alta calidad de la ciudad construida. Para esto es vital pensar en un modelo de ciudad compacta, en el que los usos del suelo se encuentren definidos, sean respetados y mezclados adecuadamente.

El segundo reto consiste en articular este crecimiento a la reducción y mitigación de los efectos del cambio climático. En términos de reducción, las ciudades deben ser capaces de realizar una transición energética ajustada a sus presupuestos y con metas claras, sin afectar el ingreso de sus ciudadanos. Este proceso debe verse reflejado en sistemas de transporte multimodales y eficientes o en la construcción de edificios inteligentes. Adicionalmente, se orienta a trabajar en la generación de una mejor conciencia ambiental para incrementar la efectividad en la disposición de residuos y en la creación de economías circulares sostenibles.

Ciudades sostenibles y competitivas está enfocado en municipios que tengan una población mayor a 200.000 habitantes. | Foto: Cortesía Alcaldía de Medellín

En este sentido, se requiere además de recursos económicos, acciones asociadas a modificaciones en las normas, a concientización de las comunidades que se encuentran ubicadas en zonas de alto riesgo, y la generación de instrumentos de planificación para lograr en el mediano plazo la reducción de la vulnerabilidad. Requisitos básicos para que las ciudades trasciendan adecuadamente, pero no se concretarán si no se entienden como el norte del desarrollo y de las oportunidades para sus habitantes. El tercero se refiere a la capacidad para generar empleos de calidad y una estructura económica robusta que asegure una distribución de ingresos, que se traduzca en bienestar general. Por último, está el reto de fortalecer la capacidad técnica y fiscal de las administraciones locales.

Sin embargo, el gran desafío que antecede cualquier otro en materia de urbanismo, es la conciencia social. Debemos concentrarnos en sensibilizar y comprometer a la ciudadanía en torno al valor de lo público, permitiendo definir políticas de planificación ejecutadas en el largo plazo que aporten a la disminución de brechas sociales y puedan apostarle a un futuro con mejor calidad de vida y más sostenible para todos.

* Presidenta de Findeter

Lea también: Pereira se reactiva con un ambicioso plan de 17 proyectos estratégicos

Lea además: La recuperación histórica de Tunja, hoy la tercera ciudad más competitiva de Colombia