Con el tamaño de un gato pequeño, ni siquiera un kilogramo de peso, secreciones en los ojos, diarrea y una malformación causada por mala alimentación, llegó al Centro de Atención y Valoración de Fauna Silvestre (CAV) del Área Metropolitana del Valle de Aburrá ubicado en el municipio de Barbosa, Antioquia, un puma que había sido trasladado ilegalmente desde el Putumayo hasta Medellín.

Andrés Gómez, líder de Fauna de la entidad, recuerda que según el reporte esta especie conocida como león de montaña o americano estaba en una cajas en las que se transporta chontaduro y en ellas había recorrido 900 kilómetros.

Siete meses duró su recuperación en el CAV, donde recibió tratamiento médico, alimentación especializada y valoración comportamental. Una vez terminó el periodo de lactancia fue aislado para evitar que se apegara a sus cuidadores y luego trasladado de regreso a Mocoa, cerca de su lugar de origen.

La historia de este puma ha servido para recordar la importancia de la protección y conservación de la fauna silvestre. | Foto: Cortesía Área Metropolitana del Valle de Aburrá.

El viaje lo hizo en la Unidad Móvil de Fauna Silvestre del Área Metropolitana del Valle de Aburrá, la cual fue dotada de manera especial para que el recorrido fuese lo más cómodo posible. Sus condiciones de salud eran muy distintas: pesaba 11 kilos, estaba sano y listo para cazar. Fue recibido por Corpoamazonía, entidad con la que a través del Sistema Nacional Ambiental, se estableció un convenio para que se encargará de su readaptación en su hábitat natural y la rehabilitación antes de su liberación, una etapa que puede demorar hasta dos años.

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Un caso ejemplar

La historia de este puma ha servido para recordar la importancia de la protección y conservación de la fauna silvestre, y la necesidad de reforzar el mensaje entre la ciudadanía de que la tenencia doméstica de este tipo de animales es ilegal.

Gómez advierte que las corporaciones autónomas regionales y las autoridades ambientales de los grandes centros urbanos, como es el caso del Área Metropolitana del Valle de Aburrá, trabajan alineadas con la estrategia nacional para la prevención, control y tratamiento del tráfico y la tenencia ilegal de fauna silvestre.

Desde 2002, el Valle de Aburrá cuenta con el CAV para gestionar las acciones de control y vigilancia, y la atención de aquellas especies que son víctimas de este delito que ingresan por entregas, incautaciones o rescates. Allí reciben valoración médica y son rehabilitadas para luego ser liberadas o reubicadas en sus hábitat naturales.

“La Subdirección Ambiental del de la entidad tiene el componente de control y vigilancia, en el que está dispuesta una estructura de comunicaciones mediante la cual las personas pueden, a través de una llamada telefónica o una queja interpuesta por el sitio web de la entidad, denunciar casos de los que se tenga conocimiento o anunciar la entrega voluntaria de una especie de fauna silvestre que esté en cautiverio o que sea objeto de maltrato”, señala Gómez.

El trabajo de control y vigilancia de la entidad se efectúa con apoyo de la Policía Ambiental y Ecológica, que inicia los procesos sancionatorios correspondientes contra los involucrados por el aprovechamiento y la tenencia ilegal de estas especies. Las sanciones pueden ser desde multas económicas hasta la cárcel.

Lastimosamente, precisa Gómez, casos con finales felices como el del puma que regresó a su hogar en el Putumayo no son frecuentes. Debido a las condiciones en las que llegan, no todos los animales se pueden rehabilitar y liberar. Muchos no sobreviven. Sin embargo, durante lo corrido de 2021 han llegado al CAV 7.400 especies de fauna silvestre y se estima que el año cierre con más de 9.000 especies de animales atendidos.

*Contenido en colaboración con Área Metropolitana Valle de Aburrá.

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