Poco parecen tener en común los 14 cañonazos bailables que han sonado por décadas en las fiestas decembrinas, con el dembow característico del reguetón, presencia sonora ineludible desde hace más de 20 años. Poco en común, excepto el hecho de que han sido alimentados por el mismo cordón umbilical en Medellín, epicentro de la producción musical colombiana.

Hubo una época, entre los años setenta y noventa, en la que los artistas emergentes colombianos llegaban hasta la ciudad para grabar en alguna de las disqueras nacionales: Codiscos o Discos Fuentes. Allí se encontraban los profesionales, los equipos y la experiencia para grabar en estudio. Había un esplendor para la industria musical, del que se beneficiaron nombres como Joe Arroyo, Los Diablitos, Niche, Maelo Ruíz, Aterciopelados y Ekhymosis, entre muchos otros.

Pero al ritmo en el que se internacionalizaron los artistas y creció su relevancia en el mercado global, la aparición de internet y dispositivos tecnológicos más accesibles permitieron que grabar y compartir música fuera mucho más sencillo para los nuevos talentos. “Se democratizó el acceso a la producción musical”, concluyeron Lalo Arango, director de Volta, y Jorge Ceballos, de El Pez, estudios independientes de Medellín.

Esto fue positivo para la industria e impulsó a muchos artistas, sin embargo, marcó el declive para las grandes disqueras. Adicionalmente, algunos artistas comenzaron a viajar a Miami para grabar sus producciones y, de paso, contactar con agentes internacionales. Esa mezcla de factores le quitó a Medellín el protagonismo en el segmento musical, por un tiempo.

En Medellín se vive un resurgimiento con la formalización académica para los productores. | Foto: lelo

Un nuevo milenio

Hoy se vive un resurgimiento con la formalización académica para los productores. “Antes los mismos músicos experimentaban con sonidos y mezclas en el estudio, hoy existen profesionales que orientan, asesoran y ayudan al artista a materializar el sonido que están soñando para su obra. En Medellín hay facultades de ingeniería y tecnología de sonido, de allí egresan profesionales que incluso están saliendo de gira con artistas grandes”, dijo Arango.

Ceballos añadió que se están visibilizando los esfuerzos por hacer música en la ciudad. “El combo de la música urbana es enorme y trasciende, pero también hay una escena underground que se está pegando de esas iniciativas y realizando eventos que visibilizan el trabajo de los artistas. El folclor está tomando mucha fuerza con proyectos como Puerto Candelaria o bandas de indie. Yo creo que la producción musical de la ciudad nunca desapareció, sino que hoy es una industria más sólida y tiene un modelo de negocio”.

Las disqueras, por su parte, están valiéndose estratégicamente de la nostalgia para mantener su vigencia con un diferencial clave: el vinilo. Discos Fuentes anunció hace poco la edición número 64 de sus 14 cañonazos bailables, disponibles en vinilo, una alternativa que apela a la tendencia de recuperar este formato.

Un acorde fundamental

Si la industria musical en Medellín se está amplificando es también porque en ella han creído actores como la administración municipal, Spotify y Comfama, con iniciativas que fomentan el desarrollo de nuevos proyectos, artistas y creadores.

En 2022 se creó Casa Spotify Medallo, un espacio orientado a brindar a los profesionales del audio las herramientas y los recursos educativos necesarios para desarrollar sus carreras. Es una oportunidad de aprendizaje, intercambio de ideas, networking y proyección para artistas locales. El programa incluye temas como herramientas para aprovechar al máximo Spotify y los conceptos básicos de diferentes aspectos de la industria, desde los derechos de publicación hasta las giras y el marketing.

La caja de compensación Comfama lanzó la estrategia Elpauer, una plataforma con todo lo que necesita un artista para activar su proyecto creativo: producción fonográfica, estudios profesionales, formación especializada, promoción de giras, gestión de regalías y muchos servicios más, orientados a que el o la artista pueda aprender a vivir de lo que ama.

Además, la Alcaldía de Medellín cerró hace unas semanas su segunda convocatoria Medellín Music Lab, una iniciativa que busca descubrir y promover el talento emergente en la ciudad, ofreciendo oportunidades de formación, visibilización y desarrollo profesional a intérpretes, productores y compositores.