Con la llegada de la pandemia los teatros tuvieron que cerrar sus puertas. Se estima que las salas de teatro colombianas dejaron de percibir 1.500 millones de pesos durante la emergencia sanitaria. Sin embargo, poco se ha hablado sobre las compañías teatrales que no cuentan con instalaciones propias y que son un eslabón creativo importante en el sector.
Ese es el caso de Balam Quitzé Teatro y Don Mirócletes Teatro, dos agrupaciones antioqueñas que se transformaron en medio de la crisis económica y aprovecharon el tiempo para desarrollar historias e ideas novedosas.
Luis Alberto Chica, fundador y director general de la compañía Balam Quitzé Teatro, asegura que con la escritura, dirección y actuación de Ríos de Sangre, una obra que plantea en escena la pregunta sobre el conflicto armado y la violencia en Colombia, trabajan para posicionar el teatro de denuncia social en Medellín y en todo el país. La obra se centra en la violencia a orillas de los ríos Magdalena y Cauca. Aunque es la materialización de una idea que nació hace más de una década, esperan que la temática sea atractiva para el público paisa: “Somos un grupo sin sala, pero con la solidaridad del gremio creemos que al pasar este tercer pico de la pandemia la gente continúe asistiendo y muestre su acogida a la reapertura de teatros”.
Por otro lado, Andrés Usma, director de Don Mirócletes Teatro, una compañía sin sala que se ha dado a conocer entre los amantes del teatro en la ciudad, afirma que el cierre de estos espacios no detuvo sus ideas. Tuvieron uno de los años de mayor proyección y adelantaron distintos proyectos que tenían en el tintero. El Venado Ladrón, la primera obra de radio teatro que produjeron en la compañía, les dio la oportunidad de experimentar y jugar con una puesta escena distinta. “Esto va ligado a nuestra línea de teatro sensorial, donde buscamos atraer a otros públicos e incluir nuevas experiencias para los asistentes”.
Ante estas nuevas propuestas, el Teatro La Fanfarria, una espacio cultural con más de 50 años de historia, declarado Patrimonio Cultural de Medellín en 2013, trabaja en su reactivación con aforo limitado y con una cartelera integrada por las propuestas de compañías que no tienen dónde exponerlas. Martha Naranjo, encargada de comunicaciones de este teatro, explica que a través de transmisiones en vivo se conectaron con el público. “La gente se ha mostrado muy receptiva de volver al trabajo, de sentir y ver las expresiones artísticas. Somos un teatro que acoge a otros compañeros, a compañías que no tienen sala pero que pueden presentar sus funciones aquí”, expresa.
El sector del teatro de Medellín tiene la esperanza puesta en la reapertura de las salas en el segundo semestre de este año y sus representantes hacen un llamado a la ciudadanía para que apoye las iniciativas artísticas.
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