¿Qué enseñanzas le dejó a la industria la pandemia?

MARÍA CLARA ESCOBAR: Fue evidente que la humanidad centró su atención en la capacidad de la ciencia farmacéutica de poder responder a la contundente necesidad de enfrentar una pandemia con consecuencias mortales. Una de las grandes enseñanzas que dejó es que, para poder lograr esa respuesta, tanto en terapias de tratamiento como especialmente en vacunación, se requería contar con una capacidad científica en recurso humano y tecnología, que afortunadamente se tenía. Para el momento de la pandemia se contó con una capacidad de innovación fundamentada en distintos aspectos, dentro de los que se destacan la disposición de recursos para investigación, los centros de formación de científicos y la propiedad intelectual. La pandemia demostró que las agencias regulatorias de los países deben y pueden desempeñar un rol efectivo en el acceso oportuno de productos innovadores y seguros de manera inmediata para las poblaciones.

Hoy se habla de un sector más competitivo…

M.C.E.: Más allá de ser más competitiva, lo relevante es que la industria mostró que ya era un sector con muchos actores, estimulados de manera permanente a desarrollar innovación. Lo especial fue que se produjo una colaboración para aprovechar la capacidad instalada, en este caso, de producción de vacunas. Hubo farmacéuticas desarrolladoras de vacunas que, teniendo su proceso de investigación de una vacuna en marcha, dedicaron sus plantas a la producción de los millones de dosis que la humanidad requería con urgencia, a producir la vacuna que otra farmacéutica había logrado desarrollar.

¿Cuáles siguen siendo los desafíos?

M.C.E.: El desafío principal es mantener la vocación de innovación que hoy caracteriza a la industria farmacéutica, en lo cual es muy importante la eficiencia para garantizar que el esfuerzo en inversión de recursos produzca resultados positivos. Nuestro principal desafío es trabajar para que los ciudadanos en todo el territorio tengan la mejor salud posible. Eso lo entendemos como un proceso que comienza con promoción y prevención, diagnósticos oportunos y, claro, acceso a los tratamientos de la mayor calidad y sin interrupciones.

¿Cómo ve la reforma al sistema de salud?

M.C.E.: Estoy convencida de que el debate siempre aporta. Creo que la actual arquitectura del sistema permite que muchas cosas funcionen articuladamente para responder a las necesidades de los pacientes. Por eso, los cambios que se lleguen a producir deben garantizar la prestación de servicios y la ruta efectiva del medicamento a manos de quienes lo necesiten, especialmente los que padecen de enfermedades complejas. Recientemente, el Gobierno propuso una actualización a la circular 03 de 2013 de regulación de medicamentos que es importante y la respetamos, pero debe realizarse con el objetivo de beneficiar a los pacientes, propender por garantizar el acceso a las tecnologías de salud, mejorar la salud pública y fortalecer la sostenibilidad financiera del sector salud. Por eso, nuestra solicitud es que el Gobierno nacional tenga un espacio abierto de diálogo e interacción con un cronograma acotado, que nos permita tener un ajuste constructivo.

¿Cómo está Colombia en inversión en tecnología?

M.C.E.: El país tiene un espacio ganado muy amplio con la posibilidad de evolucionar. Es relevante impulsar que las universidades, en conjunto con la industria farmacéutica, avancen en su capacidad de aportar al proceso de innovación. Incluir además del cuerpo médico a los pacientes, sus cuidadores y sus familias. Hay que fomentar las alianzas colaborativas. Se debe, sin embargo, contar con mayores recursos. Hay grupos de investigación, equipos en hospitales e industria farmacéutica que pueden hacer que así ocurra.

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