“La música del Pacífico, además de salvar vidas, ha transformado a Buenaventura”, aseguró Gustavo Manuel Angulo, percusionista e intérprete del cununo, un instrumento de percusión que, al igual que la marimba, el bombo y el guasá, es fabricado e interpretado por jóvenes de la Fundación Escuela Taller de Buenaventura.
Esta fundación forma parte del Programa Nacional de escuelas taller liderado por el Ministerio de Cultura. Son 16 escuelas a nivel nacional que salvaguardan los oficios y saberes tradicionales de los territorios donde se encuentran asentadas.
Según Marcela Angulo, directora de la Fundación Escuela Taller de Buenaventura, en la institución preservan los oficios y saberes, brindando una formación enfocada en gastronomía tradicional del Pacífico, carpintería con énfasis en construcción de instrumentos musicales y educación relacionada con la danza, la oralidad y la medicina tradicional.
La elaboración de instrumentos y la formación de lutieres, jóvenes que aprenden el oficio de fabricarlos, ha ido desapareciendo. Jefferson Cuama, maestro de construcción de instrumentos de la escuela taller, advirtió que “si no hay alguien que haga instrumentos, la música deja de existir”.
Además de promover la identidad cultural y el orgullo local, estos espacios generan oportunidades de empleo y desarrollo económico para los jóvenes.
La Escuela Taller lleva 12 años beneficiando de forma gratuita a jóvenes entre 16 y 28 años. “Ellos no pagan nada e incluso reciben estímulos durante su proceso de formación”, aseguró Angulo.
Iniciativas como estas son vitales en este territorio en el que muchos jóvenes no encuentran otra salida que delinquir. Según el Consejo Ciudadano para la Seguridad Pública y la Justicia Penal AC (CCSPJP), Buenaventura fue en 2023 la ciudad más peligrosa del país, con una tasa de 51 homicidios por cada 100.000 habitantes.
El poder de la música y la danza se han visto reflejados tanto en la escuela como en los barrios de la región, convirtiéndose en una iniciativa poderosa para sacar a los jóvenes de la zona del conflicto armado. “La música del Pacífico transporta y lleva a los jóvenes a no pensar en delincuencia; muchos de ellos se han salvado porque les gusta más el instrumento que las armas”, advirtió Angulo.
“Cuando yo toco la marimba me transporto a un lugar de paz”, reconoció Luis Torres, quien al igual que Manuel Angulo, hace parte de la agrupación Palmeras del Pacífico. Esta banda, que lleva 18 años en el territorio, ha sido testigo de la importancia de la música para los jóvenes.
Artes, sones y sazones
Alrededor de estos oficios se ha creado la ruta turística “Artes, sones y sazones”. Esta experiencia les permite a los turistas conocer cada uno de los oficios que se desarrollan en la escuela: “Hay turistas que llegan a Buenaventura y no solo quieren estar en la playa o ir a los ríos; llegan en busca de turismo histórico y cultural”, mencionó Angulo.
En la primera etapa de la ruta, los turistas visitan el edificio patrimonial donde se encuentra ubicada la escuela y conocen la historia del centro de la ciudad. En la estación de ‘Sazón’, maestros de cocina preparan un plato en vivo y los visitantes pueden degustar e incluso participar de su elaboración. Luego, en un jardín, una maestra de medicina tradicional explica algunos procesos de la elaboración de medicina con plantas y de bebidas tradicionales a base de biche.
En la etapa del ‘Son’, un maestro explica cada uno de los elementos que integran los instrumentos musicales del Pacífico. La ruta finaliza con la visita a una tienda artesanal donde los turistas pueden ver artesanías de madera, elaboradas por egresados de la institución o por artesanos de la zona.