En la vereda El Olleto, a dos horas en carro del municipio de Necoclí, Antioquia, se encuentra el Colegio Mi Patria. Muchos de sus estudiantes deben caminar entre 60 y 90 minutos todos los días para asistir a clase. Es una casa con cuatro columnas, techo de paja y un área bastante reducida en la que resulta difícil mantener las medidas de bioseguridad. Cerca hay un pequeño local en el que se presta el servicio de internet. La hora cuesta 1.000 pesos. Un costo que hizo imposible que los estudiantes se conectaran para asistir a clases durante los meses de confinamiento por la pandemia.
Los profesores decidieron armar guías y hacerlas llegar a sus alumnos con ayuda de líderes comunitarios, familiares y los mismos niños y jóvenes. Así terminaron el año escolar y a partir de 2021 poco a poco comenzó el regreso a la presencialidad. Vicky Montoya Pacheco, docente de ciencias naturales, asegura que haber vuelto “ha sido lo mejor que ha podido suceder en la comunidad y creo que en todas las comunidades educativas de las zonas rurales. De alguna forma, los docentes podemos garantizar avances en el aprendizaje, algo que no pudimos hacer el año pasado. Es muy significativo ver el compromiso de los estudiantes. Pese a las limitaciones y dificultades económicas, hacen todos los esfuerzos para estar en el colegio muy puntuales”.
Universidades como la Cooperativa de Colombia implementaron desde el segundo semestre de 2020 la modalidad combinada, es decir, espacios sincrónicos con clases presenciales que requieren de reserva previa de los estudiantes, y asistencia virtual a los espacios en los que los jóvenes pueden encontrarse, interactuar y preguntar. Esta metodología, de acuerdo con la rectora de la institución, Maritza Rondón Rangel, se empleó con el objetivo de generar confianza y ha permitido que el 90 por ciento de la comunidad regrese a la presencialidad.
Volver a las aulas ha obligado a los maestros a cambiar las dinámicas de sus clases de la mano de la tecnología. Jhon Jairo Fuentes Sánchez, docente de la Facultad de Ciencias Administrativas de la Universidad Cooperativa, sede Barrancabermeja, afirma que “este es un proceso de común acuerdo con los estudiantes. Hay quienes todavía tienen miedo de regresar, por eso, no podemos chocar con ellos. Veníamos acostumbrados a una virtualidad, volver a la presencialidad es encontrarse con nuevos retos, por ejemplo, captar la atención de los alumnos y hacer las clases más proactivas”.
Jhon Gutiérrez, estudiante de grado 11 del Colegio Ciudadela Sucre, en Soacha, reconoce que el regreso a la presencialidad le permitió comprender mejor las clases. “En tres semanas de clases presenciales adelanté varios trabajos y no me dejé atrasar tanto, pude entender mucho mejor los temas”.
ALIANZA EDUCATIVA
En octubre se cumplieron 20 años de la Alianza Educativa, una organización que administra 11 colegios públicos de Bogotá y tiene como lema ‘Que todos los estudiantes aprendan’. Después de más de un año largo de confinamiento lograron que la mayoría de estudiantes retomaran la presencialidad.
Uno de los casos exitosos es La Giralda, una institución que está ubicada en el barrio Las Cruces de Bogotá y hoy cuenta con más de 1.367 estudiantes, de los cuales 1.311 ya regresaron a los salones de clase. Serafín Ordóñez, rector de La Giralda, menciona que uno de los retos más grandes que se han presentado ha sido volver a las actividades culturales y deportivas. Aunque hasta ahora se están retomando, los estudiantes han respondido de una manera positiva. Ordóñez también comenta que para él ha sido sorpresiva la reacción de los niños más pequeños del colegio, ya que no conocían las instalaciones ni a sus compañeros. Durante el periodo de alternancia, y ahora de presencialidad, el colegio reportó cero casos de contagio.
El Colegio Las Margaritas, ubicado en la localidad de Kennedy, al sur de Bogotá, también pertenece a la Alianza Educativa, y fue uno de los primeros s en regresar a la presencialidad. Hoy, el 98 por ciento de sus estudiantes ha retornado a las aulas de manera ciento por ciento presencial. Su rectora, Mireya Triana, celebra este logro: “Tener a nuestros estudiantes de vuelta es sumamente enriquecedor. Los niños necesitan compartir con sus compañeros y profesores, además de tener sus espacios recreativos”.
La institución educativa de Las Margaritas cuenta con 523 estudiantes, de los cuáles el 40 por ciento ya se encuentra con el esquema de vacunación completo contra el covid-19. En noviembre habrá una jornada de vacunación con la que se espera vacunar a los niños entre 3 y 11 años y de esta forma facilitar que todos los estudiantes regresen nuevamente a las aulas.
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