Las solicitudes globales de derechos de propiedad intelectual (patentes) se mantuvieron firmes durante el covid-19 y tomaron impulso en 2021. En ese año, las solicitudes ascendieron a 3,4 millones, según el más reciente informe de la Organización Mundial de Propiedad Intelectual (OMPI). La industria farmacéutica participó del 2,9 por ciento del total de solicitudes de patentes en los cinco continentes, ubicándose en el puesto 13 entre 36 sectores. De hecho, entre 2010 y 2020 registró un crecimiento anual del 2,7 por ciento, según el organismo internacional.
En Colombia es líder en solicitudes de patentes para personas no residentes (empresas extranjeras). Según la Superintendencia de Industria y Comercio, la categoría de productos farmacéuticos responde por el 24,8 por ciento del total de solicitudes (426). A este se suma biotecnología, otro subsector ligado a la industria farmacéutica, con una representación del 13 por ciento y 223 solicitudes.
Silvia Patiño, country manager para Colombia de ClarkeModet, una multinacional especializada en propiedad industrial e intelectual, explicó que “esto contrasta con la tendencia mundial, en la que se observa que la mayoría de solicitudes de patentes se relacionan con el campo de la tecnología informática y los componentes, y otros productos electrónicos”.
Pero lo cierto es que en Colombia patentar le da a la industria farmacéutica “una ventaja competitiva al momento de comercializar sus productos en el territorio nacional”. Las cifras oficiales también muestran que las personas residentes son menos propensas a proteger sus invenciones. En efecto, productos farmacéuticos y de biotecnología registran apenas cinco solicitudes cada uno, y una participación del 2 por ciento.
Álvaro Zerda, profesor de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad Nacional, advirtió “que hay una distancia bastante grande entre la innovación y el patentamiento de las empresas extranjeras en relación con las nacionales. La investigación que se hace en el país no es de gran magnitud”. El académico añadió que, si bien existe el capital humano, las farmacéuticas nacionales no cuentan con la infraestructura y el respaldo financiero para impulsar dichas dinámicas.
Juan Pablo Concha, socio del grupo de práctica de Propiedad Intelectual de Baker McKenzie, calificó el trámite de patentar en este sector como “complejo”. Puede durar entre dos y tres años y tener un costo de entre 10 y 20 millones de pesos. Aun así, valoró los avances en este proceso. “En los últimos años, Colombia ha invertido mucho en mejorar la calidad de los examinadores de patentes, y hoy hay un conocimiento altísimo en este tipo de desarrollos médicos. Son muy serios y profesionales en el estudio de las peticiones de patentes”, explicó.
Los expertos coincidieron en que para superar esos bajos indicadores es clave focalizar los esfuerzos en infraestructura y destinar recursos que permitan fortalecer las áreas de investigación.
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