La lucha contra el calentamiento global es una tarea que nos corresponde a todos y que nos invita a actuar con rapidez, pues cada año la atmósfera recibe 30 gigatoneladas de dióxido de carbono, uno de los gases de efecto invernadero de mayor impacto. Además, se estima que para 2050 la temperatura global aumente hasta 3,7 grados centígrados y el nivel del mar suba aproximadamente 30 centímetros. De seguir con esta tendencia es probable que para 2100 una parte de la humanidad desaparezca.
Buscando contribuir a mitigar estos fenómenos ambientales, Grupo ISA, dedicado a los negocios de Energía Eléctrica, Vías, Telecomunicaciones y TIC, con presencia en seis países de América Latina, lanzó Conexión Jaguar, un programa de sostenibilidad de gran impacto ambiental y social en los territorios donde hace presencia.
El propósito es reducir la emisión de gases de efecto invernadero a través del apoyo económico y técnico a programas forestales; conservar la biodiversidad y la conectividad ecológica a través del Corredor Jaguar -en el caso de Chile, del puma-, especies que mantienen el equilibrio de los ecosistemas; y mejorar las condiciones de vida de las comunidades rurales de las zonas de influencia de los proyectos forestales.
Para lograrlo, ISA, por medio de Conexión Jaguar, ha unido esfuerzos con dos aliados técnicos: South Pole y Panthera. Juntos han puesto su conocimiento y recursos al servicio de comunidades y empresas que buscan hacer de los territorios donde viven y operan espacios de recuperación agroforestal sostenibles y rentables.
“Con este programa nos ocupamos de crear valor sostenible promoviendo iniciativas que generen un impacto ambiental y social positivo, mediante la gestión de nuestra Estrategia ISA2030, al mismo tiempo que establecemos relaciones de confianza con las comunidades en nuestras zonas de influencia. Además, como empresa, tenemos una clara voluntad de operar nuestros negocios en un marco de desarrollo ambientalmente sostenible y contribuir de una manera decidida a cumplir las metas globales de la agenda 2030 como el Acuerdo de París, el Convenio sobre la Biodiversidad Biológica y los Objetivos de Desarrollo Sostenible”, afirma María Adelaida Correa, directora Corporativa de Sostenibilidad de ISA.
Conexión Jaguar se encarga de que los proyectos forestales que apoya puedan emitir bonos de carbono certificados, que son comercializados y adquiridos por personas y empresas -incluyendo ISA- para compensar sus emisiones de gases de efecto invernadero. Las utilidades contribuyen a que los proyectos sean rentables, se sigan generando iniciativas que impacten positivamente el ambiente y las comunidades encuentren una actividad productiva y sostenible.
Cuidar los bosques, que son los grandes depósitos de carbono, también ayuda a proteger los ecosistemas y el hábitat de diferentes especies como el jaguar, que se encuentra en la lista roja de especies amenazadas de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza. Sus principales amenazas son la pérdida y fragmentación de su hábitat -se calcula que es cerca del 40 por ciento del área donde ha vivido históricamente-, y la caza. De hecho, en países como Uruguay y El Salvador ya está extinto.
Transformación rural
El programa comenzó en 2017 y hoy apoya a siete proyectos que suman un potencial de reducción de emisiones de 6 millones de toneladas de CO2 equivalente. Además, más de 300 familias de las comunidades donde se desarrollan los proyectos se han visto beneficiadas.
Para el año 2030, el programa se ha trazado la meta de apoyar a más de 20 iniciativas de conservación y restauración de bosques a lo largo del Corredor Jaguar en Latinoamérica, con los cuales se espera contribuir a la reducción de 9 millones de toneladas de CO2. A la fecha van 784.000 hectáreas protegidas, 167 especies de fauna registradas y un potencial de reducción de más de 6 millones de toneladas de CO2 entre los siete proyectos forestales apoyados en Colombia, Brasil y Perú. Además, de forma complementaria a la meta de 2030, el Grupo reducirá 2 millones más mediante acciones de ecoeficiencia, movilidad sostenible y el uso eficiente de recursos, como parte de su apuesta para ser carbono neutral en 2022.
En Colombia, Conexión Jaguar trabaja con sus aliados en cuatro proyectos de gran impacto. Uno de ellos se desarrolla en Tierralta, Córdoba, y consiste en la restauración de tierras degradadas en el Corredor Jaguar. Con apoyo del programa de ISA, lidera la siembra de especies nativas como la ceiba tolúa, un sistema agroforestal de cacao y la protección de nacimientos de agua en un área de 600 hectáreas.
Otro de los proyectos se desarrolla con el pueblo arhuaco de la Sierra Nevada de Santa Marta. Junto a la comunidad indígena se creó un portafolio de 17 iniciativas que responden a sus necesidades y se identificaron zonas para la preservación, restauración y ejecución de proyectos productivos en un área de 17.000 hectáreas. El objetivo ahora es crear un proyecto de emisión de bonos de carbono. Conexión Jaguar también trabaja con el pueblo kogi de la Sierra Nevada de Santa Marta en la preservación de los bosques, su fauna y flora.
Al sur de este territorio, en Cimitarra, Santander, se lleva a cabo otra de las iniciativas en alianza con la Compañía Colombiana de Cacao. Su gerente, Sergio Villa, recuerda que empezaron a conversar con ISA en 2017 sobre el proyecto. “Ha sido una experiencia fascinante. Inicialmente fue un reto convencer a nuestros accionistas y a la junta directiva de reservar un área de la finca no para sembrar sino para reforestar. Junto con Panthera instalamos unas cámaras trampa en el terreno y fue una gran sorpresa descubrir cinco especies en vía de extinción como el jaguar y el paujil pico azul. Eso nos permitió argumentar que valía la pena apostarle a la conservación”.
La compañía destinó 400 hectáreas a la reforestación y recuperación de tierras que habían sido degradadas por actividades ganaderas. El siguiente reto, explica Villa, fue trabajar con las comunidades de la zona para que también le apostaran al cuidado del medioambiente, especialmente del jaguar. “Nos encontramos con que la gente de la zona, cuando veía estos animales exóticos, los cazaba. Lo hacían por diversión, por contar la historia o por venganza cuando se les desaparecían gallinas o encontraban ganado muerto. El trabajo social ha sido muy importante”.
Hoy se generan en el lugar alrededor de 200 empleos formales y la comunidad desempeña un papel fundamental en las actividades de conservación que realiza la compañía junto a Conexión Jaguar. Adicionalmente desarrollaron un programa forestal que consiste en acompañar la especie principal que está sembrada, en este caso el cacao, con árboles de matarratón que proveen sombra a los cultivos y es una especie bondadosa para la recuperación de los suelos. También se incluyeron árboles de abarco que sirven como cortavientos y, a la vez, contribuyen a la reforestación. “En una sola hectárea tenemos 1.250 árboles de cacao, 1.200 de matarratón y 300 de abarco”, detalla Villa.
Este es solo uno de los ejemplos que demuestran el gran impacto ambiental y social que tienen este tipo de iniciativas. Por eso, ISA, a través de su programa Conexión Jaguar, planea seguir expandiendo su apoyo a otros rincones del continente para proteger su biodiversidad y estimular su desarrollo social.