A comienzos de los noventa, la industria empezó a vivir una transformación sin precedentes. El primer paso fue el revolcón que entonces tuvo para bien el sector portuario: el manejo de las terminales marítimas (por esos días en cabeza de Colpuertos) pasó a manos del sector privado. A partir de ese momento se allanó el camino para que el modelo de APP (de asociaciones público-privadas) se expandiera con éxito, además, a los modos carretero y aeroportuario.
Sin las concesiones, el fisco no habría tenido la capacidad suficiente para respaldar financieramente las obras que, por cuenta del modelo de APP, han cambiado para bien decenas de proyectos con atributos de talla mundial.
En materia de puertos, lo primero por tener en cuenta es que, de las 183 instalaciones adscritas a las sociedades portuarias colombianas, en la actualidad 105 pertenecen al régimen privado. Los puertos concesionados, en efecto, han demostrado tener la capacidad suficiente para enfrentar, con lujo de detalles, los desafíos derivados de la ampliación del Canal de Panamá y del advenimiento de nuevas tecnologías en el diseño de embarcaciones de gran calado.
En infraestructura aeroportuaria, seis concesiones están a cargo de la administración, modernización, operación, mantenimiento y en algunos casos, de la expansión de 16 aeropuertos a lo largo del país, dentro de los que se encuentran: El Dorado (Bogotá), merecedor de la distinción SKYTRAX como el mejor de Suramérica; Rafael Núñez (Cartagena), Alfonso Bonilla Aragón (Cali), José María Córdova (Rionegro), El Caraño (Quibdó), Camilo Daza (Cúcuta), entre otros.
Dentro de los logros más relevantes de la infraestructura aeroportuaria concesionada se encuentran: el mejoramiento de los niveles de servicio con la implementación de los diferentes subsistemas operativos y de procesamiento de pasajeros, de acuerdo con estándares internacionales, mayor seguridad operacional, mayores índices de conectividad, la modernización y el equipamiento aeroportuario para la prestación de un mejor servicio.
En lo que tiene que ver con el modo carretero, el inventario de las obras resultantes de las APP es elocuente. Por cuenta del modelo, ha sido posible intervenir más de 10.000 kilómetros de carreteras durante los últimos 27 años. Habría que sumar, además, los 1.100 puentes y viaductos, así como los más de 80 túneles de las mejores especificaciones ingenieriles, que hacen parte del conjunto de obras que en su totalidad conformarán las cuatro primeras generaciones de concesiones. Incluido el programa 5G, resaltan los 3.600 kilómetros de dobles calzadas, construidos y contratados bajo el esquema de concesiones viales.
Todos estos indicadores dan pie para recordar que las concesiones son un bien del Estado, de cada colombiano. En las concesiones el Estado mantiene la propiedad y el control sobre la infraestructura, la cual deberá ser revertida una vez finalizado el contrato. La tasa de cobro respectiva, financia y atiende, no solo la construcción de las obras, sino también su operación y mantenimiento. La banca multilateral, los inversionistas y los financiadores apostaron y confiaron ciegamente en este modelo.
Transparencia y ahorros en tiempos de viaje
Por espacio de tres décadas, han sido evidentes la claridad y la transparencia de los procesos licitatorios y la adjudicación de los respectivos contratos, en el trayecto sucesivo de cinco generaciones de concesiones.
Otra de las externalidades positivas que se esperan con la culminación de la etapa de construcción de las 29 vías 4G es el ahorro del 30 por ciento en los tiempos de viaje. Por último, la inversión pública y privada en infraestructura bajo el modelo de concesiones se acerca a los 100 billones de pesos, recursos que pueden representar una cuantía superior a los 120 billones de pesos, teniendo en cuenta los proyectos intermodales que se avecinan bajo el esquema APP, dentro del cual también se encuentra el programa 5G.
Es evidente: el modelo de concesión es un esquema de comprobado éxito no solo en Colombia: lo es en el mundo entero. Ejemplo de ello son el Reino Unido o, incluso, la China, un país que, pese a su afinidad con las doctrinas del comunismo, hoy por hoy es el que mayor número de concesiones tiene en el planeta. Pero para no ir tan lejos, en diversos países latinoamericanos como Chile, Brasil y México, las APP también han sido piedra angular de transformación.
*Presidente ejecutivo de la Cámara Colombiana de la Infraestructura.